Ronaldo, en un avispero en Valladolid
El brasileño compró el 51% del club a Carlos Suárez, amenazado por varias demandas y con quien comparte bufete de abogados, tras haber conversado con un fondo buitre
Antes de que alcanzara su silla en la última mesa redonda del World Football Summit y lo presentaran como “nuevo presidente del consejo de administración del Real Valladolid”, a Ronaldo lo interceptó sobre el escenario del teatro Goya de Madrid el ilusionista Jorge Blass. “Todo lo que toca Ronaldo se convierte en oro”, dijo mientras parecía prender fuego a un pedazo de papel que, al desdoblarse, resultó ser un billete de 50 euros. “Increíble —dijo Ronaldo—, lo voy a necesitar mucho”. Blass no había terminado. Dobló de nuevo el billete: “Cuando quieras convertir esto en más, solo tienes que decir Valladolid y chasquear los dedos”. Al abrirlo, el billete era de 500. “Madre mía”, dijo el brasileño, que alargó la mano para cogerlo. Pero ni Blass le dio el dinero ni Ronaldo era todavía presidente del consejo de administración del Valladolid. El nombramiento sucedió el 28 de septiembre, tres días después de esa charla, “Ronaldo Nazário y el proyecto del Real Valladolid”. El 25 se juntaron en el escenario Carlos Suárez, presidente, que vende el 51% de las acciones; Ronaldo, que las compra; y Julio Senn, asesor del brasileño, socio director de Senn Ferrero Asociados, despacho que trabaja con quien compra y con quien vende. Los actores de una operación que ha desatado una intensa intriga por quien compra y en la que asoman nubarrones judiciales para quien vende.
La principal incógnita, la procedencia del dinero, la atacó Senn en su primera intervención sin que se le preguntara por ella: “Se ha hablado mucho de que Ronaldo ha acudido a la compra con distintos inversores y yo puedo garantizar que lo que ha hecho es apostar personalmente por este proyecto. Un club de fútbol es un riesgo muy elevado para una persona física. Él considera que puede llevarlo adelante”, dijo.
El tamaño de ese riesgo ya lo había comenzado a explorar Ronaldo meses atrás. En la primavera de 2017, el brasileño y Suárez coincidieron en una comida en las bodegas Emilio Moro organizada por su presidente, José Moro, tiempo después vicepresidente del Valladolid y prestamista de Suárez, y ahora amenaza en el juzgado. Según Suárez, en aquella comida, con el equipo en Segunda, el exfutbolista le sondeó: “Me dijo que estaba pensando en comprar un club. Le dije la situación es esta... La deuda era elevada, y él dijo que quedábamos pendientes a ver qué pasaba”, recuerda Suárez.
Hasta este verano. El ascenso a Primera aumentó el dinero de la televisión, que ha permitido saldar casi toda la deuda con Hacienda (de 19 a 3 millones de euros), y Ronaldo acordó pagar a Suárez 21 millones por el 51,05% de las acciones. El brasileño también ha querido hablar de la procedencia de esa cantidad: “Es mi dinero”, dijo el 21 de septiembre en una entrevista en El Norte de Castilla.
Operación al límite
Además de la intriga, la inminencia de la operación despertó otros apetitos. Según una fuente del entorno del brasileño, diversos inversores se han acercado ofreciendo financiación. Entre ellos, Ben Oldman Partners, un fondo buitre con el que la gente de Ronaldo mantuvo conversaciones. Fundado en 2009 por el español Isaac Benzaquen en Tel Aviv, Ben Oldman tiene su sede principal en Luxemburgo, y oficinas en Milán y Madrid.
La misma fuente asegura que, pese a las conversaciones mantenidas, el brasileño no ha recurrido al fondo: “Ellos han ofrecido la financiación, pero la operación la ha realizado con el 100% de fondos propios. No tenemos firmado ningún préstamo”, dice. Este periódico se ha puesto en contacto en diversas ocasiones con Ben Oldman, que no ha querido realizar ningún comentario.
Hubo otro fondo, en este caso chino, que se interesó esos días por la operación, aunque no para financiarla, sino para comprarle a Suárez sus acciones, el 58,09% del club. Pero el rumbo ya era otro. Contribuyó hasta el alcalde de la ciudad, Óscar Puente, del PSOE: “Di mi opinión al presidente, que siempre me ha tenido informado. La opción de los chinos me parecía menos conveniente para la ciudad. Esta es una operación no solo de club, sino de ciudad”, explica el regidor, que el 3 de septiembre abrió las puertas del Consistorio para presentar el acuerdo Suárez-Ronaldo, acto en el que ejerció también como maestro de ceremonias.
Suárez, presidente desde mayo de 2001, se hizo con la mayoría de las acciones en julio de 2011. Fue un movimiento audaz: compró el 58,09% a tres sociedades, pese a que no contaba con los 4,5 millones necesarios. Acordó 15 pagos anuales y para el primero recibió la ayuda de su suegro, Álvaro Urgoiti, consejero del Banco Gallego fallecido en 2012. Ha necesitado ayuda en más ocasiones. Después de su suegro, en alguna ocasión se la proporcionó un conocido de este, José Luis Losada, también exconsejero del Gallego, incluso para pagar nóminas, como recuerdan en el club. La compra ha llevado a Suárez al límite. Ahogado, en 2016 pidió a Losada ayuda para encontrar un comprador.
En mayo de 2017, semanas después de la charla con Ronaldo, y sin comprador a la vista, Suárez, que había completado alrededor de la mitad de los pagos por las acciones, necesita 1,5 millones de euros para evitar el descenso del club.
Losada le presta un millón. El otro medio se lo presta José Moro, organizador de aquella comida y viejo amigo de Ronaldo, que aún conserva una pequeña participación en sus bodegas Cepa 21. El acuerdo de préstamo incluye una opción de compra (10% por el millón de Losada y 5% por el medio de Moro) o una plusvalía en caso de venta.
El dueño del Necaxa
Al llegar 2018 todo se acelera. En febrero otro fondo chino presenta una oferta por las acciones de Suárez, pero la descarta. En abril aparece el empresario mexicano Ernesto Tinajero, propietario del Necaxa, que firma con Suárez un acuerdo de exclusividad con una oferta en firme muy similar a la del fondo chino y la promesa de invertir más fondos para apuntalar el club. Lo que no contempla Tinajero es la permanencia de Suárez como presidente después. “Y elige a Ronaldo, que le permite quedarse —se quejan desde el entorno del mexicano—; escoge no lo mejor para el club, sino para él”.
Emilio Tinajero, José Moro y José Luis Losada estudian emprender acciones legales contra Carlos Suárez
Pese al contrato de exclusividad, vigente hasta el 31 de julio, según el entorno de Tinajero “Ronaldo estaba revoloteando todo el rato”. Senn y el brasileño se han empleado en fijar principios de agosto como comienzo de los contactos. De todas formas, desde el entorno del brasileño sostienen que el acuerdo con Tinajero era demasiado “etéreo”.
En cualquier caso, ahí late un foco de preocupaciones para Suárez, ya que el empresario mexicano estudia emprender acciones legales contra él. También Moro y Losada, según fuentes cercanas a ellos. Con las negociaciones encarriladas con el mexicano, les devolvió los 1,5 millones, aunque ellos pretendían ejercitar su opción de compra por el 15% del club.
En medio de esta maraña, Suárez enfrió la operación con Tinajero y se decantó por Ronaldo. “No llegamos a un acuerdo. No se trató de dinero. Mis abogados me recomendaron descartarlo”, explica Suárez. Sus abogados pertenecen al mismo despacho que los de Ronaldo, que han colocado a Javier Ferrero, socio director, como secretario del consejo de administración del Valladolid. “La operación va más rápido por la confianza. Como habían estado asesorando y había una due dilligence [la que encargó Tinajero antes de comprar], ya sabían que la situación del club era que estaba técnicamente saneado”, dice Suárez, que atribuye a Senn la arquitectura de una operación con incertidumbres para el vendedor.
El entorno del brasileño asegura que no le preocupa el embrollo legal que asoma. “Eso es cosa de Suárez”, dicen. Cuando el pasado 25 de septiembre Blass conoció a Ronaldo antes de su mesa redonda, antes de deslumbrarle con los billetes, le preguntó: “¿Has visto magia alguna vez?”. El brasileño, que cabalgaba este tigre mientras sigue siendo embajador del Real Madrid, le contestó: “He hecho alguna”. Y el auditorio rio.
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