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Nava, el pueblo de 3.000 habitantes que roza la Asobal

El club de balonmano de la localidad segoviana jugará este domingo contra el Sinfín de Santander el partido por el ascenso a Primera división

FOTO: Los jugadores del Club Balonmano Nava celebran el triunfo con los aficionados. / VÍDEO: Himno del club con motivo de su 40º aniversario.Vídeo: VÍCTOR SERRANO / CLUB NAVA

Alguien bromeaba ayer por los pasillos del Pabellón Pedro Delgado de Segovia: “Hoy es un buen día para robar en Nava de la Asunción”. La localidad segoviana, que no llega a los 3.000 habitantes, oposita a una proeza en el deporte español. El pueblo que ha hecho del balonmano su principal seña de identidad se vació y congregó este sábado a un millar de espectadores en la semifinal de la final four de ascenso a la liga Asobal en la que venció al Alarcos de Ciudad Real (27-24). Jugará este domingo (20.00, Teledeporte) la final ante Sinfín de Santander, que ganó (24-23) a Los Dólmenes de Antequera.

El club segoviano, patrocinado por la empresa agrícola Viveros Herol y un gran listado de pequeñas empresas del pueblo y la provincia, militaba hace nueve años en la cuarta categoría. Este es su cuarto curso en División de Honor Plata. En 2015 disputaron la primera fase de ascenso de su historia. Tras rozar el descenso en las dos últimas temporadas, el club cambió varias piezas en verano. Al bloque le costó lubricar y se le escapó pronto el tren del ascenso directo, que logró Alcobendas.

Ataque del Club Nava.
Ataque del Club Nava.VÍCTOR SERRANO

El esforzado núcleo de jugadores del pueblo que llegaba a casa de madrugada para poder entrenar entre semana con sueldos modestos se ha fortalecido con jugadores como el lateral almeriense Agustín Casado, autor de 13 goles en la semifinal. Con él, el grupo superó ayer la presión de tener una renta cómoda y ver cómo el rival tuvo un ataque para empatar a tres minutos del final.

El Pedro Delgado, la casa del Caja Segovia, fue ya un infierno en semis. Para esta afición el “Sí se puede” no es un cántico de cara a la galería. “Quitando los partidos de la selección, es el evento más lujoso de nuestro balonmano a día de hoy”, explica el entrenador Dani Gordo, que lo justifica en el dominio del Barcelona en la Liga Asobal. El club quería organizar la fase de ascenso en Nava, pero su pabellón no cumplía los requisitos. El mal estado del polideportivo municipal, cuya pista condensa la humedad en invierno, les ha obligado a recolocar entrenamientos y partidos durante años. Tras un lustro de lucha por un nuevo pabellón que costean Ayuntamiento, Diputación y Junta de Castilla y León, su conclusión está prevista para agosto.

La historia de este modesto club no se entiende sin su portero, Yeray Lamariano. Tras su gran trabajo bajo palos, se marchó lesionado. ¿Se perderá la final? “Esa variable no existe. Y menos con 35 años”, respondió tajante. Llegó a Nava en su primer año en División de Honor y lo llevó a la fase de ascenso pese a irse en marzo al Ademar de León. “Es el partido de mi vida porque también es el de Nava. He jugado partidos por no descender, para clasificarme a la Champions y partidos de Champions y para mí emocionalmente es el más importante. Yo cuando llegué aquí estaba emocionalmente desahuciado por una mala racha en Valladolid y Nava me ayudó a tener la ilusión de jugar. A partir de ahí todo han sido buenas noticias”.

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