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Max Verstappen reina en el delirio

El holandés gana en Alemania una carrera alterada por la lluvia. Vettel termina segundo tras arrancar el último, Hamilton puntúa por una sanción y Sainz es quinto

Oriol Puigdemont
Verstappen celebra su victoria en el GP de Alemania.
Verstappen celebra su victoria en el GP de Alemania.Lars Baron (Getty)

Max Verstappen es un piloto atípico y precisamente por eso le eligió Red Bull, rendido a él desde que le hizo debutar en el Mundial de Fórmula 1 antes que nadie. Aunque parezca mentira, esta es su quinta temporada en el gran escenario del automovilismo, casi un cuarto de su vida puesto que el animalito solo tiene 21 años. Hasta el curso pasado, los jueces más estrictos se cebaban con él por su exceso de ímpetu y falta de serenidad al volante. Esos mismos le adoran ahora después de que el holandés haya demostrado haber madurado de golpe con exhibiciones de habilidad mezclada con autocontrol como la de ayer en el trazado de Hockenheim. Una prueba alterada por la lluvia que volvió majaretas a muchos estrategas, promotores de decisiones inexplicables en la elección de las gomas, uno de los elementos más fundamentales de esta disciplina y que todavía lo es más en condiciones tan delicadas como las que se dieron en Alemania.

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La inestabilidad que llegó con el agua abrió la puerta a lo insólito: ganó Verstappen después de llevar a cabo cinco visitas al taller; Sebastian Vettel terminó el segundo tras arrancar el último después de que su Ferrari sufriera una avería en la sesión de clasificación del sábado; Daniil Kvyat cerró el cajón al volante de un Toro Rosso —segundo podio de la historia de la escudería de Faenza— y solo Hamilton fue capaz de puntuar, finalmente noveno, entre los dos Mercedes gracias a una sanción de última hora a los dos bólidos de Alfa Romeo. La escudería de la estrella salvó así el tipo en el 125º aniversario de la marca en la competición, evitando un rosco en su casillero. Carlos Sainz, quinto, se sobrepuso a un error que le llevó a salirse de la pista y se quedó a un tris de igualar ese cuarto puesto que todavía supone el mejor resultado de su hoja de servicios en la F-1.

Verstappen es un escándalo, alguien que, él solito, se las apaña para dejar sin efecto la metedura de pata de su estructura, que optó por colocarle los compuestos lisos más duros cuando la pista estaba para los intermedios habida cuenta de la lluvia que estaba cayendo. Ese error de cálculo hizo que Mad Max se convirtiera en un pasajero en una de las variantes del circuito alemán y completara un trompo que seguramente provocó algún soponcio en el taller del búfalo rojo. Se trata de la segunda victoria de Red Bull y Verstappen tras la que ambos se adjudicaron en Austria hace tres semanas, y por más que la remontada en el trazado de Spielberg quedará probablemente registrada como la carrera de su vida, esta seguramente se recordará como la de su graduación definitiva, la evidencia de su crecimiento.

La última curva

En un ecosistema favorable a los desvaríos, la punta de lanza del equipo energético no cometió ni un solo error más allá de perder una posición en el momento de la salida, cuando la configuración del embrague de su monoplaza le dejó clavado.

“Lo que pasa es que uno va aprendiendo a lo largo de los años”, resumió Verstappen después de su histórica victoria, tirando de ironía, cuando se le preguntó por su evolución a lo largo de los últimos años. “Los mejores siempre terminan en la parte de arriba y él lo es”, remachó Christian Horner, su jefe en Red Bull.

La aparición de la lluvia siempre trae consigo obstáculos que permanecen ocultos hasta entonces. En Hockenheim, la mayor de las trampas fue la escapatoria de la última curva, un tramo que se utiliza para carreras de aceleración en el que los bólidos depositan mucha goma en una superficie que con el agua se vuelve deslizante como el cristal mojado. Allí cayó la mitad de la parrilla, y si bien algunos pudieron librarse del desastre por poco, caso de Hamilton o de Sainz, otros, como Hulkenberg y Leclerc (como Vettel, el de Ferrari también había tenido problemas mecánicos el sábado que lastraron su buen rendimiento en los ensayos), aparcaron allí hasta que llegó a grúa.

“Esa escapatoria es peligrosa porque en ella patinas como si circularas sobre hielo”, se quejó el británico Lewis Hamilton, que concluyó al fin noveno y que mantiene el liderato de la tabla general por delante de Valtteri Bottas, que no llegó a cruzar la meta. Uno de los más críticos con aquella zona del trazado fue Leclerc, incapaz de sacar su Ferrari de la grava una vez se quedó varado en ella. “Es inaceptable que esto pase en la Fórmula 1. Cometí un error y me salí, pero he cometido errores mucho más grandes y no pasó nada. No puede ser que haya tan poco agarre porque iba a 60 kilómetros por hora y no pude hacer nada”, zanjó el monegasco.

En medio del caos, Sainz optó durante algunos momentos incluso a escalar hasta el tercer peldaño, pero abrochó el quinto puesto en un día de aúpa.

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