Scola se da un homenaje y mete a Argentina en la final del Mundial
Una Albiceleste voraz supera a una Francia hipotensa (80-66) y peleará por el oro contra España
La final del Mundial será el premio a los equipos más voraces del campeonato. Cuestión de hambre, Argentina llevaba 17 años esperando a disfrutar un banquete planetario al que no comparecía desde la plata de Indianápolis y devorar a Serbia en cuartos se le hizo poca cosa. Mientras, Francia llegó saciada a la cita tras su pantagruélica victoria ante Estados Unidos. El resultado entre el choque de hazañas en la víspera fue un partido dominado de principio a fin por la intensidad, la defensa y el colmillo de la vibrante camada tutelada con pasión por Luis Scola (28 puntos y 13 rebotes).
El análisis del seleccionador Sergio Hernández tras el triunfo en semifinales fue un alegato tan emotivo como el juego de su equipo. “Es el mejor equipo que he dirigido en mi vida”, proclamó a los cuatro vientos. “No tenemos un segundo de distracción, cumplimos los planes a rajatabla, tenemos jugadores a un altísimo nivel y ejecutamos. Me preguntan cómo hacemos para anular a rivales tan potentes. Habrá que pensar que los nuestros son del mismo nivel. Nuestros jugadores también son de élite. Son chicos que saben jugar, que tiene carácter y que saben defender duro, tienen técnica y táctica. Hay una estructura de juego muy importante”, dijo Hernández antes de coronar su comparecencia con una frase lapidaria. “No se disfruta porque se gana, se gana porque se disfruta”.
Argentina, 80 - Francia, 66
Argentina (21+18+21+20): Campazzo (12), Brussino (2), Garino (0), Delía (6), Scola (28) -quinteto inicial-, Gallizzi (2), Laprovittola (7), Deck (13), Vildoza (10), Fjellerup (0) y Caffaro (0).
Francia (18+14+16+18): Ntikilina (16), Fournier (16), Batum (3), M' Baye (4), Gobert (3) -quinteto inicial-, Albicy (3), De Colo (11), Lessort (2), Poirier (0), Toupane (0) y Lacombe (0), Labeyrie (8).
Árbitros: Steven Anderson (USA), Ademir Zurapovic (BIH) y Jorge Vázquez (PUR)
Segunda semifinal del Mundial de China, disputada en el Wukesong Sports Center de Pekín ante unos 10.000 espectadores.
La marabunta albiceleste gobernó la puesta en escena con 10 puntos de su capitán y mandó a Francia al diván antes de que se hubiera levantado de la siesta. Apenas Fournier se pareció al trepidante equipo que se animó a desnudar a Estados Unidos con una exhibición de músculo y baloncesto. El rastro del hercúleo Gobert desapareció de cara al aro y quedó reducido a tan solo tres puntos y una docena de rebotes. Justo el capítulo en el que comenzó a hacerse grande Argentina, la estadística del hambre.
Con Gobert nublado, De Colo a media asta y Batum restando, fue Labeyrie el que dio un paso al frente. Pero resultó un argumento pobre ante el baloncesto febril de Campazzo y el porte solemne de Scola. Con una defensa insaciable, Argentina dejó a su rival en 18 puntos al final del tercer cuarto, en 14 al término del segundo y en 16 antes de la recta de meta. Se quedaron los franceses en 66. Creció y creció la hucha albiceleste hasta los 15 puntos de renta (60-45, m. 28). Creyéndose que estaban a tiempo de llegar, Francia no terminó de arrancar nunca.
“Vamos, vamos, Argentinaaa. Vamos, vamos, a ganaaar. Que esta barra quilombera. No te deja, no te deja de animar”, cantaba en un rinconcito de las gradas del Wukesong Sport Center la hinchada albiceleste. Bastó con esos doscientos aficionados para recrear una mini Bombonera en Pekín. Se acercó Francia a 8 en un sucedáneo de carga final (63-55). Pero ese fue el momento elegido por Scola para desmonterarse en mitad de la plaza. El tótem argentino clavó dos triples consecutivos, sacó lustre a su estadística hasta los 28 puntos y se brindó una final como homenaje. Sigue sin equipo, por cierto. Su equipo es un país entero.
A un palmo de la pista, sentado junto a Kobe Bryant, Manu Ginóbili disfrutó de su herencia. El abrazo con Sergio Hernández resumió el partido y el campeonato de una Argentina con ganas de hacer historia. “Fue un momento de emoción. Me dijo: ‘No sé qué pasó, pero esto es increíble, es maravilloso”, confesó el técnico. “Scola es un extraterrestre”, declaró Ginóbili mientras seguía frontándose los ojos. “España y Argentina son los dos equipos con más pasión por este deporte y se merecen jugar una final histórica”, dejó escrito Nocioni.
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