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Brasil teme a las distancias más que a sus adversarios

El sorteo obliga a la selección que dirige Tite a largos desplazamientos desde su concentración de Sochi, al sur de Rusia

El seleccionador brasileño Tite, en el centro de la imagen, sonríe después del sorteo mundialista.
El seleccionador brasileño Tite, en el centro de la imagen, sonríe después del sorteo mundialista.Alexander Zemlianichenko (AP)

En los dos últimos partidos que jugó en un Mundial la selección brasileña encajó diez goles y anotó uno. Alemania le hizo un histórico siete en las semifinales y Holanda le dio la puntilla en un partido por el tercer puesto que fue un desconsuelo para el combinado más laureado de la historia, el único que opta a alzar el próximo verano la sexta copa. En ese camino se encontrará por este orden con Suiza, Costa Rica y Serbia. Brasil no ha faltado a ningún Mundial y apenas en dos ocasiones se quedó apeada en la primera fase. Ocurrió en el estreno de 1930 con un formato en el que solo los campeones de cada grupo accedían directamente a semifinal y después en 1966 en campos ingleses cuando, con Pelé disminuido por el juego violento de los rivales, cayó ante Hungría, en el único partido que perdió Garrincha como internacional, y sucumbió ante la gran Portugal que lideraba Eusebio.

Al contrario que hace cuatro años en el Mundial que organizó y que acabó con amargor, Brasil llega a Rusia con un plan, con un líder indiscutido en el banquillo. Tite, un técnico de fecunda trayectoria en su país y sin apenas experiencia en el exterior, arribó con el equipo recién eliminado en la fase de grupos de la Copa América y fuera de los puestos de clasificación para el Mundial tras ganar apenas dos partidos de seis con Dunga a los mandos. En su primera convocatoria citó a siete futbolistas que se habían colgado la medalla de oro en los Juegos Olímpicos, con Neymar y Gabriel Jesus como referentes en ataque. No dudó en convocar y darl galones de titularidad a Paulinho y Renato Augusto, dos centrocampistas de largo aliento que jugaban entonces en el fútbol chino. Y tampoco le tembló el pulso para apartar de la titularidad a los dos tótems del centro de la zaga: Thiago Silva y David Luiz dejaron paso a Marquinhos y Miranda. Sobre esa base apenas ha efectuado retoques y llega a Rusia con un equipo armado en el no solo los dos expertos centrales sino que futbolistas como Fernandinho, Filipe Luis, Firmino, Willian o el meta Ederson aguardan turno en el banquillo. “Es un equipo muy táctico, pero al que también le gusta tener la pelota y que hace valer sus individualidades”, define Óscar Ramírez, el seleccionador de Costa Rica

Antes de aterrizar tierra rusa, los brasileños tienen prevista una primera concentración en las instalaciones federativas en Teresópolis y una inmersión europea de diez días en los campos de entrenamiento del Tottenham. Luego se instalarán en la sureña ciudad balneario de Sochi, donde se alojarán a orillas del mar Negro en un hotel con playa privada. Por una cuestión logística Tite prefería jugar en el grupo B o el G, cuyos cabezas de serie debutarán en Sochi. Portugal y Bélgica tomaron ese deseado lugar y Brasil tendrá que viajar para debutar el 17 de junio ante Suiza en Rostov. Cinco días después se cruzará con Costa Rica en San Petersburgo, a 2.000 kilómetros de Sochi, y el 27 se enfrentará a Serbia en el estadio del Spartak, en Moscú. En cuanto a los rivales la cronología del emparejamiento sonrió a los intereses brasileños justamente hasta que instalaron a los serbios en el grupo. Aún así Ronaldo Nazario, presente en el sorteo como integrante de la selección campeona en 2002, salió satisfecho: “Es un grupo accesible, los hay más complicados. No es tan importante estar alejados de las sedes de los partidos como prepararse bien. Todos los futbolistas están acostumbrados a los viajes largos”.

Tite parece resignado ante la perspectiva kilométrica que conoció en el Kremlin. “Se trata de algo que no podíamos controlar. Vimos otros lugares para la concentración más céntricos, pero la organización nos garantiza que los desplazamientos serán ágiles”. En lo futbolístico, el técnico brasileño admite que no tiene un conocimiento profundo de sus rivales y ni siquiera se anima a mirar a un posible cruce de octavos de final que le enfrentaría con un oponente que saldrá del grupo que conforman Alemania, México, Suecia y Corea del Sur. “Nuestra meta es mirar hacia nosotros mismos y aumentar todavía más nuestra confianza”, explica.

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