Egan Bernal: “Quiero ser feliz sobre la bicicleta”
El colombiano, atracción de la Clásica de San Sebastián en la que se mide a Alaphillipe, al que destronó en el Tour
Egan Bernal, flaco, sonriente, moderadamente feliz, vuelve a la competición oficial en la Clásica de San Sebastián, 227 kilómetros y siete ascensiones antes de alcanzar la meta del Boulevard. Con toda naturalidad, sin que la victoria en París se le haya subido a la cabeza. Ningún vencedor del Tour había corrido en la prueba guipuzcoana desde Carlos Sastre, hace once años. “Lo tenía en los planes tras el Tour. Después suelo estar en buena condición y la Clásica tiene mucho prestigio y hay que aprovechar la forma. Espero poder terminarla al menos, que el año pasado no pude”, y sonríe –con moderación–, recordando que hace un año se cayó en el descenso de Miraflores, poco después del restaurante de Arzak, se rompió la mandíbula y perdió varios dientes. Pero repite experiencia: “Correr en el País Vasco siempre es bonito, tiene una gran afición y quiero dar espectáculo, no sé cómo voy a estar. También lo hago por mi entrenador” –Xabier Artetxe–, que es de acá. A ver qué pasa”.
¿Quién ganará? “No lo sé. Esto es diferente al Tour. Todos los corredores hemos pasado página. Desde luego, Alaphilippe, ganador el año pasado, es el favorito. Si ha seguido concentrado después del Tour, si se ha mantenido, puede volver a hacerlo”. Y Bernal tiene un detalle con el líder del Tour al que desbancó. “Espero que le salgan muy bien las cosas porque se lo merece”.
El día 7 estará en Colombia. Le recibirán en Zipaquirá. “Es algo muy especial. Va a ser un día muy bonito, la primera vez que un colombiano lleva la camiseta amarilla a Colombia. Será en mi pueblo, donde he vivido toda la vida. Seguramente habrá mucha gente. Estamos esperando los billetes, no sé cuándo vuelvo a Colombia, pero el 7 estaremos en ese recibimiento”.
Bernal, 22 años, sonríe a los periodistas, les saluda antes de entrar en el salón de plenos del ayuntamiento de San Sebastián; se despide de ellos con educación al marcharse, con su sonrisa moderada. “Pareciera que ganar el Tour me ha cambiado la vida, pero he estado con tantas cosas que no he tenido tiempo para sentarme y saber lo que pasó. Sé que es la carrera más importante, pero no sé todavía en qué puede cambiarme, no lo he asimilado. Necesito un par de días tranquilo, en mi casa, para hacerlo. No he parado desde que terminé el Tour. Espero disfrutarlo después”.
Y también de las carreras del final de temporada. “Quiero mantener el calendario que tenía desde antes del Tour, que era hacer las clásicas de Italia y terminar con Lombardía. No quiero que ganar el Tour cambie mi modo de ver las carreras. Esas clásicas de Italia siempre me han gustado muchísimo, aunque no sé que no soy el mejor en ellas. Me gustaría seguir así”.
Habla Egan de sus compañeros, sus aliados en el equipo. De Geraint Thomas, el campeón destronado. “Desde un comienzo demostró que fue muy honesto. El día que no se sentía tan bien lo dijo, siempre me dio vía libre. Pensamos como equipo. Lo importante era que ganara Ineos. No podíamos perderlo por ego, o porque él fuera británico. Si él me llega a decir que lo espere, lo hubiera hecho, y ahí se habría acabado todo, pero no lo hizo”.
¿Será su victoria en el Tour el comienzo de una nueva era, de la era Bernal? “Yo también lo espero, pero no pienso mucho en eso. A mí me gusta montar en bicicleta. Me pagan por ello, pero no lo considero un trabajo. Quiero seguir disfrutando de la bicicleta, de la adrenalina de la competición. Si gano más tours sería genial, pero si no, ayudaré al equipo. Sólo quiero ser feliz sobre la bicicleta”.
La Clásica de San Sebastián estrena prueba femenina, sobre 120 kilómetros y con 80 corredoras de 16 equipos. La favorita es la holandesa Annemiek Van Vleuten, doble campeona del mundo y dos veces vencedora del Giro de Italia. “Es algo bueno que sea así”, asegura Egan Bernal. “Este tipo de carreras ayudan muchísimo. Las mujeres se entrenan muy duro. Espero que salga bien en esta edición y que se siga haciendo”.
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