Sarah Sjöström, más músculo, más fatiga, más gloria
La velocista sueca, que batió el récord de 100 libre el domingo (51,71 segundos), roza el récord y gana el oro en los 100 mariposa (55,53s)
Allí donde la cadena evolutiva separó a los mamíferos terrestres de los marinos debió haber un gen que se perpetúa en Sarah Sjöström. La sueca de 23 años ha alcanzado su plenitud física y estilística, y los visitantes de la piscina del Danubio agradecen que así sea. Su forma de abordar el agua no tiene nada que ver con el frenesí de Ledecky, ni con la fuerza de Peaty, ni con la delicadeza y la versatilidad de Hosszu. Ella no gestiona el líquido como si su técnica fuese la consecuencia del adiestramiento o la adaptación, sino como lo hacen esos cetáceos que dan vueltas distraídamente al tanque de un acuario antes de comerse un cubo de sardinas. Su coordinación le permite una elasticidad inusual. Tan extraña que el domingo batió el récord de 100 libre (51,71 segundos) y este lunes conquistó el oro de 100 mariposa bordeando su propia plusmarca mundial (55,53s frente a los 55,48s que logró en los Juegos de Río). Un prodigio natural.
“No sabía qué esperar de mí esta tarde”, dijo al salir del agua, empapada, sonriente y luminosa mientras se peinaba; “estaba muy cansada después de la jornada del domingo. No sabía cómo me sentiría pero antes de la carrera me excité mucho. Esos minutos antes de salir se me hicieron eternos. Luego me sorprendió estar tan cerca del récord del mundo. Cuando entré en el agua pensé que iba más lenta que en la semifinal. Pero en la mariposa, de lo que se trata es de ir relajada. A veces cuanto más relajados están los músculos más rápido te deslizas”.
Sjöström es peculiar tanto por su modo de manejarse en el agua como por el enfoque analítico que hace de su deporte. “No me esperaba ni acercarme al récord”, dijo. “Después de Río me he concentrado más en el estilo libre. He hecho más entrenamientos de fuerza. Esta noche me he sentido más cansada en los últimos metros que cuando gané la final de los Juegos. Creo que es por el desarrollo muscular. He ganado más volumen. Y cuantos más músculos tienes más te cansas al final de la carrera pero más fuerte empiezas al principio”.
Hasta el domingo, el récord de 100 libre, obra de la australiana Cate Campbell estuvo en 52,06s. Sjöström confesó ayer que lo pulverizó con premeditación en el relevo de 4x100 del domingo. “En el relevo esperaba nadar por debajo de los 52 segundos pero nunca se me pasó por la cabeza bajar tanto [51,71s]”, dijo, sin parar de sonreír. “Ser la primera nadadora del relevo me dio mucha energía. Es un poquito más fácil batir un récord del mundo cuando nadas un relevo que cuando nadas una prueba individual”.
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