La Supercopa más exótica
El Barcelona y el Sevilla se miden en la original y novedosa competición española, que se disputa a partido único y bajo la supervisión del VAR por primera vez en la historia
Después del Mundial se rebaja el suflé del fútbol porque no hay partido bueno que echarse al gaznate, por más que en la International Champions Cup se midan los mejores del continente. Pero son amistosos y probaturas, momento para coger forma y automatismos más que para destilar fútbol con frac. Se habla del mercado y condicionales, donde la atención se centra en los agentes y las áreas deportivas antes que en el balón. Hasta que la competición da el pistoletazo de salida como lo es el de esta Supercopa de España, tan exótica por jugarse en Tánger (Marruecos) como novedosa por ser a partido único, además de la inclusión del VAR por primera vez en la historia del fútbol español y la posibilidad de un cuarto cambio en caso de prórroga.
“Al ser a un solo partido, no se pueden corregir los errores en el segundo y por lo tanto las fuerzas se igualan”, argumenta Valverde, consciente también de que el Sevilla está más rodado porque empezó la pretemporada el 5 de julio para afrontar la previa europea. “Es un súper equipo especialista en ganar finales. Pero el fútbol es de los pocos deportes en el que un equipo no favorito puede ganarle al favorito. Hay posibilidades y va a depender de nosotros”, responde Machín, que se estrena como técnico del Sevilla en un partido oficial. Aunque, según la federación, no es profesional: “Es una competición oficial de ámbito estatal, tutelada y organizada por la RFEF. Y, de acuerdo con el régimen jurídico aplicable, no está calificada de carácter profesional”. La resolución salió a colación por la dificultad del Barça para conseguir el pasaporte portugués a Coutinho —dada la nacionalidad lusa de su mujer—, aunque finalmente resuelta con éxito por los despachos judiciales del club.
No es la primera vez, sin embargo, que el Barcelona y el Sevilla se enfrentan en territorio neutral por una Supercopa, puesto que ambos equipos se midieron en Tbilisi, hace tres años, por la Supercopa de Europa. Ese duelo se resolvió en la prórroga con un divertido 5-4 para los azulgrana gracias a la puntería de Messi (hizo dos goles de falta para replicar al de Banega) y al oportunismo de Pedro, que después cogió el micro y desacreditó al entonces director deportivo, Robert Fernández —quien reveló que había pedido el traspaso—, para luego fichar por el Chelsea. “Da igual qué jugadores tenga o qué entrenador le dirija”, expuso Piqué; “el Sevilla siempre es un equipo muy competitivo”. Machín validó el discurso: “Hay que hacer lo que sabemos y dejarlo todo en el campo para ganar, que es el único objetivo. Competir es la palabra clave”.
Sucede que el Barça está aún crudo, con muchos de los mundialistas (Messi, Piqué, Busquets, Umtiti, Dembélé, Coutinho...) sin sumar encuentro alguno de pretemporada. Valverde, que ya perdió en el curso anterior la Supercopa ante el Madrid por dar protagonismo a los teóricos suplentes, parece decidido a hacer una mezcla y por eso se lleva a todo el equipo, incluido al sancionado Sergi Roberto. El Sevilla, que juega con el característico 3-5-2 de Machín (al que comparan con Emery por su pasión por las jugadas a balón parado), convence con su fútbol pero no tanto con sus intérpretes, puesto en tela de juicio el criterio de Caparrós para los fichajes. También se duda en el Barça de Arturo Vidal porque no parece casar con el estilo culer. Por primera vez en tiempo, será la pelota quien hable.
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