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Continuidad y relevo a la edad de oro

La selección femenina, la más veterana del Eurobasket, apuesta por cuidar el núcleo campeón e incorporar talentos progresivamente

Las jugadoras de la selección, con las medallas de oro y el trofeo del Eurobasket, este lunes en la redacción de EL PAÍS. En vídeo, así fue la visita.Vídeo: claudio álvarez | PAULA CASADO
Faustino Sáez

La selección femenina de baloncesto nació en 1963 y tardó tres décadas en conquistar su primera medalla, la del Europeo de Perugia. Desde aquel 1993 hasta 2013, la colección sumó siete medallas en 20 años. Las mismas que en esta trepidante edad de oro de siete podios consecutivos coronados, de momento, con la histórica conquista de Belgrado ante Francia el domingo. Un viaje estratosférico. “Estamos estirando y estirando el ciclo de una forma increíble. No sé si la gente es del todo consciente de lo que hacemos. Es una burrada”, señaló Laia Palau, a punto de cumplir los 40 años y capitana del equipo más veterano del torneo, con 29 de media. Un dato que no limita las expectativas de futuro y reinvención de un grupo nacido para ganar.

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“Laia sube la media en todo. La de edad, pero también la de calidad de una forma extraordinaria”, apunta José Ignacio Hernández, seleccionador entre 2010 y 2011 y actual director técnico de las selecciones femeninas, relativizando la circunstancia. “El núcleo de este equipo tiene edades que rondan los 30 años y eso garantiza que tienen recorrido competitivo. Hay continuidad y también habrá relevo. Reunir tanto talento como el actual en el futuro es complicado, pero confiamos en nuestro sistema. Tenemos que ser optimistas”, añade el técnico.

La progresiva incorporación de talento desde las categorías de formación hasta reunir al mejor grupo de jugadoras de su historia permite ahora a España tener una jerarquía escalonada que amplía el futuro. Después de la capitana, aparecen Silvia Domínguez y Anna Cruz con 32 años, Laura Nicholls con 30, Alba Torrens con 29, Marta Xargay y Cristina Ouviña con 28, Laura Gil y Queralt Casas con 27 y Astou Ndor con tan solo 24, entre las más laureadas. “Muchas fueron llegando de manera silenciosa y ahora son claves”, sigue Hernández.

Al contrario de proyectos como los de Francia (ahora en 24 años de media), Bélgica (26) y Rusia (26), la estrategia española no pasa por reconstrucciones completas, que abocan a un periodo de travesía y consolidación, sino por la evolución competitiva va añadiendo promesas al engranaje arraigado. “Para el 2020 y 2022 habrá pocos cambios en la médula del equipo. Pero ya estamos trabajando en la integración de jóvenes talentos”, prosigue Hernández. Las ventanas de clasificación de la FIBA serán la plataforma para ese plan, haciendo del problema (por su ubicación en mitad de la temporada) una doble virtud: el rodaje de las apariciones noveles en partidos de caché internacional y, a la vez, el descanso de las veteranas para no saturar el cuentakilómetros.

Entre los nombres de futuro más pujantes aparecen los de la alero María Conde (22 años y 1,86m), que con 20 ya entró en el equipo que logró el oro en 2017, estuvo en la preselección para este campeonato y hace la mili a buen ritmo en el Wisla de Cracovia—, y la base Maite Cazorla (21 años y 1,78m), que, tras convertirse hace unos meses en la primera jugadora nacional en acceder a una Final Four de la NCAA seguirá su prometedora carrera en el Perfumerías Avenida, cantera eterna de la selección, donde adquirirá el caché de jugadora de Euroliga. Entre las jugadoras interiores en el radar, Paula Ginzo (21 años y 1,89m), Nogaye Lo (21 y 1,91m) e Irati Etxarri (20 y 1,86m). También se espera el reenganche de Leticia Romero, presente en cuatro de los siete podios de este ciclo, entre 2014 y 2017, y el recurso de piezas concretas, independientemente de su edad, como ha ocurrido en este Europeo con María Pina.

Las más de 30 medallas en categorías de formación femenina en la última década garantizan la fiabilidad del vivero. En el escalón superior, el renacimiento de la Liga Dia amplía el abanico. “En el bronce mundial de 2010, que viví como seleccionador, las 12 jugadoras estaban en España. Este año, siete de las 12 estarán la próxima temporada en nuestra Liga. Eso multiplica la evolución y la repercusión”, cierra Hernández.

La final tuvo la mejor audiencia de un evento deportivo femenino en España

La final ante Francia tuvo una audiencia media de 1.885.000 espectadores y un share de 15,5%, con el postpartido manteniendo 1.863.000 y 12,7% de share. El dato convirtió al partido en el programa más visto de La1 de TVE, superando al ‘Telediario Fin de Semana’ de las 15.00 horas.

El ‘minuto de oro’ se consiguió en los últimos instantes del partido con un tope de 3.052.000 espectadores a las 22.10h. Fue la mejor audiencia de un evento deportivo femenino en España. Unas cifras que superan ampliamente los registros conseguidos en la final del Europeo 2017 y el partido por el bronce de la Copa del Mundo de Tenerife 2018. Se trata del partido de baloncesto femenino con mejores datos desde la final del Europeo 2013, con menos oferta televisiva y una concentración mayor de la audiencia.

En términos globales, los siete partidos de España en el Mundial de Tenerife alcanzaron una audiencia media de 400.000 espectadores en Teledeporte, con picos de 800.000 en todos los encuentros, multiplicando el share de la cadena del 1 al 4,5%. Entonces, no fructificaron las gestiones de la Federación para que la semifinal y el partido por el bronce se emitieran en La1, pero los espacios dedicados a la selección femenina en los Telediarios de TVE refrendaron el interés por el campeonato con cifras de share del 12-13%. La conquista del oro Europeo en 2017, que sí fue televisada con la cobertura global de La1, reunió a 1.370.000 espectadores.

El partido de octavos entre España y EE UU del Mundial femenino de fútbol, que fue emitido a través de Gol, contó con una cuota de pantalla del 12,8% de share y fue visto por un total de 1.320.000 espectadores. Sus topes máximos fueron de 1,8 millones. El evento no sumó más que un 4,6% de share y 489.000 espectadores de media con toda la programación volcada en exclusiva al evento.

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Sobre la firma

Faustino Sáez
Es redactor de deportes del diario EL PAÍS, especializado en baloncesto. Además del seguimiento de ACB y Euroliga, ha cubierto in situ Copas, Final Four, Europeos y Mundiales con las selecciones masculina y femenina. Es licenciado en Periodismo por la Universidad Complutense de Madrid y ha desarrollado toda su carrera en EL PAÍS.

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