Carolina Marín: “Tenía mucho miedo a perder”
Entrevista con la triple campeona del mundo de Bádminton que relata las claves de su éxito tras superar diversas dificultades durante el último año y medio
Carolina Marín (Huelva, 25 años), pide unas horas de margen para poder celebrar, al menos un rato, su tercer Mundial antes de atender a la prensa. Tras un año sin los resultados esperados, el Europeo conseguido hace tres meses y el campeonato del mundo de Nankín (China) devuelven a la onubense a lo más alto, donde llegó por allá en 2014, cuando sorprendió a propios y extraños con su primer Mundial. Cuatro años después, el éxito de Marín ya no es una novedad. Es historia. Pasada la primera digestión, Marín atiende a EL PAÍS desde la habitación de su hotel.
Pregunta. La frialdad de los resultados dice que Carolina Marín es la mejor jugadora de la historia. ¿Lo es?
Respuesta. No sé si lo soy, pero desde luego, haber ganado mi tercer Mundial me hace sentir muy feliz después de este último año y medio en el que los resultados no me han salido como me hubiera gustado. Ha sido una victoria muy especial para mí. Nunca olvidaré esta semana por cómo he jugado para conseguir el título.
P. ¿Qué pasó en ese año y medio?
R. Muchas cosas. Una lesión, problemas personales en el equipo… No puedo ganar siempre. Hay otras chicas que también tienen que ganar campeonatos.
P. ¿Dudó de su capacidad competitiva o del método?
R. No puedo dudar del método, porque me ha hecho triunfar. Eso está claro. Se duda de qué cambiar para ganar otra vez.
P. ¿Hubo algún peor momento durante este tiempo?
R. Al final siempre hay dudas. Estás entrenando para ganar. Este año y medio he tenido mucho miedo a perder. Al final me descentraba de mi estrategia y de mi plan de juego.
P. ¿Qué hicieron?
R. Entrenamos muchísimo la parte mental en las tres semanas antes del Mundial. Y me he sentido diferente, más segura de mí misma. Se me ha notado en la pista.
P. Dicen que lo más difícil no es llegar a la cima, sino mantenerse. ¿Siente vértigo?
R. Para nada. Las victorias son la recompensa de los entrenamientos.
P. ¿Comparte la sensación, quizás como pasa con Rafa Nadal, de que Carolina Marín debe ganar siempre?
Sé que se ha dudado de mí y que se pensaba que no ganaría más”
R. La gente antes podía pensarlo, tras el 2015 [cinco torneos y Mundial]. Luego sé que se ha dudado de mí y se ha llegado a pensar que Carolina Marín ya lo había hecho todo y que era imposible volver a ganar. Al final se trata de tener confianza en uno mismo. Y lo he conseguido gracias a todo mi equipo. Sin ellos habría sido imposible sentirme así durante todo el torneo
P. Hace 4 años a usted casi no la conocía nadie. ¿Cómo gestiona el éxito?
R. Ahora celebrándolo (ríe), que tengo al equipo abajo. La semana que viene me voy de vacaciones, lo celebraré con mi familia y cuando regrese, volveremos a entrenar para afrontar los próximos objetivos.
P. ¿Los gritos durante los partidos son para usted o para la rival?
R. Diría que son ambas cosas. Para mí y para mis rivales. Yo soy así, agresiva en la pista, lo demuestro de este modo, con esta personalidad. Pero los gritos también son para intimidar a mi rival, sí.
P. El lenguaje corporal durante los partidos, ¿cuánto tiene de teatro?
R. Una buena parte (ríe). A veces hay nervios que hay que ocultar. Y se utiliza todo este lenguaje en la pista para esconderlos.
P. Qué es más importante en el bádminton. ¿La capacidad física o la inteligencia táctica?
R. Ambas van unidas de la mano. Sin capacidad física, por mucha inteligencia que tengas, no das nada; y al revés, pasa lo mismo.
Si en el próximo Mundial juego igual, no lo ganaré. Hay que evolucionar”
P. Su estilo ofensivo es el presente. ¿Servirá también para el futuro?
R. Hay que seguir evolucionando. Si en el Mundial del año que viene juego igual que en esta edición, estoy 100% segura de que no lo ganaré. El bádminton cambia en cada torneo.
P. ¿Si le hubiesen garantizado el éxito, habrías preferido nacer en China o ser asiática?
R. No, no. Yo, española hasta el final.
P. ¿Ser mujer se lo ha puesto más complicado?
R. Sinceramente no lo creo. En mi deporte nunca ha habido desigualdad. Me siento afortunada por no haberla sentido.
P. ¿El día que usted pierda, el bádminton en España habrá acabado?
R. No lo creo. Habrá muchísimos niños que querrán conseguir lo mismo que yo. Y yo estaré allí para apoyarles.
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