El Iberostar Tenerife se reivindica ante un Valencia angustiado
El conjunto insular accede a las semifinales de la Copa impulsado por San Miguel y Ponitka y coronado por Tobey y Fran Vázquez
El Iberostar Tenerife entró por la puerta grande en las semifinales de la Copa del Rey de Las Palmas, las primeras de su historia, después de derrotar a un Valencia angustiado por la responsabilidad y destartalado por las bajas. El campeón de Liga y subcampeón copero fue incapaz de atajar a un equipo intenso y ordenado a partes iguales que, impulsado por San Miguel y Ponitka y coronado por Tobey y Fran Vázquez, completó la reivindicación insular en la vecina Gran Canaria. La primera sorpresa del torneo.
Pareció templar mejor los nervios del estreno el Valencia, que se presentó en la Copa con un parcial de 10-4 en apenas tres minutos, con Pleiss y Thomas marcando territorio. Pero Fran Vázquez y Abromaitis equilibraron pronto la pelea por el rebote y Tobey lideró la reacción tinerfeña en un santiamén (16-18, m. 6). Vidorreta recompuso su dibujo pasando el timón de Abalde a Green y recurriendo a los clásicos, San Emeterio y Dubljevic. No bastó. A partir de ese instante, comenzó un toma y daca más estratégico que estilístico, que elevó las revoluciones del duelo y exigió a los entrenadores apurar su fondo de armario. Pero venció el hambre a las tribulaciones.
Ponitka tardó en romper a sudar pero, aun con su estrella destemplada, el Iberostar dejó a su rival a contrapié dominando el tempo del partido. El alero polaco aterrizaba en la Copa del Rey con unos sobresalientes promedios de 14,8 puntos, 5,9 rebotes, 1,2 asistencias y 19,1 créditos de valoración y los grilletes valencianistas se centraron en él. Pero, en el debate por controlar el ritmo, White le ganó a Sergi García y San Miguel (seis asistencias en la primera mitad) de nuevo a Abalde. Llegaba el Valencia a la cita con un agujero en su sala de máquinas por las bajas de Diot, Van Rossom y Vives y Katsikaris exploró esa veta para, a través de la agitación de sus bases, surtirse de puntos en la pintura. Sin embargo, el mando en el juego tardó en traducirse en dominio en el marcador. El conjunto isleño pagó su pobre 1 de 9 en triples y los taronja contuvieron la embestida (36-36, m. 20).
Detectado el problema, Katsikaris repasó la cartilla en el entreacto y a la vuelta su compatriota Vasileiadis descubrió el interruptor del 6,75. Dos triples del escolta griego y uno más de Abromaitis cimentaron el primer demarraje serio de la tarde tras muchos minutos de equilibrio (44-51, m. 25). En su pulso con Tobey, Pleiss mantuvo su notable aportación a la intendencia del Valencia, pero a los de Vidorreta les faltaba un estilete. Lo encontraron cuando más subía la marea tinerfeña. Con un par de triples seguidos, Green desatascó a su equipo y mitigó el optimismo del Iberostar. El jugón californiano del Valencia se pasó 26 minutos a cero pero, en el tramo final del tercer cuarto, entró en ebullición con 9 puntos en cuatro minutos.
Sin embargo, no fue suficiente la exhibición del artificiero taronja para amedrentar a un Iberostar aplicado a pista completa y concreto en todos sus planes, que llegó a la recta de meta por delante en el marcador y en las sensaciones (55-59, m. 30). Por dentro y por fuera, con Fran Vázquez o con White, los tinerfeños gobernaban el juego ante un rival agobiado en su papel de perseguidor. Un mate de Beirán estiró la cuerda y un triple errado por Tobey evitó que el descosido isleño fuera definitivo (59-67, m. 35). No tardó en llegar. Los rostros de los jugadores de ambos equipos eran el espejo del alma de un partido decantado por la convicción y la fe.
Regresó San Miguel a la pista para gestionar la renta que tanto había contribuido a construir y con él y el agigantamiento de Fran Vázquez y Tobey se consumó la reivindicación insular. Cayó el campeón de Liga.
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