Jorge Lorenzo: “Soy atractivo en general”
El piloto de motos estrena libro: 'Lo que aprendí hasta los 30'
El ídolo está cansado, o lo parece. Lleva dos horas contando la misma película —quien dice película, dice libro— a una ristra de desconocidos que, además de preguntar por su vida y milagros, le piden autógrafos, fotos y vídeos personalizados. Él los complace, profesionalísimo, pero sin salirse una micra de lo que quiere contarles. Controlado y protegido por un adjunto que mide los tiempos de entrevista como si fuera una foto finish, responde, con la cordialidad justa, lo que le da la gana. Eso sí, mira a los ojos con los suyos de pestañas ultrarremarcadas, acorazado bajo una cazadora con un pedazo de tigre bordado en la chepa como guardándole las espaldas, que de frente ya se cuida él solito. Al final, me cuenta la misma película —libro— que al resto de colegas, aunque una sospecha que, sin tanta prisa y tanto asistente, hubiera cantado otro gallo.
Pregunta. Lo que aprendí hasta los 30, titula su libro. ¿Lo sabe ya todo?
Respuesta. No, nunca se deja de aprender. Soy muy curioso y nunca dejo de leer porque los libros curan esa enfermedad que se llama ignorancia. Siempre se puede mejorar, y a mí me falta mejorar como persona, amigo y piloto para dar la mejor versión de mí mismo.
Vender la moto
Más bien vender su libro, Lo que aprendí hasta los 30, pretende Jorge Lorenzo (Mallorca, 1987) con este diálogo. Subido a la moto desde los tres años y con 5 coronas mundiales a cuestas, este "rebelde con causa" luce de cerca menos fiero que lo pintan.
P. ¿Qué ha leído últimamente?
R. Alguna biografía, como la de Mike Tyson y El secreto del talento. No me suelen gustar las novelas. Las cosas inventadas de ciencia ficción no me gustan, sino algo real y que me aporte. Para divertirme tengo otras cosas.
P. ¿Como cuáles?
R. Muchas: películas, la Play Station, carcajadas con amigos, quedar con alguna amiga...
P. ¿Quién es para dar lecciones?
R. Bueno, soy un piloto que ha ganado cinco mundiales y una persona autodidacta que intenta mejorar. Algo puedo aportar. Hablo de talento, disciplina, pasión, economía, rivalidad, amistad, moda...
P. Va niquelado. ¿Es presumido?
R. A la imagen no hay que restarle importancia. Es nuestra carta de presentación y todos nos podemos sacar partido. Las mujeres nos sacáis mucha ventaja en eso.
P. ¿Se gusta en el espejo?
R. No me considero feo, pero sí más atractivo que guapo. Tengo unos ojos atractivos y soy atractivo en general. No hay que ruborizarse por lo bueno que tiene uno.
P. Así dicen que va de sobrado.
R. Creo que eso es una virtud. Ser auténtico y decir lo que uno piensa. No soy sobrado, soy confiado en mí mismo. ¿Por qué vas a vivir intentando agradar a los demás?
P. Así da gusto, la autoestima.
R. Tengo mis momentos de bajón, pero normalmente me acepto como soy y me quiero bastante.
P. ¿Ve a un pelota a la legua?
R. Más que hace diez años y menos que cuando tenga 40, pero sí, es fácil. Cuando conoces a tantas personas adquieres esa habilidad. Si el halago es sincero, me gusta, como a todos. Si no, no es positivo.
P. ¿Cuándo lloró la última vez?
R. No suelo, pero a veces lloro con la cosa más tonta. Una canción romántica, algo que me toque el corazón. En cambio, por una lesión o algo malo que me pase no se me cae una lágrima.
P. ¿Y con qué se blinda?
R. Cambiando los pensamientos en positivo. Es posible, porque la realidad la hacemos en nuestra cabeza. Podemos cambiar las cosas cuando pensamos.
P. ¿A quién pide ayuda?
R. Intento resolverlo por mí mismo, aunque pida opinión a amigos, pero al final la solución la tienes tú, porque te conoces.
P. ¿Se está muy solo en la cima?
R. Puedo estar solo y disfrutarlo, pero hay momentos para todo y prefiero compartir la vida con amigos, familia o tu pareja.
P. Póngase alguna pega, venga.
R. Soy impaciente y demasiado exigente con los demás. Necesito aprender a dar alguna palmadita en la espalda, y me cuesta, porque solo veo lo que se puede mejorar, no lo que se ha hecho bien.
P. Sus broncas serán épicas.
R. Quiero ser el mejor y trabajar con los mejores. Lo he dicho: soy exigente y quienes trabajan conmigo tienen que lidiar con eso.
P. ¿Asignaturas pendientes?
R. Las matemáticas. En serio, tener un hijo y formar una familia, creo que eso es algo que los hombres tienen en la cabeza. Algún día llegará, supongo.
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