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Dinamarca completa el cupo de selecciones europeas en el Mundial tras castigar a Irlanda (1-5)

Los daneses remontan un tanto inicial en Dublín con una exhibición de Eriksen, que firmó un triplete

Christian Eriksen celebra su tercer gol en Dublín.
Christian Eriksen celebra su tercer gol en Dublín.Peter Morrison (AP)

Irlanda forra sus partidos con el envoltorio de la emoción. Todo lo que sucede en ellos, y más si son en campo propio, remite a una puesta en escena vibrante en la que en bastantes ocasiones ni se añora el talento o el virtuosismo. La banda sonora del graderío, los prolegómenos con el himno del país, la canción del soldado coreada bajo el manto de una baila de gaitas fomentaron la excitación propia de las grandes noches. Les faltó el fútbol, el que tuvo, tampoco en sobradas dosis, Dinamarca para llegar a su quinto Mundial. Tras faltar en Brasil y perderse también la última Eurocopa, los daneses regresan tras un contundente triunfo en Dublín (1-5) y completan el cupo de 14 selecciones europeas en la gran cita de Rusia.

No engaña Irlanda. Cualquier observador lo hubiera imaginado con tan solo visionar su alineación, conformada por representantes de Middlesbrough, Brighton, Newcastle, West Bromwich, Nottingham, Hull y Burnley. Fútbol proletario y experto para asaltar el cuarto Mundial en la historia de una nación en la que los balones no suelen ser redondos. No engañó cuando a los cinco minutos una falta sobre la línea divisoria de ambos campos la convirtió en un balón al área. Ejecutar esa suerte también requiere un talento, tocar la pelota para que no vaya excesivamente bombeada sino más bien plana para que cualquier toque, propio o ajeno, genere un incendio en la zaga rival. Eso fue exactamente lo que ocurrió. Jorgensen, un delantero, bajó a echar un cable en la faena defensiva, pero le faltó la contundencia de quienes trabajan en ese oficio, metió la puntera y en la segunda jugada el central Duffy se adelantó a todos, sobre todo a las dudas de Schmeichel y Kjaer, para cabecear a la red.

El gol abrió el escenario deseado por los irlandeses, que en el partido de ida en Copenhague se encontraron cómodos encerrados en su área. Obligó a Dinamarca, que palideció durante unos breves minutos, pero a la que no quedó más remedio que poner su maquinita en marcha sin ahorrar combustible. Fuera del Mundial, los daneses buscaron sus opciones y las encontraron en aquello que les diferenciaba de sus rivales, la habilidad, el talento, en definitiva. Pero el que sirve para convertir la destreza de manejar un esférico con los pies en un delicioso ejercicio. Dinamarca tiene dos piezas que le diferencian de Irlanda, dos futbolistas diferentes de la mayoría de los que se dieron cita en Dublín. Fueron decisivos en su triunfo. A Pione Sisto, un encarador, le bastó un balón al pie tras un saque de esquina en corto para tirar un caño al lateral y generar el empate. Había dicho su compañero Delaney tras el partido de ida en el Parken danés que jugar contra Irlanda era como tratar de abrir una lata de comida con las manos. Sisto las abre con los pies. Marcó en propia meta Cristie tras remate de Christensen. El resto fue cosa de Eriksen, un futbolista delicioso, con un punto intermitente, pero una clase descomunal. La muestra con el Tottenham y lo hace con Dinamarca, para la que ha marcado once goles en los doce partidos disputados en el proceso clasificatorio para un Mundial al que llega tras un hat-trick.

Eriksen golpeó cuando más le podía doler a Irlanda. Lo hizo al poco del gol de Sisto, a la media hora de partido, para culminar un contragolpe tras una torpe pérdida de balón del lateral Ward. Y repitió ya en la segunda parte por dos veces cuando Dinamarca trataba de gestionar el todo o nada de su oponente. Porque Martin O’Neill no dudó y retiró en el descanso a McClean y Arter, dos de los tres mediocentros con los que había tratado de blindarse. Llamó a Hoolahan y McGeady, sendos llegadores y avivó a su equipo, no del todo a una grada que no terminó de engancharse a su equipo. Irlanda siempre fue Irlanda, pero cuando encontró sus mejores días fue cuando sus señas de identidad las defendieron futbolistas que eran algo más que pateadores. El gran Liam Brady llegó tarde, pero Houghton, Sheedy o Aldridge pusieron el pellizco distintivo para presentarse al mundo en 1990 y llegar a cuartos de final en Italia. Cuatro años después, en Estados Unidos, ya habían llegado Roy Keane o McAteer. Y en 2002 seguían al frente de un equipo al que se habían agregado Damien Duff o Robbie Keane. “Ojalá tuviésemos ahora la mejor versión de Robbie”, había suspirado O’Neill antes del partido.

No le dio a los irlandeses para imponerse a Dinamarca, activada por el marcador inicial en contra, porque esta vez sí aparecieron sus mejores futbolistas. Tampoco es la mejor Dinamarca de la historia, pero llega al Mundial tras remontar dos veces. Lo hizo en su grupo, en el que había con dos derrotas en las tres primeras jornadas, tocó fondo con una derrota en casa ante Montenegro y reaccionó para cerrar con cinco victorias y dos empates. La repesca también le obligó a ir contracorriente en la repesca porque en el primer partido siempre sintió que el empate a cero le perjudicaba y en el segundo comenzó en desventaja. Pero se superó para castigar a Irlanda con un severo correctivo y poder mostrarse en Rusia.

Faltan por definir dos clasificados en las repescas intercontinentales

El Mundial de Rusia ya conoce a 30 de sus 32 participantes. Restan por definir las repescas intercontinentales que enfentan a Australia contra Honduras (10,00 hora española) y a Perú frente a Nueva Zelanda (3,15 h. de la madrugada del jueves). Las selecciones ya clasificadas son las siguientes:

Europa: Rusia, Bélgica, Inglaterra, Francia, Alemania, Islandia, Polonia, Portugal, Serbia, España, Suiza, Suecia, Croacia, Dinamarca

Asia: Irán, Japón, Corea del Sur, Arabia Saudí

Sudamérica: Brasil, Uruguay, Argentina, Colombia

Norte y Centroamérica: México, Costa Rica, Panamá

África: Nigeria, Egipto, Marruecos, Túnez, Senegal

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