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OLIMPISMO

Los Juegos Olímpicos de Invierno han abierto la puerta a las conversaciones de paz

Los políticos de las dos Coreas van a sentarse en la misma mesa después del éxito de la cita olímpica de PyeongChang

Atletas de la delegación de Corea Unificada en la ceremonia de apertura de los Juegos de Invierno.
Atletas de la delegación de Corea Unificada en la ceremonia de apertura de los Juegos de Invierno.afp

Cuando los líderes de Corea del Norte y de Corea del Sur se reúnan el 27 de abril, será la tercera cumbre entre ambos países desde la Guerra de Corea. Momentos de esperanza como este no abundan en un mundo cada vez más polarizado como el nuestro. De hecho, hace apenas unos meses una escalada repentina de la tensión política en la Península de Corea bien pudo haber desembocado en una confrontación militar. Fue precisamente esta dramática situación de crisis, con lanzamientos de misiles, pruebas nucleares y retórica beligerante de por medio, la que se encontraron los Juegos Olímpicos de Invierno PyeongChang 2018 en otoño de 2017. El alivio de las tensiones se explica en parte gracias al papel de los Juegos Olímpicos.

Suele decirse que las relaciones internacionales son una cuestión de diplomacia y sensatez. Por ello, puede resultar chocante que haya sido el deporte el que propiciara la apertura de las dos Coreas a plantearse el diálogo y no la confrontación.

El momento histórico de los Juegos Olímpicos de Invierno PyeongChang 2018 se produjo cuando los atletas de Corea del Norte y Corea del Sur desfilaron juntos en la ceremonia de apertura bajo una sola bandera, la bandera de la unificación coreana. Por supuesto, un hecho así no se produjo por casualidad, sino que fue fruto de un largo proceso de negociaciones y compromisos gubernamentales al más alto nivel que el Comité Olímpico Internacional inició en 2014.

El proceso se inició en 2014 cuando el COI puso en marcha un programa especial para apoyar a los atletas de Corea del Norte para clasificarse para los Juegos Olímpicos de Inverno PyeongChang 2018. Sin embargo, la tensión política en la Península de Corea aumentó considerablemente durante la segunda mitad de 2017. Una prueba nuclear y el lanzamiento de varios misiles por parte de Corea del Norte, seguido de contramedidas y sanciones tanto de Estados Unidos como de las Naciones Unidas, llegó a plantear incluso la posibilidad de suspender los Juegos Olímpicos de Invierno en la Península de Corea. Por ello, el COI intensificó sus esfuerzos diplomáticos con todas las partes, manteniendo en todo momento una estricta neutralidad política y resaltando la misión fundamental de los Juegos Olímpicos de unir a todas las personas en una competición pacífica.

Gran parte de los esfuerzos del COI en este sentido se centraron en la resolución de la Tregua Olímpica en las Naciones Unidas. La idea de la Tregua Olímpica, una tradición de hace 3000 años revivida por el COI y la ONU, es pedir el cese de todas las hostilidades mundiales durante el periodo que duran los Juegos Olímpicos. Dada la situación de crisis en la Península de Corea, el COI y el gobierno de Corea del Sur incorporaron una sección especial en la resolución para garantizar la seguridad de todos los participantes en los Juegos. Tras estos esfuerzos, la resolución fue auspiciada por un número récord de Estados Miembros de la ONU y se adoptó por consenso en la Asamblea General de las Naciones Unidas celebrada en noviembre de 2017.

Durante todo este tiempo, el COI mantuvo la puerta abierta a la participación de atletas de Corea del Norte en PyeongChang. Lo hicimos ampliando los plazos previstos, otorgándoles invitaciones especiales y manteniendo nuestro programa de apoyo para los atletas. De esta manera, todas las partes sabían que podían contar con el COI para que estos atletas participaran en PyeongChang. Tras el discurso de año nuevo del líder de Corea del Norte, el COI comprobó con satisfacción que los gobiernos de las dos Coreas aceptaban la mano que se les había tendido.

Fruto de ello, el COI inició la “Declaración de la Península de Corea” en una reunión celebrada el 20 de enero de 2018 con los gobiernos y los Comités Olímpicos Nacionales de ambos países. Con esta declaración, el COI no solo posibilitó la participación de atletas de Corea del Norte en PyeongChang, sino también que desfilaran unidos con los de sus vecinos del sur en la ceremonia de apertura y que se creara un equipo femenino de hockey hielo unificado.

Puede que haya cínicos que tachen estas decisiones de ingenuas, pero tal ingenuidad puede conducir ahora a las negociaciones de paz del 27 de abril, por lo que me llena de orgullo que se me haya considerado un ingenuo. Otros muchos dirán que esto no es más que propaganda política. A estos críticos les diría que, mientras estas decisiones olímpicas contribuyan a que se produzcan negociaciones de paz, continuaremos por esta línea. Cuando el barón Pierre de Coubertin creó los Juegos Olímpicos modernos hace ya más de 100 años, su idea de que el deporte podía unir a la gente en una competición pacífica también fue considerada ingenua en una era de auge del nacionalismo. Sin embargo, si los Juegos Olímpicos pueden unir a rivales y enemigos en 2018, parece que, un siglo después, esta idea ingenua sigue siendo muy convincente en el mundo actual.

Tras haberme reunido recientemente con los líderes de Corea del Norte y de Corea del Sur, tengo la impresión de que existen motivos para mantener un optimismo cauto en las conversaciones del 27 de abril. En mi reunión con el líder norcoreano, este me dijo: “las relaciones entre norte y sur, antaño congeladas, iniciaron su deshielo con motivo de los Juegos Olímpicos, y todo ello gracias a los esfuerzos del COI, que nos brindó la oportunidad de unir lazos y creó el camino para ello”. Asimismo, me confirmó el compromiso de Corea del Norte de participar en próximas ediciones de los Juegos Olímpicos. Por su parte, el líder surcoreano apoyó en todo momento la participación de Corea del Norte en PyeongChang al considerar los Juegos Olímpicos de Invierno como una buena oportunidad para detener la espiral de confrontación e impulsar la paz.

Los Juegos Olímpicos han abierto la puerta y los políticos han dado los primeros pasos hacia la misma. Una vez cruzado el umbral, van a sentarse juntos en la misma mesa para hablar de paz. Y lo hacen tras el éxito de la experiencia olímpica compartida en PyeongChang. Tras hablar con los líderes de Corea del Norte y de Corea del Sur, confío en que ambos aprovechen el impulso de los Juegos Olímpicos en pos de la paz.

Thomas Bach es presidente del Comité Olímpico Internacional.

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