Solari, ejecutivo del mes
En sintonía con los deseos de la directiva, el entrenador provisional del Madrid reafirma a Courtois en la portería y deja a Keylor sin Liga y sin Champions
Lo advertían algunos de los empleados y jugadores con más experiencia en el vestuario del Madrid en estos días. Decían, no sin cierta suspicacia, que Solari es un tipo muy educado y agradable en el trato. Un entrenador afable con quien se puede trabajar cómodamente. Y un disciplinado vicario del presidente Florentino Pérez.
Lo demostró en Melilla, en el Bernabéu contra el Valladolid, y en Pilsen contra el flojo Viktoria. Dándole vuelo al joven Vinicius; rotando sin alteraciones a alguno de los pesos pesados, como Modric; orillando definitivamente a Keylor Navas en favor de Courtois, y finalmente restaurando a Bale y a Benzema como goleadores, el debutante confirmó su condición de ejecutivo eficaz. Tres partidos, tres victorias, 11 goles a favor y ninguno en contra. Fin de la crisis y gran hallazgo institucional.
“Es una decisión que he tomado y lo primero que quiero decir es que Keylor es un señor”, dijo Solari, con evidentes signos de fatiga en el rostro, cuando tras el 0-5 le preguntaron por la suplencia del guardameta costarricense, protagonista de las últimas tres Champions logradas por el Madrid. “Tiene toda mi admiración como futbolista y todo mi respeto como hombre”, prosiguió. “Él es un jugador importante del plantel. Todos los que hemos jugado al fútbol profesional sabemos que uno no es solamente importante cuando juega. Y Keylor es un jugador muy querido dentro de la plantilla y él tiene que ser muy importante en cualquiera de sus funciones. Por supuesto, cuando ataja, pero también cuando no lo hace”.
Florentino Pérez ha encontrado en Santiago Solari a su funcionario más cumplidor. Lo que no le ofrecieron Benítez, ni Lopetegui, ni siquiera Zidane —que las más de las veces imponía una autonomía de acción que llegó a preocupar a los dirigentes— Solari parece garantizarlo en tiempo récord. Se ha desarrollado en el seno de la organización y ahora sus jefes contemplan que su intervención puede alcanzar la meta decisiva: ganar tiempo. Una vía valiosísima para que el Madrid salga de su peor crisis deportiva de la década con el menor índice de daños posible.
Como avisaron los más veteranos, el entrenador argentino del Castilla, nombrado responsable del primer banquillo con carácter “provisional” la semana pasada, tras la destitución de Lopetegui, lleva a efecto, punto por punto, el programa presidencial. Si no se produce un accidente en la visita a Balaídos, este domingo, y en vista de que en este momento el mercado no ofrece un entrenador que convenza al presidente, el club proyecta ofrecer un contrato a Solari para que se haga cargo del primer equipo con carácter permanente. El 24 de noviembre, en Eibar, comenzaría oficialmente a desempeñar el cargo.
Solari probó que no necesita que le remitan órdenes. Conoce la administración del club de memoria, especialmente la maquinaria presidencialista que marca la política deportiva. Él mismo fue jugador de la casa hasta que Florentino Pérez lo invitó a irse traspasado en 2005. Sabe por experiencia propia lo que es ser puesto en un costado primero y luego marginado para llevar adelante los designios del estratega. En Pilsen lo practicó con Keylor en una decisión que resultó dolorosa para el vestuario. Los jugadores más influyentes del equipo sienten que el club no se portó con la generosidad debida con Iker Casillas, despedido en 2015, y ahora repite el esquema con Keylor, el portero cuyas actuaciones resultaron imprescindibles para lograr las últimas tres Champions.
Solari, que se congratuló de hacer debutar al central canterano Javi Sánchez en Champions, dijo que el mérito de las tres victorias seguidas fue exclusivamente de los futbolistas. “Hay grandes jugadores en este equipo”, señaló. “Ellos son capaces de llegar hasta donde ellos quieran llegar. Lo han demostrado en el pasado. No tienen techo. Jugando con esa seriedad, ese compromiso, esa entrega y esas ganas de marcar… Habrá partidos donde nos hagan daño. Pero jugando como hoy difícilmente dejemos de hacer goles”.
El apunte resultó significativo. Con Lopetegui el Madrid sufrió la peor depresión goleadora en diez años.
“Yo soy como soy”, dice Ramos, tras mandar al hospital a Havel
En la pugna por un balón dividido, Sergio Ramos le dio un codazo a Milan Havel cuando el partido iba 0-0. El jugador checo debió recibir atención médica en la banda antes de ser retirado del terreno de juego en el minuto 38, con destino a un hospital. Mientras el Viktoria jugó con Havel fracturado y sangrando, recibió los tres primeros goles del partido. Fue un lastre evidente que el Madrid aprovechó con la máxima eficacia. “No fue mi intención para nada hacerle daño a un compañero”, dijo Ramos, que con el VAR habría sido expulsado. “La acción fue muy rápida y hubo contacto”, prosiguió el capitán, al salir del estadio, después de mandar un mensaje por teléfono al herido. “La nariz es muy delicada. A mí me la han roto tres veces. Espero que se recupere pronto”.
Ramos justifica los accidentes que provoca diciendo más o menos que su deber como defensa es ser expeditivo. Pero admitió que redobla las precauciones desde que retiró a Salah —con un brazo roto— de la final de Champions, desencadenando una ola mundial de críticas. “Cualquier acción que antes no pensabas ahora la piensas 30 veces”, dijo. “Pero yo no voy a cambiar mi forma de jugar porque ha sido una de las claves de mi éxito”.
“Cuando llevas tanto tiempo a un nivel tan bueno y tienes la oportunidad de ser capitán de la selección y del Madrid estás siempre en el punto de mira", concluyó. "He manejado muy bien la crítica a lo largo de mi carrera. Todos cometemos errores. Pero yo soy como soy. Ser así es lo que me ha llevado a conseguir lo que he conseguido. El tiempo que esté aquí, a pesar de los dolores de cabeza que le doy a algunos, lo haré de la mejor manera posible. Honradamente y defendiendo el escudo”.
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