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“No hay nadie que se acerque a Nadal”

Federer rinde honores al balear y este le corresponde: “No hay dos Federer en este mundo. Por suerte...”. Los protagonistas lamentan el temporal: “El viento era increíble, era muy difícil manejar la situación”

Alejandro Ciriza
Nadal, azotado por un remolino de viento.
Nadal, azotado por un remolino de viento.MARTIN BUREAU (AFP)

Al triunfo de Rafael Nadal, categórico pese a la loable resistencia de Roger Federer, le acompañó la sentencia del suizo. “En tierra, no hay nadie que remotamente se le acerque. No conozco a nadie con el que pueda ensayar o entrenarme, que juegue como él… Lo pensaba durante el partido. Es increíble cómo profundiza y cómo es capaz de dominar desde la base”, dice el campeón de 20 grandes, asumiendo con elegancia la obviedad: Nadal, en París, es poco menos que inalcanzable.

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“Yo tampoco encuentro a nadie que juegue como él. No hay dos Federer en este mundo… Por suerte”, correspondió Nadal, de 33 años. “Siendo realistas, no jugaremos 10 años más Roland Garros, así que esto ha sido algo especial, porque cinco años atrás no imaginábamos que estaríamos compitiendo a este nivel, a estas alturas de nuestra carrera”, prosiguió; “esa última vez entre nosotros está más cerca. Es una realidad impepinable porque los años pasan para todos, tenemos la edad que tenemos y llevamos los kilómetros que llevamos encima”.

Amaneció ayer París con un clima galernoso y la nueva constitución de la Philippe Chatrier, de por sí ya propicia a la entrada del viento, habilitó la circulación de grandes masas de aire que retrasaron los turnos de servicio en más de una ocasión. Se formaron remolinos que esparcían el polvo de ladrillo de un rincón a otro, se manchaban las ropas y las briznas se filtraban en la boca, los ojos y las fosas nasales del todos los presentes.

“Las condiciones ahí fuera hoy [por ayer] eran muy duras”, subrayaba Nadal, reconocido como un maestro de la resiliencia y que al igual que Federer tuvo que llevar a cabo un dificultoso ejercicio de adaptación. “Era muy difícil manejar la situación”, prolongaba el balear; “era un día para estar concentrado, aceptar las adversidades y centrarte solo en lo positivo. Eso es lo que yo he intentado hacer”.

La fisionomía de la Chatrier

Decía Nadal que solo había vivido un par de experiencias similares –“recuerdo una contra Soderling en las primeras rondas…”– e incidía en la fisionomía de la Chatrier, abierta y todavía sin techo retráctil: “En esta pista siempre hay mucho viento y es difícil, y es verdad que lo de esta vez ha sido un poco demasiado. Ha sido difícil controlar la situación y entender todas las cosas que estaban pasando, pero creo que he jugado un gran partido en estas condiciones”.

También se refirió a la climatología Federer, cuyo estilo de juego acusó más si cabe el temporal. “El primer set fue prácticamente para adaptarnos”, expuso el de Basilea, semifinalista del grande francés pese a no haber jugado sobre arena los tres últimos años. “Había un vendaval y fue realmente complicado”, abundó; “durante un buen rato estás tratando de ver qué puedes hacer o no. ¿Juegas plano o con efectos? ¿Mantienes la bola en juego o eres más directo? Esta fue más o menos la historia del primer set”.

En medio de ese escenario, Nadal aterrizó en su 26ª final de un Grand Slam y derrotó por sexta vez al suizo en el sexto encuentro entre ambos en Roland Garros. “Siendo honestos”, comentó el mallorquín en inglés, “para las circunstancias en las que hemos jugado, los dos hemos ofrecido un gran nivel de tenis. Es una victoria muy importante, que tiene mucho significado para mí. Federer es el mayor rival de mi carrera y el de hoy no era un partido más de semifinales, sino muy especial. Ojalá yo pueda volver aquí muchos años y él también”.

“LAS CONDICIONES ERAN BRUTALES”

Tras el clásico, el tiempo todavía empeoró un poco más. El aire se movió aún con más fuerza por la tarde y apareció intermitentemente la lluvia durante el pulso entre Novak Djokovic y Dominic Thiem.

El número uno del circuito, disconforme y muy contrariado, protestó varias veces al árbitro y después de un par de interrupciones, finalmente se decretó la suspensión.

"Las condiciones eran brutales", resolvía la australiana Ashleigh Barty, cuyo partido de semifinales contra Amanda Anisimova se disputó en la pista Suzanne Lenglen, la segunda en importancia del complejo y algo más recogida que la Chatrier.

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Sobre la firma

Alejandro Ciriza
Cubre la información de tenis desde 2015. Melbourne, París, Londres y Nueva York, su ruta anual. Escala en los Juegos Olímpicos de Tokio. Se incorporó a EL PAÍS en 2007 y previamente trabajó en Localia (deportes), Telecinco (informativos) y As (fútbol). Licenciado en Comunicación Audiovisual por la Universidad de Navarra. Autor de ‘¡Vamos, Rafa!’.

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