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Todo abierto en el Open Británico

Sergio García se siente "más relajado" ante un grande en el que se multiplican los aspirantes

Sergio García, con un aficionado.
Sergio García, con un aficionado.Christian Petersen (Getty Images)

En ningún grande como el Open Británico los golfistas han de ser más hombres del tiempo. Las predicciones sobre la dirección y la fuerza del viento, la temperatura, la humedad y las probabilidades de precipitación ocupan sus pensamientos tanto como la amplitud de la calle, la distancia del hoyo y la caída del green.

Sergio García es un experto en mirar al cielo. A los 37 años, el castellonense toma este jueves la salida en Royal Birkdale en su 73º grande consecutivo, lo que supone una proeza de regularidad. También es un master en meteorología. “El viento que hemos tenido estos dos días no es normal. Va a cambiar al viento dominante”, expresa el español después de la ronda de prácticas, poco antes de recibir una tromba de agua y un concierto de truenos.

Si hay un torneo que García conoce mejor que nadie, ese es el grande británico. Desde que fue campeón del British amateur en 1998, y debutara ese mismo año precisamente en Royal Birkdale, no hay campeonato que haya ansiado más. El deseo por ser el heredero de Seve se ha acrecentado con los desamores. Entre su marciana colección de 23 top ten en los majors, 10 han tenido lugar en el Open, por cinco en el Abierto de Estados Unidos, cuatro en el Masters (una victoria) y cuatro en el Campeonato de la PGA. En las tres últimas ediciones del grande británico ha sido segundo, sexto y quinto. De modo que, después de ganar el Masters y quitarse la losa de no haber ganado un grande, no hay cosa que más desee El Niño que besar este domingo la Jarra de Clarete (antes de besar la próxima semana a Angela Atkins ya como marido y mujer).

“La presión sigue ahí”, dice Sergio García. “Puede que ahora esté un poco más relajado, porque si me encuentro en posición de ganar sé que ya he estado ahí, y que he ganado, y sé lo que tengo que hacer. En la semana del Masters tuve desde el principio buenas sensaciones. Aquí el martes me encontré regulín, y este miércoles algo mejor”.

Sergio García asoma como uno de los grandes aspirantes al Open. Las quinielas están muy abiertas. Ricky Fowler, Jordan Spieth, Rory McIlroy, Jon Rahm... Ningún favorito claro. Los ocho últimos grandes han tenido ocho ganadores diferentes. Los siete últimos fueron primerizos. “A ver si se rompen las dos rachas”, ríe García, esperando ser él quien lo haga. Los seis triunfos españoles esta temporada —García en Dubai y el Masters; Rahm en San Diego e Irlanda; Álvaro Quirós en Sicilia; Cabrera-Bello en Escocia— avalan el protagonismo de La Armada.

La oposición está dividida. McIlroy se frenó en los cuatro grandes con el doblete de 2014 (Open y PGA) y en el pasado US Open no pasó el corte, como tampoco el número uno del mundo, Dustin Johnson, que no compitió en el Masters por un accidente doméstico. Cambios y más cambios en un circuito sin rey (y en el que por primera vez Tiger Woods no está entre los 1.000 primeros).

El Open espera viento y agua. También pese a todo una riada de aficionados, hasta 225.000, lo que sería la cuarta marca histórica del torneo, no muy lejos de los 239.000 en Saint Andrews 2000, considerados la mejor asistencia. Este jueves a las 6.35 la primera bola echa a volar. Todo está en el aire.

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Sobre la firma

Juan Morenilla
Es redactor en la sección de Deportes. Estudió Comunicación Audiovisual. Trabajó en la delegación de EL PAÍS en Valencia entre 2000 y 2007. Desde entonces, en Madrid. Además de Deportes, también ha trabajado en la edición de América de EL PAÍS.

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