El Real Madrid cae ante el Baskonia
El equipo vitoriano, necesitado del triunfo para meterse en cuartos, le puso más interés
El Buesa Arena tiene magia cuando el Baskonia está con chispa, sea quien sea el rival. Ante un Real Madrid menos comprometido que otras veces, cómodo, clasificado ya para los cuartos de final de la Euroliga, sacó las fuerzas que le faltaron dos días antes en Atenas, y a falta de dos jornadas está a prácticamente una victoria de clasificarse, algo que en los comienzos de la competición, con cambio de entrenador incluido, parecía muy lejano.
Baskonia, 86 - Real Madrid, 76
Baskonia: Huertas (12), Vildoza (20), Voigtmann (13), Shields (10), Poirier (19), –equipo inicial– Sedekerskis (0), Diop (0), Jones (9), Hilliard (3).
Real Madrid: Llull (5), Causeur (0), Randolph (0), Yusta (9), Kuzmic (8) –equipo inicial– Rudy (5), Ayon (4), Pantzar (3), Carroll (16), Prepelic (9), Thompkins (17), Taylor (0).
Parciales: 22-18, 17-18, 25-17, 22-23
Árbitros: Boltauzer, Mogulkc y Vilius.
Fernando Buesa Arena de Vitoria. 12.782 espectadores.
La contundente victoria del deshauciado Gran Canaria frente al Olympiakos le había dado un margen al Baskonia, que se jugaba el cocido frente al Real Madrid. Le otorgaba una vida extra en la lucha por la siguiente fase, así que saltó a la cancha con más tranquilidad que si se lo jugara a cara y cruz, pero sin confianzas.
El equipo vitoriano comenzó bien. Era el Real Madrid el que parecía más responsabilizado –sin estarlo–, por tener que conseguir una victoria y las imprecisiones del primer cuarto le penalizaron. Los hombres de Laso, una vez más en su casa de toda la vida, no acabaron de coger nunca el ritmo. Ni siquiera los, otras veces, medicinales lanzamientos triples de Sergio Llul, que acabaría el partido con cinco puntos y muy poco protagonismo, funcionaron en la primera parte.
Con un Poirier sólido, el Baskonia fue trabajando un partido rocoso e incómodo para el Real Madrid. Marcelinho Huertas tomó la responsabilidad de empujar al equipo, aunque se equivocó en una protesta airada que acabó en una técnica que fulminó una ventaja de siete puntos y dio aire al equipo blanco. Sin embargo, el Real Madrid no alcanzó a aprovechar esa ventaja. Al descanso, el Baskonia ganaba por tres puntos (39-36), sin perder nunca la diferencia a su favor. Pablo Laso no ponía pegas al ataque de su equipo, pero urgía a los suyos a apretar a Poirier en el rebote, algo que no consiguieron casi nunca.
En el comienzo de la segunda mitad, el equipo vitoriano salió desatado. En pocos minutos alcanzó una ventaja importante, que trató de administrar. En el Real Madrid aparecía Carroll de vez en cuando, otras veces Ayon, y con eso intentaban sujetar al Baskonia. Tal vez el único que siempre mantuvo el nivel fue Thompinks, que acabó con buenos números en el lanzamiento, pero parco en el rebote y sin encontrar ayuda.
Al último cuarto, los vitorianos se presentaron con once puntos de diferencia, que contra el equipo de Laso nunca es demasiado. Tiene mucho fondo de armario el Madrid como para desinflarse con diez minutos por delante, y llegó a asustar cuando se puso sólo a tres y con muchos minutos por jugar, pero volvió a aparecer la figura colosal de Vincent Poirier, que dio un recital en los minutos finales junto a Vildoza. Entre los dos se merendaron a un Madrid desesperado, intentando la heróica. El pivote francés del Baskonia acabó con una valoración de 30, después de anotar 19 puntos y coger 16 rebotes, nueve de ellos en ataque. Los diez puntos de diferencia del marcador final, fueron un reflejo de las ganas que pusieron unos y otros. Al Real Madrid no le rentó salir relajado.
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