Randy Mamola: “Lo mejor de Márquez es que lo da todo en cada sesión”

Dice que la moto es pasión. Y habla y vive en consonancia. Emotivo y bromista, se presenta nada más sentarse a la silla. Aunque no habría sido necesario. "Mi nombre es Randy Mamola, nací un 10 de noviembre de 1959. Este soy yo. Tengo 58 años. Me siento como un trozo de carne que lleva en la barbacoa durante mucho rato. Estoy bien hecho". Y se desata la carcajada general en el hospitality de invitados de Ducati, donde se le puede ver a menudo.

Pregunta. ¿Por qué escogió Sitges?

Respuesta. Fue culpa de Kenny Roberts. En su día había muchos pilotos: Wayne Rainey y Roberts fueron los primeros en comprar una casa en Sitges, en los noventa. Creo que justo después vino Kevin Schwantz. Todo empezó con el divertido Carlos Cardús. Vivía allí y nos dijo que Sitges era un sitio fantástico. Yo me quedé. Durante más de 15 años me he estado moviendo mucho, así que tampoco tenía una razón para quedarme en ningún sitio en concreto. Tengo la suerte de que mis padres todavía viven, tienen 91 y 88 años, y he intentado pasar todo el tiempo posible en los Estados Unidos. Pero, los niños nacieron, y el Mundial celebra 12 carreras por Europa, así que Sitges, Barcelona y toda esa zona me recuerda mucho a San Francisco, de donde vengo. Y me resultaba más cómodo para viajar. Además, este país es un sueño para los pilotos. Es como la mejor liga del mundo para nuestro deporte.

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La pasión de Ducati

P. Es uno de los nunca ha abandonado este mundo, ha hecho de comentarista, de coach, colabora con Ducati, y ahora hasta su hijo Dakota trabaja junto a Cal Crutchlow. ¿Qué le dan las motos?

R. Las motos te dan libertad. Mis padres me dieron la oportunidad de correr a los siete años y a los doce empecé a competir. Corrí en el Mundial hasta 1992, 13 años de mi vida. Y después de unos cuantos proyectos más, como probador, con Dorna, con Eurosport, me quedé porque nació la Ducati para dos pasajeros: piloté la primera en 1996 en el gran premio de Cataluña. Llevo 17 años conduciéndola. Y por eso nació Riders for Health (motos y otros vehículos para mejorar la salud de los africanos), que me ha hecho conocer gente fántastica en África y ver la vida de forma distina.

P. Fue uno de esos pilotos que peleó por el Mundial en la última carrera. Fue en 1980 y perdió por un fallo mecánico. ¿Cómo recuerda aquel fin de semana?

R. Los pilotos corremos por la diversión de este deporte, por la emoción de pilotar una moto al mayor nivel. El dinero o cualquier otra cosa no importan en ese momento. Lo que importa es el trofeo, las sensaciones… Aquel año el Mundial se decidía en Nurburgring. Una vuelta eran 8m,4s y yo me clasifiqué tres más rápido que el resto. Pero lo que hizo único aquel gran premio fue toda la semana anterior. Había más de 200 curvas en el circuito (22,8 kilómetros) y no es que tuvieras que recordar todas las curvas, tenías que memorizar las secciones. Tuve un problema mecánico y fui de copiloto con Kenny, que era mi rival, para aprendernos el circuito. Luego, ya en carrera, hubo un fallo en la Suzuki. Entró aceite en el motor. Para ser campeón, yo tenía que ganar y Kenny, terminar cuarto; cuando la moto falló yo lideraba y él iba quinto. Mi campeonato terminó ahí.

P. ¿Puede imaginar cómo debe sentirse Dovizioso este fin de semana?

R. Mira, cada año que yo competí fue maravilloso. 'Soy uno de los mejores pilotos del mundo', pensaba. Sí, no soy el mejor, pero soy uno de los mejores. Tengo seis medallas con mi nombre: cuatro de plata y dos de bronce, 57 podios, 13 victorias y he llevado a tres fábricas diferentes al podio. Si vuelvo a esas últimas carreras en las que te lo juegas todo, tengo claro algo: solo intentas hacerlo lo mejor posible. Y recuerdo que en 2006 todos sabían que Valentino iba a ganar el Mundial porque Dani se lo había arruinado a Nicky. Y al final no ocurrió así. Hayden ganó. De modo que la única respuesta que tengo para Dovizioso es: haz lo que haces cada día; da todo lo que tengas, porque a veces es así de fácil y otras es muy complicado.

“A veces busco el día que se rompió mi moto y recuerdo cómo me sentí”

P. Alguna vez ha pensado que le falta algo, como dice Pedrosa, que todavía ansía su título mundial?

R. Claro. Especialmente cuando me lo recordáis. Kenny me ganó en el 80, pero al año siguiente yo fui mejor que él; y me pasó con muchos más. De vez en cuando, voy a la web de MotoGP, miro mis resultados, mis tiempos, busco el día en que la moto se me rompió, recuerdo lo que paso, cómo me sentí y, aunque estaba hundido, me animaba pensar en la siguiente carrera. Vivía una vida en la que todo era súper positivo para mí. Pero entiendo lo que dice Dani. Y, Dovi, ¿se sentirá decepcionado si queda segundo? Sí. Pero esta temporada que ha hecho Ducati, con Dall'Igna haciendo de esta moto una máquina más fácil de llevar, para diferentes tipos de pilotos, será siempre súper especial. Me encantaría que Dovi ganara el Mundial, a pesar de que me encanta Marc.

P. ¿Le ha sorprendido más el rendimiento de Dovizioso o el cambio de Ducati?

R. La unidad que estamos viendo este año en el box de Ducati es fantástica. Hay armonía. Porque los pilotos se tienen un respeto mutuo. La llegada de Lorenzo ha ayudado a que suba el nivel. Además, el estilo de ambos no es idéntico, pero se acerca bastante y eso para trabajar en el desarrollo de la moto es muy bueno.

P. ¿Podríamos revivir un final de curso como el de 2006?

R. Me ha pasado por la cabeza muchas veces la última semana. Las últimas tres semanas la presión la tenía Dovi. Tenía que acortar distancias. Y lo hizo. En circunstancias únicas, con lluvia. Como vimos en Japón y Malasia. Además, para ganar esta carrera se tendrá que enfrentar a una docena de pilotos. Porque estoy seguro de que Zarco no se dejará ganar, por ejemplo. Los dos se pueden caer. Pero Dovi no pensó en ello cuando adelantó a Marc en la contrarrecta de Motegi. Solo intentaba ser preciso, hacer lo que mejor sabe. Tampoco pensaba en ello Marc: me lo imagino con la sonrisa del Joker de la película de Batman, intentando un adelantamiento imposible en Austria. Hemos vivido carreras fantásticas. Quién sabe qué pasará este domingo.

P. En un año en el que Márquez ha sumado tres ceros, ¿cómo explica que esté peleando por su sexto título?

R. Lo mejor de Marc es que lo da todo, cada día, en cada sesión, a pesar de las caídas. Los pilotos no podemos más que adorarle. Y todas esas caídas, ¿eso es suerte? No. Quizá haya tenido un poco de suerte de caerse tanto y no hacerse daño. Pero tiene un talento natural, como Valentino en su mejor momento. Su perdición es también esa. Quienquiera que gane el campeonato se lo merece, pero Marc es ese tipo de piloto capaz de subir al podio cada semana, de los que marca la diferencia a menudo, de los pocos que ha sido constante con esta Honda. Y eso es porque aprieta y aprieta, porque en cada entreno va al 100%.