Golazo de Valverde con Dembélé
El club se cansa de las reiteradas faltas de puntualidad del francés y aplicará el palo y la zanahoria para reconducir la situación
La comisión deportiva, la secretaría técnica y el cuerpo técnico del Barça están de acuerdo en que los enredos de casa se quedan en casa, siempre bajo la filosofía del palo y la zanahoria. Se aplicó con Arturo Vidal, cuando reclamó en los medios más minutos y expresó su contrariedad en las redes sociales, y se ha puesto en práctica con Dembélé, tan reiterativo en su impuntualidad como determinante sobre el césped porque en los últimos cinco duelos ha repartido tres asistencias y marcado otros tantos goles. El último, con una colosal galopada desde el centro del campo y tras el quiebro oportuno en el área, frente al Tottenham. El tanto, sin embargo, se le apunta a Valverde porque decidió que Dembélé se podía quedar sin una parte de su paga pero nunca sin la pelota entre los pies. “Un golazo que ha definido con sangre fría”, le piropeó el técnico.
Ya sabía el Barcelona antes de ficharlo que el francés andaba reñido con las normas, caótica su vida porque no va con la mejor de las compañías del mismo modo que se pirra por la PlayStation más que por una dieta sana —el club le contrató un cocinero— o por la disciplina. Por eso el club decidió poner al secretario técnico Éric Abidal a su vera para aconsejarle y orientarle. “Pero lo que no puede ser es que también sea un despertador”, lamentan desde la ciudad deportiva.
Se sabe que Valverde no es dictatorial porque no busca el conflicto sino soluciones. Tiene mano izquierda con los jugadores —se cuentan con los dedos de la mano los que le han criticado durante su carrera— y recurre al diálogo para cerrar apuros. “Pero cuando castiga, castiga”, explica un exjugador del Espanyol, que recuerda la sanción que le impuso a Luis García (10 días apartado) por hablar mal de uno de los preparadores físicos. Y con Dembélé, aunque mantenga un discurso público conciliador, Valverde está erosionado, hasta el punto de que desde el club se ha decidido imponerle una fuerte sanción económica —según el AS se cifra en 100.000 euros aunque desde el Barça se resisten a cuantificarla— para tratar de corregir de una vez por todas al futbolista. Así lo explicó Ion Aspiazu, segundo de Valverde: “Apostamos por él porque tiene una gran proyección, pero tiene que corregir algunas conductas”. Se sumó Valverde a modo de recordatorio: “Somos un equipo y nos movemos en los mismos códigos”.
El palo y la zanahoria
No les salió mal la apuesta al técnico porque Dembélé volvió a dejar su huella sobre el césped, un gol que se festejó con incredulidad en el Camp Nou y con vitalidad el jugador. “Es un jugador espectacular que ha hecho un golazo al alcance de pocos; le tenemos que dar cariño. Sí que ha tenido fallos, lo sabe y los va a corregir. Así que nada de matarle sino que con él hasta la muerte”, reflexionó Aleñá.
Por lo que de poder quedar sentenciado, el extremo recupera todas las vidas con la pelota. Fuentes del club advierten que se trata de la táctica del palo y la zanahoria. “Es un genio y los genios tienen estas cosas de vez en cuando”, se le justifica; “pero eso no quiere decir que se deba consentir y menos cuando no es un único episodio”. Le han hecho ver, sin embargo, que le necesitan en el césped y que confían en su fútbol, pero que se debe acabar para siempre con el desorden y, sobre todo, con la impuntualidad. Aunque sobre el tapete simplemente le reclaman que no cambie, al igual que la una afición porque le aplaudió con ganas tras ser sustituido. Y, por lo visto ante el Tottenham, Dembélé es un tipo de costumbres. Algo que ya debía saber Valverde.
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