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Marcos Alonso, carrilero con máster y gol

El futbolista del Chelsea, que creció en España y se moldeó en Italia e Inglaterra, es el máximo anotador de los defensas de la Premier

Jordi Quixano
Alonso festeja uno de sus goles con el Chelsea.
Alonso festeja uno de sus goles con el Chelsea.julian finney (Getty Images)

Sorprendió que no entrara en la convocatoria del fin de semana frente al Watford porque no solo salió de partida en los 25 encuentros de la Premier disputados hasta el momento, sino que los completó todos menos tres, dos de ellos sustituido por precaución al tener una cartulina amarilla. Pero Antonio Conte, entrenador del Chelsea, decidió reservarlo. “Hemos preferido no asumir riesgos porque está un poco cansado”, expuso. Por lo que Marcos Alonso (Madrid; 27 años) vio la debacle blue (4-1) desde su casa. Minutos después, Conte, que ya tiene en la cabeza la eliminatoria europea ante el Barça, aclaró: “No estoy preocupado porque haya jugado muchos partidos, es lo mismo que en la temporada anterior. Y está preparado”. No es extraño porque ha hecho un máster de fútbol, cincelado en España, moldeado en Italia y evolucionado en Inglaterra, hasta el punto de convertirse en un referente del Chelsea y en el defensa más goleador de la Premier con seis dianas, solo seguido con dos tantos de desventaja por Otamendi (City) y Monreal (Arsenal).

Alonso es futbolista desde la cuna porque su abuelo Marquitos participó de las cinco Copas de Europa del Madrid de Di Stéfano, y porque su padre, Pichón Marcos, defendió en la década de los 80 al Atlético y al Barça. Él comenzó en el Racing, pasó por el Atlético y acabó el fútbol formativo en el Madrid, donde alcanzó el Castilla y hasta llegó a disputar dos minutos con el equipo de Pellegrini en 2010. “Siempre tuvo claro que quería ser futbolista”, señala su padre; “pero de ahí a llegar hay un trecho y él se lo trabajó muchísimo”.

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Ocurrió que no tenía sitio en el Madrid, donde Marcelo ya devoraba la banda, y se decidió por el Bolton Wanderers. “Si me quedo en Madrid, puedo estar años sin tener continuidad”, razonó el zaguero. “Fue una elección suya porque no me pidió consejo. Bueno, nunca me lo ha pedido”, desvela su padre; “pero prefirió irse al Bolton para aprender inglés antes que al Benfica, que ya le había hecho una oferta al Madrid”. La decisión pareció errónea porque no debutó en seis meses, relegado al ostracismo por Owen Coyle. Con el tiempo, a pesar de que el equipo bajó de categoría y él tuvo un accidente de coche fatídico para uno de sus acompañantes, se ganó el sitio y el piropo, hasta el punto de que en la tercera temporada fue escogido el mejor del equipo. Fútbol y hechos que le llevaron a la Fiore.

Tampoco comenzó con buen pie en Italia porque a los seis meses, sin tener oportunidades con Montella —ahora en el Sevilla—, regresó a Inglaterra, al Sunderland de Gustavo Poyet. “Quería un lateral ofensivo, con potencial físico y capacidad de influir en el resultado, cosa que ocurre solo en el Madrid, el Barça y quizá algún equipo de Guardiola. E hizo seis meses espectaculares. Sigo sin entender por qué no lo fichamos...”, explica Poyet, ahora en el Girondins. “Se veía que estaba por encima de muchos, que apuntaba a un grande. Y fue de gran ayuda para lograr la salvación”, explica su excompañero Carlos Cuéllar, ahora en el Maccabi Petah-Tikvah, israelí, con el que tantas cenas compartió en Piccolino, restaurante italiano de la ciudad.

Un delantero más

Pero pasta comió a su regreso a la Fiore, donde se ganó el sitio que nunca más perdió. “Jugar en Italia es un máster. En el Madrid, como casi nunca te toca defender, trabajé mis cualidades ofensivas. Pero en Italia mejoré defensivamente y mentalmente”, resuelve. Así, primero con Montella y luego con Paulo Sousa, el lateral se ganó un contrato con el Chelsea, que desde la salida de Ashley Cole tenía un agujero en la retaguardia izquierda. Apuro solucionado con el 3-4-3 de Conte, donde cierra el costado y sobre todo lo abre en ataque porque tanto le da buscar la línea de fondo con el balón entre los pies como el área rival cuando la pelota rueda en la banda opuesta. “Llega como un delantero más y ya ha hecho varios goles desde la segunda línea”, señala Cuéllar; “antes tiraba para arriba por potencia sin mirar atrás. Ahora, sabe cuándo ir al espacio y cuándo quedarse”. Igual opina Poyet: “En el carril tiene despliegue y ha dado un paso enorme porque ya está a otro nivel en lo mental y en lo físico”.

En una semana se medirá a Messi. “Quiero que gane mi hijo, pero si lo hace el Barça tampoco me quedaré mal”, reflexiona su padre. Pero Marcos Alonso solo piensa en ganar y en batir a Ter Stegen, que por algo suma siete goles con el de la FA Cup, solo por detrás de Hazard (13), Morata (12) y Willian (8).

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