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Champions League - Grupo e - jornada 5
Liverpool
Liverpool
Lovren 65'
1 1
Finalizado
Nápoles
Nápoles
Mertens 21'

El Liverpool no puede con el Nápoles y se jugará el pase en la última jornada

Lastrado por las rotaciones, el equipo de Klopp se estrella contra la defensa cerrada que plantea Ancelotti en Anfield y ahora se arriesga a quedar eliminado si pierde en Salzburgo

Diego Torres
Mertens anota el 0-1 en Anfield.
Mertens anota el 0-1 en Anfield.Robbie Jay Barratt - AMA (Getty Images)

Carlo Ancelotti es un hombre solo. Ignorado por sus jugadores y condenado por su presidente en la absurda crisis del motín del 5 de noviembre, el técnico del Nápoles asiste con cara de póker al desgarro entre palco y vestuario. Con la misma cara se presentó en Anfield, y sin mover apenas los músculos faciales obró impertérrito una doble proeza: empató en casa del Liverpool (1-1) después de ganarle en la ida (2-0).

El doble resultado sirve al equipo italiano para aliviar la tremenda tensión que le ahoga y abre el abanico de la última jornada. El 10 de diciembre el Nápoles recibirá al Genk en el San Paolo sin la clasificación asegurada y el Liverpool viajará a Salzburgo con la misión de sortear lo improbable. Una derrota en Austria clasificaría al Salzburgo y podría dejar al vigente campeón de la Champions fuera de los octavos de final.

"Llevo cuatro años aquí", dijo Jürgen Klopp. "Decidme: ¿cuándo fue fácil?".

Alguien comentó al técnico del Liverpool, tras el partido, que el viaje a Salzburgo no sería fácil. Klopp recordó que en 2017 el Liverpool debió ganarle al Spartak en la última jornada del grupo para pasar a octavos, y luego alcanzaron la final de Kiev; y que el año pasado, tras perder en París, tuvieron que ganarle al Nápoles en Anfield en un partido agónicio en la última jornada, y acabaron levantando el trofeo en Madrid.

"La gente espera que acabemos la fase de grupos en una especie de partido de vacaciones en Salzburgo", ironizó Klopp. "Pero eso no ocurrirá jamás. No recuerdo un solo partido de Champions desde que trabajo aquí en el que hayamos ido a un campo con el 50% de la clasificación lograda. Esa es nuestra situación. No es brillante pero está ok. Ahora debemos aprovechar esa sistuación".

Klopp hizo rotaciones, seguramente sin más remedio que oxigenar a una plantilla que da síntomas de agotamiento. El estilo vertiginoso de termomix que ha gastado el Liverpool en la Premier, el torneo más exigente que existe en el plano físico, ha llevado a los jugadores al límite. Para dosificar esfuerzos el técnico dejó en el banquillo a Alexander-Arnold y a Wijnaldun, dos de sus hombres con más kilómetros en las piernas. El equipo notó las ausencias. Pero ni así sorteó Klopp los problemas físicos que amenazan a su plantilla: Fabinho se retiró lesionado y Van Dijk jugó medio cojo, ambos víctimas de golpes y torceduras que los futbolistas descansados suelen esquivar.

Van Dijk se lesionó cuando fue a despejar una pelota llovida sobre el mediocampo. El central miraba al cielo y Mertens, que lo miraba a él, lo desequilibró. La jugada siguió de forma aparentemente aleatoria. La pelota cayó en Di Lorenzo y el lateral envió un pase largo al espacio que se abría entre el córner y la banda. Ahí había un vacío. Una pradera despoblada a la que acudió como impulsado por un resorte interior el propio Mertens. Pocos atacantes en el mundo sienten mejor la llamada del vacío que este belga impredecible. Cuando Robertson quiso seguirle ya se había ido. Cuando Lovren quiso cerrar, ya había pasado. Alisson solo pudo tapar su palo. Mertens le metió el gol por el otro. Tiró cruzado al rincón libre. Klopp miró la escena como si no lo pudiera creer.

El 0-1 expuso las miserias del Liverpool, que son pocas y suelen aflorar cuando acomete defensas ordenadas que le niegan los espacios. Ancelotti formó dos líneas de cuatro claramente defensivas. Atrás Maksimovic, Manolas, Koulibaly y Rui; por delante Di Lorenzo cerrando como segundo lateral en la derecha, Fabián tapando la izquierda, y Allan y Zielinski, dos maratonianos, en el medio para impedir que los rivales triangularan con Firmino.

Taponados los costados, el Liverpool no logró explotar el recurso de última instancia de su ataque. Los laterales no pudieron ser desequilibrantes. Joe Gomez y Robertson pincharon en hueso. Lo mismo que Oxlade y Henderson cuando en la segunda parte Klopp les mandó a hurgar en las bandas. Sin la ventilación que les llega del exterior, el tridente de Salah, Firmino y Mané perdió capacidad para sorprender. Medio agobiado ante la falta de oportunidades de remate, el Liverpool solo dispuso de dos ocasiones nítidas. Un error de Meret, el portero italiano, que dejó la pelota botando a Firmino; y un córner que cabeceó Lovren a gol. Lo justo para empatar. Pero no lo suficiente para asegurar la clasificación.

"Estamos empezando a dejar nuestros problemas atrás", observó Ancelotti tras el partido. "Este equipo todavía está vivo. Anfield es un lugar especial y sabía que jugaríamos bien. Puede que no hayamos sido agradables de ver, desde un punto de vista estético. Pero fuimos sólidos".

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Sobre la firma

Diego Torres
Es licenciado en Derecho, máster en Periodismo por la UAM, especializado en información de Deportes desde que comenzó a trabajar para El País en el verano de 1997. Ha cubierto cinco Juegos Olímpicos, cinco Mundiales de Fútbol y seis Eurocopas.

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