España se va por la puerta grande
La Roja compite como una jabata y con un fútbol valiente pone contra las cuerdas a una superpotencia como Estados Unidos, que solo pudo vencer con dos goles de penalti
En el fútbol femenino no existen los milagros. No hay una Grecia como la de la Eurocopa de 2004 en Portugal, que sorprendió al mundo y peleó hasta la victoria final. España necesitaba más que un milagro para hacer una gesta parecida y eliminar a la selección que más ha ganado en el fútbol (tres Mundiales y semifinalista en las otras cuatro ediciones en las que ha participado). Estuvo cerca de obrarlo. La Roja se batió como una jabata, luchó, se sobrepuso rápido al tempranero 0-1 y puso contra las cuerdas Estados Unidos. Pero se quedó en la orilla. Con el sabor más amargo.
ESPAÑA, 1 - ESTADOS UNIDOS, 2
España: Paños; Corredera, Paredes, Mapi León, Leila; Vicky Losada (Nahikari García, m. 32), Patri Guijarro, Torrecilla (Caldentey, m. 83); Lucía García, Jenni Hermoso y Alexia Putellas (Andrea Falcón, m. 78).
Estados Unidos: Naeher; O'Hara, Dahlkemper, Sauerbrunn, Dunn; Lavelle (Horan, m. 89), Ertz, Mewis; Heath, Morgan (Lloyd, m. 85) y Rapinoe (Press, m. 97).
Goles: 1-0. M. 6. Rapinoe, de penalti. 1-1. M. 9. Jenni Hermoso. 2-1. M. 75. Rapinoe, de penalti.
Árbitra: K. Kulscar (Hungría). Sacó tarjeta amarilla a Rapinoe y Paredes.
19.633 espectadores en el Stade Auguste-Delaune de Reims.
Sí consiguió hacer más pequeñas las diferencias físicas, de ritmo, de velocidad en la circulación del balón que el equipo de Jill Ellis lleva mostrando en este campeonato y en toda la fase clasificación. Compitió España hasta el último parpadeo sin bajar los brazos y hasta puso en jaque a la tres veces campeona del mundo. Jugó sin nada que perder y desplegó un fútbol valiente, el mejor que había mostrado hasta ahora en Francia. Se quedó a un dedo de dar la sorpresa y eliminar a una superpotencia como Estados Unidos. El final fue el más cruel: derrota por 1-2, con dos tantos de penalti. El segundo revisado en vídeo por la árbitra.
El presente, este presente, dice que España está cada vez más cerca de las potencias mundiales. Lo demostró en Valenciennes arrinconando a Alemania. Y este lunes lo volvió a evidenciar poniéndole las cosas muy difíciles a Estados Unidos; en la primera y en la segunda parte. Hay futuro, porque la mentalidad con la que ha disputado España los partidos contra la primera y segunda selección del ranking mundial, así lo augura. Hay futuro porque en las categorías inferiores se están cosechando éxitos, porque hay cantera, relevo, porque se está empezando a trabajar como las que reinan en el fútbol mundial llevan haciéndolo 20 años. Desde la base, cuidando el trabajo físico, con técnicos expertos y preparados. Hay horizontes porque a las jóvenes de este grupo les sobra energía y desparpajo.
Como a Lucía García, extremo del Athletic, que no se arruga jamás. Ni siquiera ante un transatlántico como Estados Unidos. En Reims, bajo un calor infernal y con un estadio repleto de hinchas americanos que no pararon de cantar y jalear a las suyas, robó el balón a Sauerbrunn en la frontal del área y se lo pasó a Jenni que clavó un derechazo por la escuadra. Era el minuto 13. Habían pasado sólo seis desde el 1-0 de Estados Unidos. Lo marcó Rapinoe de penalti tras una torpeza de Mapi León, sobreexcitada en el arranque del partido. La central barcelonista se fue sosegando a medida que pasaban los minutos y terminó sellando un gran partido junto a Irene Paredes, la otra central.
Sin bandera blanca
El robo de pelota de Lucía y el golazo de Jenni fueron clave para mantener a flote España. El 1-1 rápido les dio pilas no sólo para no levantar bandera blanca, sino para ir a por el partido. Y a por el balón. No fue algo pasajero, con la misma garra se plantó España en la segunda parte. La tuvo Patri Guijarro y la volvió a tener Lucía. Estados Unidos chutaba más con sus centrales y centrocampistas que con su imponente tridente de ataque. Lavelle fue un torbellino para las españolas.
Vilda, de entrada, eligió un once defensivo. Más que a lo que había acostumbrado en este Mundial. Colocó un trivote en el centro del campo formado por Torrecilla, Patri Guijarro y Vicky Losada para crear una doble línea de defensa. De entrada, prescindió de Nahikari arriba, aunque, finalmente, la delantera de la Real Sociedad entró pasada la media hora porque Losada tuvo que pedir el cambio. Jugó durante un rato con un ojo hinchado —por una patada involuntaria de Mewis— pero los gestos que hacía al banquillo eran de que no podía ver bien. El técnico dio entrada a Nahikari y la selección española pasó a jugar con un 4-2-3-1 con Jenni en la línea de tres. Siguió la selección a lo suyo. Y aguantó físicamente lo que nadie esperaba.
El presente, el de esta tarde en el Stade Auguste Delaune fue amargo para España, que se despidió del Mundial con una derrota. El futuro ya le sonríe, porque lo bueno no ha hecho más que empezar, porque esto, lo que acaban de vivir en Francia, es sólo el inicio. Lo decía el domingo por la noche Marta, la brasileña máxima goleadora (17 tantos, uno más que Klose) en la historia de los mundiales. “El fútbol femenino depende de ustedes [de las jóvenes] para sobrevivir. ¡Valórenlo!”.
Que España tome nota.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.