De Bruyne, el martillo pulido de Guardiola
A sus 26 años, el centrocampista del Manchester City es el mejor asistente de la Premier y el que más ocasiones de peligro genera. Los 'citizen' se miden esta noche al Basilea (20.45, Antena 3/TV3)
A Kevin De Bruyne (Drongen, Bélgica, 26 años) sus compañeros del Manchester City le llaman tumble dryer (la secadora) por su escasez de palabras con el Whatsapp. No es el belga amigo de los mensajes largos en el móvil, de la misma forma que no se excede habitualmente ante los micrófonos. Sin embargo, aunque el 90% del tiempo se comporta de manera relajada, casi infantil, según reconocen en el vestuario celeste, cuando cree llevar la razón no rehúye el enfrentamiento verbal contra compañeros, rivales y entrenadores si es necesario. “¡Déjame hablar! ¡Déjame hablar! ¡Qué me dejes hablar!”, le voceó en la cara a Silva durante el descanso del partido ante el Nápoles, cuando pretendía dirigirse al árbitro para que le justificase una tarjeta amarilla.
“Eso que estás diciendo es injusto. No puedes compararnos si no hemos jugado lo mismo. ¡No tiene sentido!”, reprochó a José Mourinho, su entrenador en el Chelsea en la temporada 2013-2014, la peor de su carrera profesional (ningún gol y una sola asistencia en 10 partidos), cuando el portugués se abrazó a las estadísticas para justificar las reiteradas suplencias del belga. Un pasado tan reciente en el tiempo, como lejano en la concepción actual de una de las figuras emergentes del fútbol europeo.
“De Bruyne es uno de los mejores futbolistas que he entrenado. Messi es una cosa aparte. Pero después de Messi, entre ellos está él”, le piropeó Guardiola en su primera temporada en el banquillo de los citizen, cuya obra en el City se ha sostenido a partir de la eclosión de De Bruyne, futbolista capital en el funcionamiento del líder de la Premier, y el jugador que más asistencias de gol ha repartido esta temporada en Inglaterra (14). “Hago todo lo que sea para poder ganar títulos. Estoy haciendo lo que tengo que hacer”, replicó a su entrenador.
Vertebrador del juego de ataque del City junto a Silva —es el centrocampista que más remata a portería (34), el que más pases entrega con resultado de remate o gol (84) y que más pelotas envía hacia delante (1.250)—, ningún compañero de vestuario ha jugado más que De Bruyne en el City esta temporada (3.065 minutos). Esta noche ante el Basilea (20.45, Antena 3, TV3) liderará a un equipo que tiene como objetivo levantar una orejona inédita en las vitrinas de un club ajeno a la gloria europea.
Según reconoció Frank De Leyn, su entrenador en el Gante, el club en el que se formó desde niño, el carácter de Bruyne se resume en un episodio que tuvo lugar en España hace más de una década. “Cuando al terminar un entrenamiento le reproché que no había ayudado a recoger el material y limpiar el campo se agarró al poste de una portería y amenazó con quedarse ahí toda la noche porque no estaba de acuerdo. Es terco como una mula, pero esa forma de ser es la que le ha convertido en el jugador que es ahora”.
Impulso alemán
Tras un mal debut en Inglaterra y un problema sentimental con su pareja de entonces que le alejó de Londres, la salida al Wolfsburgo en 2014 —los alemanes pagaron 22 millones por él—, le sirvió para recuperar la senda que proyectaba un mediapunta con un martillo en la pierna derecha. En la Bundesliga registró 20 goles y 37 asistencias en 73 partidos, que llevaron al City a desembolsar 76 millones por él en agosto de 2015. “No sé lo que ocurrió en el pasado, pero estamos hablando de un jugador top”, lamentó Conte, actual técnico de los blues, tras la derrota ante el City en Stamford Bridge (0-1) con gol del belga.
“No me cabe duda de que Kevin es un serio candidato a ganar el próximo Balón de Oro. Es difícil encontrar a alguien que juegue mejor en su posición”, le piropeó Guardiola tras la última victoria ante el Leicester (5-1). Lo cierto es que en la última clasificación del preciado trofeo de 2017, De Bruyne ocupó la 14º plaza. Puede que para escalar en la tabla le baste con llevar a su equipo hasta la final del 26 de mayo en Ucrania.
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