El Mallorca supera al Albacete en la promoción de ascenso
El cuadro insular se lleva una ventaja de dos goles al partido de vuelta tras firmar un magnífico partido y minimizar al único rival que le había ganado dos veces en el campeonato
En los momentos decisivos cuentan los detalles, lo concreto se impone en bastantes ocasiones a lo plural. Salva Sevilla celebró como un gol su decisiva aportación en una acción tantas veces vista y pocas veces decisiva, la de irse al piso para evitar la diana en el disparo raso de una falta. Así evitó el veterano centrocampista del Mallorca el gol del Albacete justo cuando los manchegos porfiaban por levantarse. Ajustó el cuadro insular todos los aspectos de su juego para ser superior a su rival y llevarse una ventaja sustancial (2-0) de cara al partido de vuelta el próximo domingo en la lucha por entrar en la final por el ascenso a Primera y lograr su segunda promoción consecutiva porque el año pasado jugaba en Segunda B. Le ganó al único equipo que le superó dos veces durante el campeonato.
El Mallorca se impuso porque también controló el partido sin balón. Otro detalle y no precisamente menor. A veces se empiezan a ganar por ahí los partidos, por la capacidad para armarse y leer las líneas de pase, por ajustar la presión en el tiempo y el espacio correspondiente. Fue efectivo el Mallorca cuando se marchó arriba a por el Albacete, pero también cuando le dejó iniciar el juego y le emboscó en cuanto trataba de avanzar líneas. Ahí no le dejó dar tres pases seguidos y lo llevó a un purgatorio. Pronto llegaron las transiciones porque el carácter del equipo que adiestra Vicente Moreno es vertical. Mira hacia delante el Mallorca con tipos como Lago Junior, Leo Suárez o Dani Rodríguez, que tienen muy claro el foco, siempre con un delantero fuerte, en este caso Abdón, que reparte dianas a tanta flecha.
Así, se impuso la concreción. Tuvo avisos el Albacete, primero Dani Rodríguez, luego Leo Suárez, pero no sólo no se enmendó sino que la primera vez que se destapó le dejaron tiritando porque con más de medio equipo en la zona de ataque, Estupiñán se avivó para cabalgar por la banda izquierda y conectar con el delantero Abdón, que encontró a Leo Suárez en la derecha para dejarlo ante el meta Tomeu Nadal. Ocupó los tres carriles en la contra el Mallorca y definió el joven argentino con un preciso golpeo de interior en el mano a mano. A nadie le pudo parecer exagerado que tras media parte el partido ya se fuese definiendo.
El Albacete puso su maquinaria en marcha. Lo hizo al poco de encajar el gol, cuando aún sufría porque no era capaz de combinar y darle vida así a sus futbolistas más avanzados, que se desgastaron de inicio en la búsqueda de imposibles. Los encontró con el devenir del partido porque el descanso además le ayudó a ajustarse en un partido que regresó más descontrolado, con chicha en las áreas, donde el árbitro se inhibió en varias acciones punibles para las que tampoco dispone de la ayuda del VAR. El Albacete volvió con más intención y colmillo, con mayor capacidad para desplegarse, pero el Mallorca apretó los dientes y supo responder a ese envite. Encontró a sus extremos, en especial a Lago Junior, que fue un puñal por la izquierda, un dolor de cabeza para Tejero y todos aquellos que le debían brindar ayudas.
Por momentos, y más hacia el final del partido, se desprendió de su halo tímido y contenido el Albacete. Lo hizo cuando Bela partió desde la banda para ocupar posiciones interiores y desnortar a los zagueros. Pero el mérito del Mallorca no sólo fue el de dominar el partido de inicio, ser capaz de encontrar el gol o incluso atender a los detalles, el gran valor que acabó por exponer fue el de su capacidad para sofocar la rebelión del Albacete, volver a llevar el partido donde le interesaba y encontrar oro en los instantes finales del partido con un golazo desde la frontal del magnífico e hiperactivo Dani Rodríguez, un canterano del Deportivo al que en su día no le dieron cancha para dar el salto desde el filial. Ahora el Mallorca llegará a Albacete no sólo en ventaja sino con la certeza de sentirse superior en la ida, de haberse impuesto a un rival que antes le había hecho daño y al que supo minimizar. Y eso también es una advertencia de que nada está escrito porque además, mejor clasificado en la Liga, al Albacete le valdría con calcar el resultado que le derrotó en Son Moix para jugar la final por el ascenso.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.