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Cuartos de final de la Champions League | Roma - Barcelona

El ‘catenaccio’ como estado de ánimo

El éxito de España subraya el largo declive del fútbol italiano, eliminada del Mundial por primera vez en 60 años, y acorralado por Barça y Madrid en la Champions

Daniel Verdú
Jugadores de la Roma en el Camp Nou.
Jugadores de la Roma en el Camp Nou.Enric Fontcuberta. (EFE)

Algunos triunfos están llamados a alimentar silenciosamente una derrota mayor. Cuando Fabio Cannavaro levantó la Copa del Mundo en 2006, el declive ya había comenzado. Aquel Mundial, descorchado contra Francia en los penaltis, maquilló los síntomas de la peor crisis que atravesaría el calcio en el último medio siglo. Caída descomunal de espectadores e ingresos, fuga de estrellas y falta de competitividad en los torneos europeos. Los partidos de vuelta de Champions entre la Juve y el Madrid (0-3) y el Barça y la Roma (4-1), prácticamente vistos para sentencia, son el epílogo de un cambio de tornas entre ambas potencias y el resultado de una nueva obsesión que se traduce en un marcador esta temporada: España 15, Italia 1. El catenaccio, más que un estilo de juego, es hoy un estado de ánimo ante los cambios que exige la cultura futbolística de un país que verá en la pantalla un Mundial por primera vez en 60 años.

Gianni Mura: "El dribling se ve como un enemigo en Italia"

La Liga es desde hace 8 años el mejor campeonato de Europa, según las estadísticas de la UEFA. Pero entre 1991 y 2001, una década entera, los estándares de la UEFA otorgaron a la Serie A ese título. Una competición que alumbraba la mayoría de balones de oro de ese periodo (Papin, Van Basten, Weah...) y generaba ingentes ingresos televisivos y comerciales. Hoy el largo crepúsculo puede explicarse a través de elementos extradeportivos como el modelo de negocio o la mala gestión de los clubes. Una liga en la que un equipo es capaz de llevarse el título seis años consecutivos —este puede ser el séptimo para la Juventus—, da señales claras de estancamiento. Pero en Italia coinciden en que la avería comienza en el fútbol base, en el tipo de cualidades que se pulen en los chavales y la cultura resultadista que persiste.

La paradoja italiana muestra cómo el fútbol es la única actividad exenta de las reglas que dicta en este país el imperio de la belleza. En el oficio del calcio, señala el periodista y escritor Gianni Mura, cada lunes las aficiones y los periódicos se cargan al equipo si no hay resultados. “En España los jugadores son más libres mentalmente para inventar. El dribling en Italia es un intruso, un enemigo. Solo habrá unos 20 jugadores que lo practiquen. Con la excepción de Sacchi, hemos privilegiado el músculo y la presión. Sucede igual en las canteras: ahí también cuenta mucho el resultado y hay entrenadores que no enseñan a golpear el balón de maneras distintas ni a driblar. Falta coraje”, señala Mura.

Arrigo Sacchi: "Este es un país al que le cuesta renovarse, y lo vemos cada día en muchos ámbitos. El fútbol es el reflejo de lo que es la vida social, cultural y moral de un país"

Hoy en Italia, donde una media de 22.221 espectadores llena los estadios, solo el Nápoles de Maurizio Sarri, la Fiorentina o el Benevento, el último clasificado, se permiten pensar en algo más que los resultados cuando saltan al terreno de juego. El último gran experimento contracultural fue el Milan de Arrigo Sacchi en los años noventa. El arquitecto de aquel artefacto cree que la decadencia del fútbol se extiende a toda la sociedad de un país en profunda descomposición (véanse las últimas elecciones). “El fútbol es el reflejo de lo que es la vida social, cultural y moral de un país. Y a Italia le cuesta renovarse, lo vemos cada día en muchos ámbitos. El motivo de nuestra caída es esa falta de frescura. Para nosotros el fútbol nunca ha sido un espectáculo deportivo de la belleza, de la armonía, del coraje, del mérito, como lo es en España. Solo nos hemos preocupado de vencer. Pero si olvidas todos esos valores, no se puede mejorar ni avanzar”, señala al teléfono.

Aquel Milan fue una isla incapaz de cambiar toda una cultura. “Costacurta me dijo una vez: 'Mister, nos habían copiado en todo el mundo, menos en Italia’. Lo que hicimos era una propuesta optimista en un ambiente pesimista. En Italia el fútbol siempre ha sido sinónimo de sufrimiento, nunca de alegría o felicidad. Son las arenas romanas, donde había que ir a morir. Y eso no es una trayectoria adecuada para avanzar. Nuestro sistema hace aguas, fíjese en la selección”, insiste Sacchi.

Demetrio Albertini: “Hace 21 años el FC Barcelona facturaba lo mismo que el Inter de Milán. Ahora su cuenta es 4 veces mayor"

El inmovilismo ha alcanzado al modelo de negocio y a la explotación de los derechos televisivos, donde la Liga ha certificado el sorpasso en los últimos cuatro años. Una gestión —y una obsesión con España— que se trasladó al intento este año de fichar al presidente de la Liga, Javier Tebas. En ese terreno se explica también el cambio. Demetrio Albertini, ex jugador de Milán y Barça, profundo conocedor de ambas ligas, considera que se ha desaprovechado una gran oportunidad. “Hace 21 años el FC Barcelona facturaba lo mismo que el Inter de Milán. Ahora su cuenta es cuatro veces mayor. En España se ha trabajado muy bien ese apartado y el calcio ha perdido su oportunidad, también en lo deportivo. En los 90 éramos la referencia. ¡El Barça había ganado una Champions en 100 años! Pero cambiaron muchas cosas en Italia y no fuimos capaces de producir el talento”. El declive ya había comenzado.

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Sobre la firma

Daniel Verdú
Nació en Barcelona pero aprendió el oficio en la sección de Madrid de EL PAÍS. Pasó por Cultura y Reportajes, cubrió atentados islamistas en Francia y la catástrofe de Fukushima. Fue corresponsal siete años en Italia y el Vaticano, donde vio caer cinco gobiernos y convivir a dos papas. Corresponsal en París. Los martes firma una columna en Deportes

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