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Seleccionador, con un par

‘Bravo’ es una divertida novela sobre un entrenador de fútbol carpetovetónico, un perfil caricaturesco y verosímil en el sugestivo entorno mediático y social español

Robert Álvarez

Un seleccionador anda suelto. No es Lopetegui, ni Fernando Hierro, ni Luis Enrique, ni Robert Moreno, pero algo tiene de cada uno de ellos y algo también que comparten los cuatro. Se llama Rafa Bravo, un tipo cuya azarosa y divertidísima biografía desvela un perfil caricaturesco y a la vez verosímil, muy empapado por el entorno mediático y social de ese país cuya metáfora insuperable es la de Mariano Rajoy desayunando mientras devora el Marca. Un vodevil, un lugar común para el 99% de los españoles, porque les apasiona o porque no pueden vivir en Marte, inevitablemente al cabo de la calle de lo que acontece sobre el césped y de las andanzas de quienes lo pisan o se sientan en los tronos del banquillo y de las salas de prensa.

Una frase, en la página 81, resume el tono de la peripecia de este seleccionador atípico, inmerso en lo que a veces parece un sainete, otras un drama, una comedia o un culebrón. “Expulsado de Extremadura, en calzoncillos, corriendo como una liebre con veinte mil pesetas y una carta de recomendación del que sería el primer equipo de fútbol oficial que me ficharía. Así es como llegué a Madrid”. La frase define el tono de Bravo (Temas de hoy). Xavi Daura escribe, con toneladas de diversión, frenesí y crudeza, a lo Irvine Welsh, la vida de ese seleccionador carpetovetónico.

Atraviesan el relato personajes reales como Guardiola, Del Bosque, Sergio Ramos, el presidente de la Federación, Luis Rubiales, el elenco de El Chiringuito de Jugones y hasta la reina Letizia. La humorada es una artroscopia futbolística y social de los tiempos que corren. La rueda de prensa en que Bravo se despide como jugador —“en el fútbol, al igual que en el porno, la jubilación llega rápida y a la fuerza”— y que le cuesta la ruptura con su esposa, presentadora de los informativos de Televisión Española, la sesión terapéutica con la psicóloga de la selección, la trastada adolescente en las redes de King Kunta, su tercer hijo, la importancia de escoger la película en el autocar del equipo o el desenlace en el programa Mi casa es la tuya de Bertín Osborne salpican la narración de un protagonista que dice ser un tío cojonudo. El juicio sumarísimo corre a cargo, en el epílogo, de los cinco últimos presidentes del Gobierno.

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Sobre la firma

Robert Álvarez
Licenciado en Periodismo por la Autónoma de Barcelona, se incorporó a EL PAÍS en 1988. Anteriormente trabajó en La Hoja del Lunes, El Noticiero Universal y el diari Avui.

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