Los All Blacks, su ‘criptonita’ y el sueño de Japón
Nueva Zelanda se mide a Irlanda, su gran hueso en los últimos años, en el duelo estrella de unos cuartos del Mundial de Rugby muy competidos
Si una selección oposita a ser la criptonita de los All Blacks, esa es Irlanda. Más allá de su orgulloso verde, el XV del Trébol es la única que puede presumir de un average positivo en sus últimos cuatro partidos contra el gendarme del oval, invicto en un Mundial desde 2007, ante Francia en Cardiff. Nueva Zelanda se salvó en el tiempo añadido en Dublín en 2013 (22-24), perdió por primera vez ante los irlandeses en Chicago (40-29) y se rehízo una semana después (9-21) en la capital irlandesa, donde cayó el año pasado en el partido del año (16-9). Aquel día, el seleccionador de los All Blacks, Steve Hansen, otorgó a Irlanda el título de rival a batir. La selección celta, tras un año mejorable, buscará este sábado (12.15) en Tokio superar la barrera de cuartos por primera vez en su historia.
Antes (9.15), Inglaterra y Australia abrirán las eliminatorias en un clásico con muchas rencillas. Eddie Jones, que dirigía a los Wallabies cuando Jonny Wilkinson les ganó la final de su Mundial en 2003, lidera ahora a unos ingleses a priori favoritos. Como los galeses en el duelo que les medirá este domingo a la imprevisible Francia (9.15). Los cuartos los cierra después Japón ante Sudáfrica (12.15) en el duelo más emocional. Entre los muchos factores que pueden decidir partidos en teoría muy competidos están las expulsiones. Ha habido siete rojas en el torneo, sobre todo para castigar placajes altos. A priori, Japón y Nueva Zelanda, con estilos más dinámicos, dependen menos del placaje.
Inglaterra reabre la herida del ‘10’ (sábado, 9.15)
La ruptura de los dos aperturas ingleses, Owen Farrell y George Ford, fue el iceberg de Inglaterra en su Mundial. Stuart Lancaster sentó a Ford ante Gales y Australia y su selección cayó en la fase de grupos. Eddie Jones les ha juntado, con Farrell como centro, pero ha optado por devolverle al puesto de apertura y sentar a Ford, quizás temeroso de que el poderoso centro Samu Kerevi le avasalle en defensa. Estará acompañado de Jordan Petaia, con 19 años y apenas 100 minutos de rugby internacional, una apuesta personal del técnico Michael Cheika. El tercera inglés Billy Vunipola, tocado, será clave ante los gigantes Hooper y Pocock.
Irlanda quiere replicar la batalla de Dublín (sábado, 12.15)
Irlanda alinea a 12 de los 15 titulares que tumbaron a los All Blacks hace 11 meses. Y serían 13 si Bundee Aki, expulsado ante Samoa, no fuera a perderse el resto del torneo. Aquella noche, los irlandeses controlaron la posesión e impidieron el juego dinámico de sus rivales. En el choque de estilos, el XV del Trébol necesita una gesta parecida ante una trasera muy cambiada. Joe Schmidt, el seleccionador neozelandés de Irlanda, ha dosificado a Sexton, su pieza maestra. Nueva Zelanda recupera a su mercancías, Brodie Retallick, en la segunda línea, pese a que solo ha jugado 30 minutos en el torneo. La derrota ante Japón dejó muy tocada a Irlanda, pero su rival lleva un mes sin un duelo exigente. Los All Blacks, que resolvieron el encuentro inicial ante Sudáfrica con cinco minutos enérgicos, no juegan desde el domingo 6.
Gales y Francia recuperan a sus lesionados (domingo, 9.15)
Gales, lastrada por las lesiones, rozó las semifinales hace cuatro años en un duelo competido ante Sudáfrica. Esta vez, el XV del Dragón mira más allá ante una Francia a la que ha derrotado en siete de sus últimos ocho partidos. En febrero, remontó un 16-0 en París rumbo al Grand Slam del Seis Naciones. Warren Gatland contará con los centros Jonathan Davies y Hadleigh Parkes, el ala fetiche George North y el apertura Dan Biggar, que sufrió una conmoción ante Fiyi. Francia recupera a sus jóvenes bastiones: el medio-melé Antoine Dupont, el ala Damian Penaud y el apertura Romain Ntamack. Su descaro o inexperiencia marcarán la contienda.
La pasión del anfitrión (domingo, 12.15)
Sudáfrica vivió en sus carnes la mayor sorpresa que el rugby ha conocido jamás cuando cayó en Brighton ante unos desconocidos japoneses hace cuatro años. Aprendieron la lección –prueba de ello es su victoria por 41-7 en un amistoso en septiembre– ante unos anfitriones que se estrenan en cuartos. La posesión será clave para que Japón pueda hacer su juego de descargas y no sufra tanto las embestidas de la portentosa delantera sudafricana en defensa. El problema es que los ‘Springboks’ tienen un dinamismo de altura en los tres cuartos. Japón necesitará arriesgar mucho y un buen fondo físico para optar a otra campanada.
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