La progresión fulgurante de Mir y su futuro en Suzuki
El de Palma, a quien algunos ven como el futuro Márquez, debutará en 2019 en MotoGP solo tres años después de llegar al Mundial
Tiene cara de niño. Pero su discurso es propio de un adulto. Cuando se le inquiere sobre su futuro dice que no tiene “nada” que contar. Ningún otro jueves desde que llegó al Mundial ha tenido a tantos periodistas alrededor. Y sin decir nada, lo acaba diciendo todo. Joan Mir (Palma, 20 años) debutará el año que viene en MotoGP y lo hará como piloto oficial de Suzuki. Si bien, el anuncio no llegará hasta dentro de unas semanas —llámenlo burocracia japonesa— y él apenas se atrevió a decir: “Ahí estamos, en negociaciones, a muerte. Esperemos que este fin de semana o el siguiente se pueda confirmar la noticia”.
Pero la noticia ya se da por hecha, especialmente después de que Andrea Iannone, cuya plaza ocupará el joven español, confirmara la tarde de este miércoles que no renovará su contrato con la fábrica japonesa. Respecto al acuerdo con Mir: apenas quedan unos detalles por pulir. Y aunque él no quiso confirmar que vaya a vestir de azul el año próximo, cuando se le preguntó por la Suzuki afirmó que es “una pasada”. Y añadió: “Es una moto de fábrica y ese es uno de los objetivos que tenemos. Mi objetivo es ir a MotoGP con una moto oficial. Las últimas carreras me estoy sintiendo fuerte y eso sí está decidido”.
Mir, campeón de Moto3 el año pasado, nueve victorias tuvieron la culpa, ha debutado este año en Moto2. Y en cinco carreras en la categoría ya acumula un podio, el último domingo en Le Mans, y una remontada de escándalo, como la que protagonizó en Termas de Río Hondo. Empezó tarde a correr en moto, con 10 años, aunque eso ha influido en su madurez como piloto. Es poco tiquismiquis con la puesta a punto, y tiene “intuición y don”, decía su ex jefe, Christian Lundberg. Es pillo. Y gestiona bien la presión, como se vio el curso pasado, cuando no se le resistía casi nadie en la última vuelta.
Quizá por todo eso, a pesar de su proyección esta temporada, no esperará para dar el salto: no le preocupa debutar en MotoGP sin haber ganado el título de Moto2. De hecho, las probabilidades apuntan a que lo hará sin él (es séptimo clasificado, 50 puntos menos que Pecco Bagnaia, el líder), pero su rendimiento ya ha hecho salivar a quienes otorgan plazas en la categoría reina y andan ansiosos por cazar “al futuro Márquez”. Empresa, por otro lado, nada sencilla.
Uno de esos visionarios es Davide Brivio, quien fuera el jefe de equipo de Valentino Rossi hace años, atrevido desde que dirige el equipo Suzuki en su regreso a MotoGP. Lo fue cuando decidió fichar a Maverick Viñales después de un solo año en la categoría intermedia. Y cuando el catalán decidió marcharse a Yamaha, tras varios podios y una victoria con la moto de Hamamatsu, Brivio apostó por Alex Rins. Otro piloto joven, con proyección, que aspiraba al campeonato de Moto2, pero acabó subiendo de categoría dos años después y sin la corona. Ahora será el compañero de equipo de Mir, otro chico precoz, no tanto por su edad como por su progresión: este es solo su tercer año en el Mundial, al que llegó con 18 años.
“Es el hombre del momento, no esperaba que fuera directo a MotoGP, pero creo que ahora es más importante llegar con una buena oferta que ganar un título”, opinaba Valentino Rossi. “Yo tenía otra mentalidad, sin ganar en Moto2 no quería subir, pero parece que ahora prefieren subir rápido e intentar tener un sitio en un equipo de fábrica. Si se siente preparado, ¿por qué, no?”, indicaba Márquez.
“Espero ser igual de competitivo que en Le Mans. Cada carrera que pasa estoy más preparado para luchar por la victoria o el podio”, indica Mir, ambicioso. De hecho, ni siquiera se muestra reacio cuando se le pregunta por sus opciones en Moto2: “Si se presenta la oportunidad y estamos luchando por el podio en cada carrera, puede pasar”.
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