El Camp Nou, un termómetro para Bale
Superadas las molestias físicas, el futbolista galés pone a prueba su condición de estrella ante la pujanza del joven Rodrygo, debilidad de Zidane
Si Zinedine Zidane trata de quitarle hierro a los elementos extradeportivos que han obligado a que un clásico originalmente programado para el 26 de octubre se termine por celebrar este miércoles, 18 de diciembre, calificándolos como "ruido", uno de los jugadores de la plantilla del Real Madrid que mayor capacidad ha demostrado desde su llegada a Chamartín para ignorar todo tipo de ruidos es Gareth Bale. El galés, que tiene la patente de haber creado una especie de armadura capaz de convertir en traslucida toda crítica hacia su persona o juego, sin embargo, no mastica bien las ausencias en partidos de reconocida proyección internacional, como la que tienen siempre los enfrentamientos ante el Barcelona. Y a tenor las formaciones empleadas por ZZ en los últimos encuentros, en los que ha empleado con asiduidad a Rodrygo e incluso a Isco y a Vinicius, la presencia de Bale en el once titular del Madrid para este clásico no está para nada garantizada.
"Bale está con nosotros, está entrenando bien. Es un jugador importante, siempre lo ha demostrado. Mañana [por este miércoles] va a estar preparado como todos, no tengo ninguna duda", se limitó a decir Zidane en la rueda de prensa previa al encuentro. Atravesada su continuidad en el Madrid después de que la escapatoria china fracasase, han sido diversos los mensajes en forma de ausencias enviados por Zidane al galés desde el comienzo del curso. Los dos que más daño le generaron fueron la suplencia ante el PSG en el encuentro del Bernabéu (solo jugó los últimos 20 minutos), y la salida de la convocatoria del encuentro ante el Brujas, que bien pudieron ser el germen de las polémicas declaraciones del jugador con la selección de Gales, que culminaron con el famoso episodio de la bandera.
Aprovechándose de los últimos problemas físicos del jugador, de 30 años, Zidane ha apostado por el joven Rodrygo (18), titular en los tres últimos encuentros (Espanyol, Brujas y Valencia), y que podría debutar en un clásico, salvo que Zidane emplease de nuevo a Isco (titular en los dos últimos) por delante de una línea de cuatro centrocampistas en la que se juntarían Kroos, Casemiro, Valverde y Modric. De vuelta el brasileño tras su ausencia en Mestalla, confeccionar un centro del campo de presión intensa se antoja capital para las aspiraciones de un Madrid que suma casi dos meses sin conocer la derrota, y que podría desajustarse con la presencia de Bale en una de las bandas.
En sus siete temporadas como madridista, el galés ha disputado un total de 14 partidos ante el Barcelona (tres victorias, dos empates y nueve derrotas), en los que ha marcado solamente dos goles, el último durante la anterior visita al Camp Nou, y que no alteró el resultado (5-1). Mucho más atrás en el tiempo queda su recordada carrera ante Bartra en la final de la Copa del Rey de 2014, uno de los principales highlights que aparecen en cualquier colección de momentos estelares del galés. Desvanecido ya aquel recuerdo, el peso de Bale durante los últimos tres encuentros ante el Barcelona (los dos de semifinales de la pasada Copa y el último clásico del Bernabéu) ha sufrido una significativa devaluación deportiva. El galés no fue titular en ninguno de los enfrentamientos coperos, y fue sustituido a falta de media hora para el desenlace del encuentro en Madrid con el Barcelona dominando el marcador.
De buen humor en el último entrenamiento del equipo antes de volar a Barcelona, donde se le vio hacer bromas con Vinicius, Bale encara este miércoles la realidad de su situación en el Madrid con la certeza de que si su presencia no se antoja necesaria de inicio ante el Camp Nou el mensaje seguirá siendo el mismo, y de que aquella carrera cinco años atrás caducó hace tiempo. En definitiva, el Camp Nou será un termómetro para Bale.
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