Nadal y la fórmula del día a día
El balear, que no jugaba tan pocos partidos (49) a estas alturas desde 2012, reparece en la superficie dura de París-Bercy pendiente de la respuesta de la rodilla: “Pienso en pequeñas mejoras, ese es el objetivo”
Alertado por la inestabilidad de su rodilla derecha, maltrecha desde hace años, siempre puñetera, Rafael Nadal volverá a competir este miércoles después de 55 días de otra parada obligatoria. El mallorquín, de 32 años, inicia la defensa del número uno en París-Bercy sin mayor proyección que la diaria, dado que la articulación le jugó una mala pasada en Nueva York y también en la recta final del curso pasado, cuando también se vio forzado a renunciar a algunos torneos. Aparentemente recuperado, el balear aborda la penúltima cita del curso con el objetivo primordial de rodarse y alcanzar con garantías la última estación, el Masters de Londres, aunque por delante con una premisa todavía superior: riesgos cero.
No olvidan Nadal y su equipo lo que ocurrió hace un año, cuando seguramente se exigió más de lo debido y a las primeras de cambio tuvo que abandonar el evento maestro y luego comenzó con retraso la nueva campaña, completando la pretemporada sobre la marcha, a la carrera y con prisas, durante las primeras rondas del Open de Australia. No quiere el de Manacor otra circunstancia similar y por lo tanto intervendrá exclusivamente en función del presente más inmediato, de lo que le dicte su rodilla porque la experiencia invita a ser prudente y más este año, en el que a estas alturas ha jugado 49 partidos.
Solo en 2012, cuando padeció una hoffitis en el tendón toruliano de la rodilla izquierda y pisó la pista solo 48 veces, apeado desde julio, desfiló menos. En 2017 ya sumaba por estas fechas 78 y en 2015 uno menos, 77, con el intervalo negativo de 2016, interrumpido entonces por una lesión en la muñeca que le retiró en Roland Garros y redujo la cifra a 53.
“No estoy pensando en grandes mejoras. Simplemente en pequeñas mejoras, ese es el objetivo”, introdujo a su llegada a Bercy el español, cuya renta sobre Novak Djokovic en el ranking es de solo 215 puntos, por lo que al serbio –sumará en cualquier caso, porque en 2017 no jugó– le arrebataría el bastón de mando si gana o bien llega una escala más lejos que él, cuartofinalista en la edición del año pasado. “Me centro en el día a día. Estoy contento de estar aquí y tengo cada vez mejores sensaciones en la pista. Estoy trabajando un poco más cada día e intento ser positivo”, valoró hace tres días, la jornada después de poner los pies de nuevo en París.
Verdasco, el primer escollo
Para empezar, a Nadal le corresponde un regreso exigente en la superficie rápida de Bercy, terreno que se le ha resistido siempre, en los seis intentos previos. Si no ha ganado nunca allí ha sido esencialmente por tres motivos: el argentino David Nalbandian (le derrotó en la única final que ha disputado, en 2007), las lesiones (renunció en cinco ocasiones: 2010, 2011, 2012, 2014 y 2016) y el formato dura-indoor, esto último un claro hándicap. Repasando la hoja estadística de su carrera, bajo techo es donde menor porcentaje de victorias presenta: un 68% de éxito, por un 92% en tierra, 77% en hierba y dura (pero al aire libre) y un balance global del 84% en los torneos disputados al descubierto.
En contraposición, Djokovic (78%) y sobre todo Roger Federer (81%) se mueven como pez en el agua en ese hábitat. Ambos, con los títulos recientes de Shanghái y Basilea de forma respectiva, irrumpen con fuerza y una dinámica positiva que también arrastra (a otra escala) el madrileño Fernando Verdasco, su rival de este miércoles (hacia las 17.00, Movistar +D2). En cualquier caso, Nadal disfruta otra vez de pisar pista. “Estoy feliz de estar aquí, esto no es nuevo para mí. Estas cosas me han pasado muchas veces, por lo que sé más o menos cómo es el proceso. Sabemos qué funciona y qué no para nosotros. Sabemos que las cosas no cambian de un día para otro con este tipo de lesión, así que trataremos de ir día a día”, resuelve el de Manacor, de nuevo en órbita.
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