Deportivo y Las Palmas se anulan
Riazor asiste entre reproches a un partido de segunda categoría que escenificó la impotencia de dos equipos cada vez más alejados de los puestos de permanencia
Empataron Deportivo y Las Palmas en un partido de segunda división, categoría hacia la que se dirigen porque cada jornada que pasa están más lejos del Levante, el equipo que lidera la pírrica liga entre los cuatro peores equipos del campeonato. El cuadro valenciano ya supera en seis puntos a Las Palmas y en siete a Las Palmas, además tiene enfilado a su favor la diferencia de goles con ambos. Y apenas restan nueve jornadas.
El Deportivo empezó el partido con fuerza. Al tercer minuto le abrió el camino del gol a Las Palmas tras un error en el pase entre Muntari y Navarro, al cuarto le regaló a su rival el saque de centro tras el tanto para desatar la indignación de sus aficionados más calmados, en el quinto el central local Albentosa se encaró con la grada y al llegar el sexto los Riazor Blues pidieron la dimisión de la directiva. La mayoría que otras veces se lo reprochó fue en esta ocasión silenciosa. Hay acontecimientos ante las que cualquiera se queda sin palabras. Ni así ganó el partido Las Palmas, tampoco lo mereció. No es un buen síntoma para el equipo que dirige Paco Jémez.
El Deportivo fue ese equipo reconocible que ha armado Clarence Seedorf en algo menos de mes y medio, refractario a la combinación y apurado por llevar el balón a las posiciones de sus delanteros sin generarles ventajas, un equipo plano, pequeño. Con esos mimbres pudo sentirse afortunado de llegar al empate porque encontró una interesante veta, la debilidad de Las Palmas para defender las acciones a balón parado. Marcó, obviamente, Albentosa en testarazo tras saque de esquina y lo celebraron todos aquellos que antes le habían abucheado con saña cada vez que tocaba la pelota. Cuando la tocó hacia la red fue otra cosa. El fútbol es así.
Lo cierto es que hay que ser muy generoso para entender que Albentosa pueda ser alineado en un equipo que guarda al internacional suizo Schär en el banquillo, aún más si ya se considera que la gente en Riazor le ha tomado la matrícula porque esta campaña ha engrosado su historial de errores, seguramente también porque destila poca maña cuando debe hacer circular la pelota. Quizás sea un detalle menor para Seedorf, que en la víspera de partido mudó de holandés a sueco cuando le preguntaron si no percibía un molesto runrún sobre su central que le perjudicase no ya al futbolista sino al colectivo.
Seedorf no oye silbidos ni siente censuras y desde que llegó a A Coruña justo hasta ahora no había dejado de lanzar un mensaje sobre las bonanzas de su equipo y los enormes progresos que realiza a pesar de que ha sumado tres puntos, con un trío de empates, en siete partidos en los que ha marcado dos goles y encajó nueve. “Salimos muy tiesos, muy bloqueados por la tensión”, explicó al final. Cada cambio de entrenador en los últimos tiempos ha empeorado al Deportivo, pero se hace difícil imaginar que no es justo ahora cuando ha tocado fondo, inane en lo futbolístico, cadavérico en lo anímico. Toda la temporada fue torcido, pero ya no parece arriesgado afirmar que cuando al abrir febrero la directiva del club optó por coger el sobre sorpresa de Seedorf le puso la puntilla al equipo.
En medio de todo el desplome hay otros factores que complican el escenario. Al contrario que en los dos anteriores descensos del equipo coruñés de 2011 y 2013, cuando se generó una ola de apoyo al equipo, estos futbolistas deben ahora resolver entre reproches el problema en el que se han metido. El Deportivo se ha sostenido en las tres últimas campañas entre los grandes con muy poco, coleccionó sinsabores y resulta hasta obsceno pedirle efervescencia al aficionado. Algunos han transitado directamente hacia el lado opuesto.
En medio de un ambiente pesado el partido avanzó de forma paralela. Las Palmas ni se acercó por el área de la temblorosa zaga deportivista. En el sentido contrario lo intentaron los chicos de Seedorf, más por vergüenza torera que por aplicar un plan, sin ofrecer un hilo a su gente más que la esperanza en una acción aislada. Ocurrió a falta de veinte minutos sí que hubo dimisiones. Cesó la animación al equipo desde el fondo que siempre lleva esa voz y brotaron todo tipo de cánticos contra los futbolistas. En ese ambiente se fue el Deportivo a intentar la victoria con Albentosa como uno de sus mejores hombres. Pudo lograrla. Chichizola hizo una de las paradas de la temporada tras remate a bocajarro de Sidnei al saque de una falta. Poco después un zurdazo de Bakkali se fue vecino al palo, el mismo que minutos antes había explorado Lucas Pérez con un libre directo. No hubiera sido injusta la victoria del Deportivo, pero es de justicia que el equipo esté en el abismo actual. Y tampoco puede alegarse mucho en favor de Las Palmas.
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