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El lema de Serbia: “Importa ganar, no disfrutar”

Con históricos exjugadores al frente de la federación y el ídolo Djordjevic en el banquillo, la favorita del Mundial y rival de España por el primer puesto del grupo, juega siempre “a vida o muerte”

Faustino Sáez
Wuhan (China) -
Los jugadores de la selección serbia de baloncesto escuchan el himno en el partido contra Puerto Rico.
Los jugadores de la selección serbia de baloncesto escuchan el himno en el partido contra Puerto Rico.fiba

El Mundial de Indianápolis 2002 fue la última participación internacional de la selección yugoslava de baloncesto, que al año siguiente pasó a competir como Serbia y Montenegro y, desde 2006, tras la independencia montenegrina, solo como Serbia. En aquel equipo que dominó el mundo con orgullosa autoridad en mitad del dolor de la guerra, con siete medallas (cinco de oro) en los ocho grandes campeonatos disputados entre 1995 y 2002 se reunieron, de forma simultánea o consecutiva, Aleksandar Djordjevic, Pedrag Danilovic, Dejan Bodiroga, Dejan Tomasevic e Igor Rakocevic. Años después, la llegada de todos ellos a los puestos de mando de la federación dio forma a un equipo gigante que, tras varias reinvenciones, aspira a revalidar en China el oro mundialista logrado a comienzos de siglo. Este domingo ante España (14.30, Cuatro) se juegan el primer puesto del grupo rumbo a cuartos. "España siempre hace lo mismo. A mí ya no me engañáis”, lanzó Djordjevic en la víspera. A estas alturas del campeonato, su equipo ya ha arrebatado el cartel de favorito a EE UU.

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“Si organizáramos un partido entre los directivos actuales y los jugadores de esta selección, el primer cuarto estaría igualado, seguro. Luego no sé si aguantaríamos”, bromea Rakocevic, vicepresidente deportivo de la federación serbia, antes de analizar la génesis de un equipo que ya es subcampeón mundial, olímpico y europeo, pero quiere más. “Somos un país pequeño, de apenas siete millones de personas, y con poco dinero. Pero tenemos un talento infinito y disciplina. Trabajamos muy bien en las categorías juveniles. Las escuelas y clubes están cuidando mucho la etapa de formación. Técnicamente, nuestros jugadores están mucho mejor dotados que en otros países. En otras selecciones hay tres, cuatro o cinco jugadores excelentes, pero el jugador 10, 11 o 12 no se puede comparar con nuestro jugador 10, 11 o 12. Los nuestros trabajan más y mejor desde la base”, desarrolla el exjugador de Valencia, Real Madrid y Baskonia, entre otros clubes.

Esa cantera inagotable que presenta Rakocevic es la que ha generado una secuencia sin precedentes de camadas talentosas en la élite europea. La Serbia que sucumbió primero ante España en la final continental de 2009 y la derrotó después en el Mundial con el famoso triple de Teodosic tenía entonces una media de edad de menos de 24 años. Pero ese grupo de los Micov, Erceg, Savanovic, Velickovic y Macvan creció tan rápido como se disolvió. En la lista del Europeo de 2013 solo sobrevivieron Markovic, Bjeliça y el capitán, Krstic. Tras el séptimo puesto en aquel torneo, desde la federación, gobernada en ese periodo por Dejan Bodiroga, se tomaron decisiones estratégicas. Los exjugadores revisaron todos los programas de formación y eligieron a Djordjevic como relevo del veterano Dusan Ivkovic. El nuevo seleccionador comenzó la misión de construir un monstruo competitivo. “Tiene mucho carisma y experiencia. Sabe cómo se ganan partidos importantes y los jugadores creen mucho en él. Para ellos, igual que para mí, es uno de los grandes ídolos de nuestro país y cuando tienes a tu ídolo enfrente, como entrenador, tienes un respeto extra y una motivación extra. Se les desatan las ganas de demostrarle que pueden llegar también a un gran nivel”, retoma Rakocevic. “Es experto en crear equipos compactos a través de la química en el vestuario”, completa.

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La federación serbia, ahora presidida por Danilovic, con Tomasevic como secretario general, se entregó a Sasha más confiado en su faceta de motivador patriótico que en su pizarra. La fórmula comenzó a rodar rápido. En la selección serbia, el sustento táctico se da por supuesto, como el valor en la milicia. “Aquí se entrena siempre salvo que tengas algo roto, no valen las molestias, no existen. No hay compasión. Así se hace la selección natural. Hay tantos talentos que aquí no tienen cabida los vagos. Solo llegan los que son tan duros que pueden aguantarlo todo. Son la élite dentro de la élite, los que aguantan todo y además les gusta trabajar”, relata Rakocevic, que en las charlas de despacho con Tomasevic sigue rememorando sus andanzas en Vitoria con el sargento Dusko Ivanovic. “Entrenábamos como perros, pero lo hacíamos porque él era honesto con nosotros y sabíamos que el universo nos recompensaría ese sacrificio. No hay límites, siempre se puede dar más y jugar mejor”, cuenta con estoica ambición.

“El estilo es jugar siempre a vida o muerte. Hay que convivir con la presión y el drama. Es mucho más importante ganar que disfrutar. La única manera de estar tranquilo es dejar todo en la cancha”, reitera Rakocevic. “Los jugadores que nos precedieron nos pusieron tanta deuda ganando oros y medallas que los que llegan tienen que hacer lo mismo. Sientes la presión en la sangre”, remarca. La implicación de los talentos ha calado a tales estratos que en el último Europeo, Serbia se sobrepuso a las bajas de Teodosic, Nedovic, Simonovic, Kalinic, Zagorac, Jokic, Milutinov, Bjelica y Raduljica y cazó la plata con Bogdanovic como estrella y otra desconocida camada de pretorianos y meritorios que ahora han tenido que dejar paso a sus cinco NBA y el resto de estrellas.

Serbia, la selección más alta del campeonato, con una media de 2,05m y ningún jugador por debajo del 1,95m, presume de una rotación gigante también a lo largo. Jokic, Bogdanovic, Bjelica, Marjanovic, Jovic, Guduric, Micic y compañía se han convertido en un intimidatorio escuadrón en China. “Están ahí para quitarnos el liderazgo europeo que hemos mantenido durante muchos años y es posible que lo acaben haciendo, pero nos resistiremos a entregárselo. Por talento, madurez y juventud, habrá Serbia para rato”, resumió Scariolo. En el expediente serbio, cuatro victorias en cuatro partidos con una diferencia media superior a los 40 puntos (105-59 con Angola; 126-67 frente a Filipinas; 92-77 ante Italia y 90-47 con Puerto Rico). “El sueño es marcar una época. Tenemos un grupo de talentos jóvenes muy consolidados y mucha ambición”, cierra Rakocevic.

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Sobre la firma

Faustino Sáez
Es redactor de deportes del diario EL PAÍS, especializado en baloncesto. Además del seguimiento de ACB y Euroliga, ha cubierto in situ Copas, Final Four, Europeos y Mundiales con las selecciones masculina y femenina. Es licenciado en Periodismo por la Universidad Complutense de Madrid y ha desarrollado toda su carrera en EL PAÍS.

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