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La solución del Barcelona ante el Villarreal era Alcácer

Los azulgrana se imponen en un partido muy equilibrado hasta la entrada del delantero valenciano, la expulsión de Raba y los goles de Luis Suárez y Messi

Luis Suárez, Paco Alcácer, Alba y Messi celebran el primer gol del Barça.Foto: atlas | Vídeo: JOSE JORDAN
Ramon Besa

El liderato del Barça se explica por jugadores como Alcácer. No es Messi ni Neymar, tampoco Dembélé y, sin embargo, el delantero de Torrent funciona individual y colectivamente, una suerte para el equipo de Valverde, que tiene mano de santo como se comprobó de nuevo en Vila-real. Alcácer y Valverde no serán mediáticos y hasta puede que sumen poco para la marca Barça. A efectos competitivos, en cambio, son resultones y decisivos para entender la jerarquía azulgrana en la Liga. Apareció Alcácer en La Cerámica y al Barcelona se le quitó la cara de rey pasmado que llevaba desde Mestalla. No se puede vivir del empate cuando acechan como lobos el Madrid, el Atlético y el Valencia. El ariete activó a un equipo desapasionado y sacó la mejor versión de Messi ante un rival disminuido por la expulsión de Raba.

Muy lastimado por las lesiones de futbolistas capitales como Bruno, Fornals y Bacca y mal parado por los últimos cuatro resultados, el Villarreal jugó a la contra, se tapó en la medular con Semedo mientras el Barça se abría con Denis Suárez, el sustituto natural de Iniesta. A la espera de Dembélé, juega Valverde con cuatro centrocampistas después de prescindir de un extremo como Deulofeu y apostar por Paulinho, un volante central que va y viene, en defensa alineado con Busquets y en ataque cerca de Messi. No es un mal plan siempre que el equipo aproveche el caudal de juego que produce el 10.

A Messi tampoco le fue fácil profundizar porque se cerraba bien el Villarreal. Los rivales han aprendido a tapar los pasillos interiores azulgrana y los partidos discurren habitualmente por el mismo cauce: la madera acostumbra a repeler un remate barcelonista —ya van 20 tiros a los palos después de que Piqué cabeceara a la cruceta— y Ter Stegen interviene decisivamente ante el disparo más difícil, como el de Soriano a centro de Mario. No encontraba espacios el Barça y buscaba las transiciones rápidas el Villarreal con sus laterales en un partido equilibrado y de máxima tensión en La Cerámica. Apenas aparecía Denis Suárez y Luis Suárez reclamaba falta cada vez que tiraba un desmarque, muy bien reducido por el Villarreal. A los muchachos de Calleja se les veía más cómodos que a los de Valverde.

No acababa una jugada el Barcelona, reiterativo en las pérdidas, y cada salida del Villarreal enfocaba el marco de Ter Stegen. La suerte del encuentro parecía depender más de una acción dividida que de una jugada elaborada por más que los azulgrana cuenten con Messi. El Barça ya no desequilibra con el pase sino que toca de manera rutinaria, sin intención ni pasión, ni siquiera fluidez, excesivamente lento, más pendiente del error del contrario que de generar situaciones de superioridad que se le suponen por la nómina de futbolistas de que dispone Valverde aunque falte Iniesta.

La monotonía azulgrana contrastaba con la vitalidad del Villarreal. Al equipo de Calleja no paraban de pasarle cosas, buenas o malas, alguna indescifrable, como la lesión de Semedo. No llegaban los laterales, no penetraban los interiores no metía un pase Messi. La suerte para el Barça es que Valverde nunca se impacienta, y menos cuando pintan bastos, como en Vila-real. Ante la falta de finura y velocidad colectiva, el técnico recurrió a Alcácer y quitó a Denis Suárez. El delantero revolucionó la contienda: pudo marcar nada más salir, a Messi se le escapó por un dedo un tiro de gol, Raba fue expulsado por una fea y dura entrada a Busquets y chutó al palo Luis Suárez (y ya son 21).

Messi, como Gerd Muller

Los barcelonistas se estiraron más y mejor y se encomendaron a la sociedad Jordi Alba-Messi. El lateral aceleraba y centraba para que dispararan Alcácer, Suárez y el propio Messi. Y no pararon de asociarse los jugadores de Valverde hasta que Alcácer habilitó estupendamente a Luis Suárez, excelente en el desmarque y preciso en el remate: 0-1. A favor de marcador y con superioridad numérica durante media hora, Messi exhibió su mejor repertorio y coronó su actuación con el 0-2 después de un par de buenas paradas del imperial Ter Stegen. Aunque no necesita de los goles para ser noticia, el 10 vive más feliz si marca y celebra su victoria 300 con un tanto que le iguala como máximo goleador de las grandes ligas a Gerd Muller.

Messi necesitaba dar fe de vida después de la explosión de Cristiano y al Barça le convenía responder a la goleada del Madrid en vigilias del clásico del Bernabéu. Las estadísticas abrillantarán el palmarés del argentino y del equipo, que ya suma 22 partidos invictos, abrazado de nuevo a la victoria después de dos empates con el Celta y el Valencia. La grandeza va asociada al 10 y al 1. Ter Stegen estuvo fenomenal también en Vila-real. La solución al partido, sin embargo, la dio Alcácer, después que el equipo de Calleja se quedara con 10. Valverde movió el banquillo y le dio emoción a un partido hasta entonces bien defendido, también por Vermaelen, y mal atacado por el Barça. El liderato exigía un punto de atrevimiento y diversión como el que dio el bueno de Alcácer, dispuesto a comerse el mundo después de comerse el banquillo del Camp Nou.

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Sobre la firma

Ramon Besa
Redactor jefe de deportes en Barcelona. Licenciado en periodismo, doctor honoris causa por la Universitat de Vic y profesor de Blanquerna. Colaborador de la Cadena Ser y de Catalunya Ràdio. Anteriormente trabajó en El 9 Nou y el diari Avui. Medalla de bronce al mérito deportivo junto con José Sámano en 2013. Premio Vázquez Montalbán.

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