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El Madrid B pierde la cabeza en Mallorca

El equipo de Zidane, con una alineación muy remendada, sucumbe ante un mancomunado rival y el Barça le descabalga del liderato de LaLiga

Lago Junior celebra el gol del Mallorca.
Lago Junior celebra el gol del Mallorca.Juan Carlos Cárdenas (EFE)

Un Real Madrid sobrecargado de teloneros y jugadores en puestos ambulantes perdió la cabeza en Son Moix. Un recién ascendido como el Mallorca le apeó del liderato tras un partido que dejó en entredicho al Real. Un Madrid dislocado desde la alineación que entregó el primer tramo y no tuvo la respuesta necesaria con el discurrir del duelo. Un Mallorca mancomunado le bajó la persiana. Las pedaladas de Vinicius y algunas pinceladas de James y Benzema no fueron suficientes para remontar el gol de Lago Júnior a los siete minutos. Quedaba un mundo por delante, pero el Madrid apenas dijo ni mu y se llevó el primer escarmiento liguero del curso. Justo el día que el Barça amenazaba con echarle un vistazo por el retrovisor por primera vez en esta campaña.

Tan desnivelada está la plantilla que tutela Zidane que con un pelotón de bajas el técnico francés dictó una alineación más que estructurar un equipo. Sin Modric y Kroos, resguardó a Valverde —junto a Casemiro, el único centrocampista natural— y diseminó a Isco y James por posiciones intermedias. Ninguno es un volante, así que Casemiro se quedó a la intemperie, con Isco sin radar y James y Vinicius como extremos. Lo es el brasileño; en absoluto el cafetero. Con un Madrid tan remendado, el Mallorca se sintió campechano en la primera media hora. Ante la porosidad de un adversario tan ortopédico, los chicos de Vicente Moreno obviaron su realeza. Un Mallorca decidido, con las líneas ajustadas y superpuestas en pocos metros. Colmillo para robar y piernas para correr.

Ante la atonía madridista, Lago Júnior aceleró, sacó la cadena a Odriozola, James no fue al socorro y el africano embocó con un remate combado. El Madrid aún no se explicaba a sí mismo cuando ya había jarana en las gradas de Son Moix. Tras tiempos de pesadillas cabía soñar con una victoria ante tan hidalgo rival en el partido 500 de los bermellones en Primera. Budimir pudo acentuar la fantasía, pero el VAR le cazó en fuera de juego tras batir a Courtois.

Sin gabinete en el medio campo, el Madrid entendió cuál era la forma de sacudirse a su pegajoso adversario. Nadie se ilustró más que James. El colombiano comenzó a poner en órbita a Vinicius. Enfilado en carrera, el brasileño anudó una y otra vez a Sastre. Puso en alerta roja al Mallorca, que reculó y concedió mayor respiro a la zaga visitante. Ocurre que Vinicius es más inquietante que efectivo. Ventilado Sastre, sus remates se le fueron uno tras otro. En la sala de espera del gol le faltan pies clínicos.

Pese a su desatino en la fase terminal de las jugadas, fue Vinicius quien abrió vías para el Madrid. Y quien de paso rebajó la soltura inicial de los locales. Vicente Moreno no tuvo más remedio que maniobrar con sus laterales. Sastre, amonestado, fue enviado a la izquierda para evitarle mayor suplicio ante el brasileño. Su arresto correspondió entonces a Gámez. En pleno estirón madridista a hombros del irregular Vinicius, James, con su agudo observatorio, citó a Benzema frente a Reina, meta mallorquinista. Y Benzema, con su gran destreza, adiestró la pelota a bote pronto y la hizo rebotar en el larguero. Un remate para enmarcar tras un pase para rebobinar y rebobinar.

Pese al empeño de Vinicius y el peritaje de James, al Real no solo le faltaba mayor equilibrio táctico. Por Son Moix no hubo huellas de Isco y Jovic. Ni migajas. Ni una chispita del malagueño. Ni fogueo del serbio. Hasta que Zidane les mandó al cuarto oscuro pasada la hora. Entre la chiquillada que tenía en el banquillo, el entrenador galo tiró de Valverde y Rodrygo. Poco antes, su colega Vicente Moreno ya había envidado con el japonés Kubo, otro del parvulario de Valdebebas, que ahora oposita en Palma.

Antes de que los cambios pudieran surtir efecto, Odriozola, tan atropellado en ocasiones, se pasó de rosca y se ganó a gritos la segunda tarjeta cuando quedaba al menos un cuarto de hora. Para entonces, el Mallorca resistía con su andamiaje defensivo ante las acometidas de Vinicius y el periscopio de James y Benzema, los únicos visitantes algo pintureros. Menguaba el tiempo y no reaccionaban los suyos cuando ZZ alistó a Brahim en detrimento de Vinicius, al que había comenzado a fallarle no solo el punto de mira, sino el pase preciso. Pero en nadie encontró el Madrid la enmienda necesaria. Así que se fue de Son Moix descabalgado de la cabeza de LaLiga en favor del Barça. Y con la sensación de que no está en condiciones de hacer piruetas con alineaciones postizas.

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Sobre la firma

José Sámano
Licenciado en Periodismo, se incorporó a EL PAÍS en 1990, diario en el que ha trabajado durante 25 años en la sección de Deportes, de la que fue Redactor Jefe entre 2006-2014 y 2018-2022. Ha cubierto seis Eurocopas, cuatro Mundiales y dos Juegos Olímpicos.

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