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Leo por tierra, mar y aire

El estadio del Espanyol resultaba esquivo para Messi, que en el derbi se desquitó con una exhibición de fútbol engalanada con dos goles de falta y una asistencia

Jordi Quixano
Messi le pega de forma acrobática en el duelo ante el Espanyol.
Messi le pega de forma acrobática en el duelo ante el Espanyol.Alex Caparros (Getty Images)

Retar a Messi es una derrota segura porque no hay defensa, rival ni récord que se le resista. Presumía Cornellà de ser un campo esquivo para el 10, toda vez que el delantero solo había logrado tres dianas en diez encuentros, cifras lógicas en cualquier atacante menos para el planetario Messi, que acumula trofeos y títulos sin remisión. También víctimas. El Espanyol no fue menos, equipo que recibió dos goles de falta como hiciera el Sevilla en la Supercopa europea de 2015 en Tbilisi.

En su primera arrancada, Leo descontó con facilidad a Víctor Sánchez, que le entró de golpe. En la segunda, espaciada en el tiempo porque el Espanyol se esmeraba al inicio en cerrar las líneas de pase interiores, Leo dribló a dos rivales y fue zancadilleado por Duarte. No le gustó la patada al 10, que reclamó la cartulina al tiempo que colocó con mimo el balón sobre el césped. Brazos en jarra, mirada al frente y tres pasitos para pegarle con rosca y finura, por encima de la barrera y a la mismísima escuadra. Lo celebró el Barça y mostró un enfado bárbaro el tecnico Rubi, que gritaba a la nada, seguramente porque antes del partido recordó eso de que al Barça no se le hacen faltas cerca del área porque Messi no chuta libres indirectos sino penaltis.

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“El nivel de efectividad que tiene en los entrenamientos es tremendo y también lo es en los partidos, por eso es el mejor del mundo”, le piropeó Busquets. “Tenemos una suerte infinita de poder disfrutar de él, vivimos en una época irrepetible”, se sumó Valverde. “Resulta extraña la votación del Balón de Oro...”, deslizó Piqué con ironía. “No se ha sido justo con él porque hay muchas campañas... Ha ganado Modric porque se ha ido Cristiano. Pero si miramos al mejor, ese es Leo”, apostilló Alba. No se vivió igual en el otro bando. “Ese gol cambió el partido”, lamentaron Duarte y Rubi. Para su disgusto y el del Espanyol, no fue la única falta en la frontal como tampoco fue la única que metió, toda vez que en el segundo acto le pegó desde el otro lado y más lejos, también a la escuadra. “Se dio bien. Pero no pienso en meter un hat-trick de falta...”, bromeó La Pulga.

Su acierto se expresa en números porque en los últimos cuatro años ha marcado 19 goles de falta, más que cualquier equipo de las cinco grandes ligas, según reveló MisterChip en Twitter, seguido por la Juve (18), Lyon, Madrid y Roma (14). “Me enteré del dato”, confirmó Messi; “contento después de convertir de falta”.

Los goles de Leo le señalan como el mayor verdugo del Espanyol porque le ha colado 24 tantos en 32 encuentros y 20 de ellos han sido en LaLiga. Más que ningún otro porque el registro lo ostentaban Telmo Zarra (Athletic; 1940-55) e Isidro Lángara (Oviedo; 1933-36 y 1946-48). Aunque no se quedó ahí la exhibición del argentino, que marca tanto como reparte caramelos —en 17 encuentros de esta temporada ha firmado 17 dianas y 10 asistencias—, como demostró poco después al entregársela a Dembélé, que lanzó el quiebro y el disparo cruzado a gol. Y, en ebullición como estaba, Leo incluso le sisó un balón a Hernán Pérez que prolongó Dembélé y envió a la red Luis Suárez.

Messi hizo de francotirador, de repartidor de periódicos y de quitanieves; tres en uno para descomponer al Espanyol. Demasiado también para Cornellà.

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