Canales somete al Atlético

La sucesión de esfuerzos y conducciones imponentes de Sergio Canales se convirtieron en el colofón del gran triunfo del Betis sobre el Atlético, conservador al principio, inocente al regalar un penalti y sin eficacia cuando se fue a por todo a por el empate. Paso atrás importante de los de Simeone, incapaces de imponerse a un rival cansado por su andadura copera, pero inteligente en su planteamiento para defenderse con mucho orden, dejando a los visitantes casi sin ocasiones salvo en un disparo de Griezmann al palo derecho de Pau.

Un Atlético que desaprovechó la oportunidad de acercarse a tres puntos del líder Barcelona, que respiró tranquilo después del triunfo andaluz. En el minuto 91, la afición local reventó en un tremendo aplauso cuando Canales le escondió el balón a todo el Atlético, que buscaba a la desesperada el empate. Las palmas premiaron el partidazo de Canales y sus compañeros, que a su juego de toque añadieron un saber estar imponente para derrotar al segundo clasificado, que sumó su segunda derrota del curso.

Tiene mérito lo de Setién. Después de jugar una prórroga copera el pasado miércoles, el entrenador dio descanso a Lo Celso y Loren, ordenando un planteamiento de lo más práctico. Tres puntos se llevó el Betis, con sufrimiento, con gente como Guardado y Joaquín al borde del colapso, con Bartra lesionado. Pero estaba Canales. Y un orden defensivo que frustró a Morata y Griezmann. Un buen choque el jugado por el Betis para ganar un partido que detuvo al Atlético y lo descabalga de su pelea por el título. Un triunfo de prestigio, enorme para los de Setién. A Simeone apenas le queda el consuelo de un posible penalti cometido por Feddal sobre Morata con el 0-0 en el marcador. Dejó escapar una oportunidad importante y el estreno de Morata no dijo demasiado. Especuló demasiado y lo acabó pagando caro.

Todo fue lento. Cada movimiento de Morata, cada pase previsible de los jugadores del Betis, hasta los recortes de Griezmann o Canales, jugadores bendecidos para marcar la diferencia. Hubo tanto control que el Atlético olvidó que se podía poner a una victoria del Barcelona. No hubo vértigo y mucha obsesión por no fallar un pase, por cerrar todos los espacios, por hacer de la presión una forma de vida para robar y machacar al contragolpe. Realmente, lo único vivo del primer tiempo fue la monumental estirada de Oblak a los tres minutos, cuando realizó una de las paradas del año para sacar un remate de Feddal.

Fue lo único que hizo en ataque un Betis cansado de piernas y con la mente puesta en la semifinal del próximo jueves ante el Valencia. En realidad, jugar ante el Atlético es un suplicio para los futbolistas de Setién, que hacen del toque su seña de identidad. Su adversario obligó mucho y el Betis apenas hiló dos o tres pases de calidad en la zona de peligro del conjunto madrileño, que vivió bastante cómodo. Tampoco sufrió el Betis, al que le venía de perlas la desesperante lentitud de un Atlético donde Morata fue un náufrago y Griezmann apenas tocó el balón. Quizás la táctica era esperar a que el Betis, fatigado, sin chispa, cayera como fruta madura. En estos choques tan equilibrados, la desigualdad se forja en la amplitud de las plantillas y en la calidad de los jugadores destinados a marcar las diferencias. En todo caso, la arriesgada apuesta le acabó pasando factura.

El Atlético imprimió una marcha más en la segunda mitad. El balón empezó a rondar el área del Betis, que tenía problemas enormes para hilar dos pases seguidos. Griezmann la tuvo después de un error de Francis y Feddal se la jugó en una entrada en el área sobre Morata que pareció penalti. Cuando peor lo pasaba, el Betis encontró aire en una jugada impropia de lo bien que compite el Atlético. Guardado centró al área y Filipe Luis golpeó el balón con la mano de manera ingenua. Canales, cómo no, transformó ante el gran Oblak aprovechando el regalo del brasileño. Al Betis le tocaba remar y defenderse con inteligencia, siempre con el balón, cuidándolo con mimo ante un Atlético que se lanzó con todo a por el empate. Lo tuvo Griezmann, con un disparo al palo mientras Simeone tocaba a rebato con las entradas de Vitolo y Kalinic.

Entonces, en medio del agobio, apareció la figura de Canales, gobernando sobre la tempestad colchonera con talento y físico. Aupado en su mejor hombre, el Betis acabó con el Atlético, que no tuvo fútbol para superar a este equipo que Setién tiene en las semifinales de Copa, en lo alto de LaLiga y en la Liga Europa. Y sin Lo Celso, Loren y Carvalho, pero con chavales como Kaptoum jugando ante la merma de efectivos por tanto desgaste competitivo. El Atlético, fresco tras una semana entera de entrenamientos, con el fichaje de Morata como acicate, acabó mordiendo el polvo. Cosas del fútbol.