Los felices 31 de Rafa Nadal

Nunca se le dieron bien las matemáticas a Rafael Nadal: "Es la única asignatura que suspendí cuando tuve la última oportunidad de ir al colegio". No le gustan en exceso los números al de Manacor, al que a pesar de todo no le queda otro remedio que lidiar con ellos porque victoria a victoria va provocando sacudidas estadísticas y se le recuerdan, como la de ayer en París. El de Manacor se abrió paso hacia los octavos al desmenuzar a Nikoloz Basilashvili en 90 minutos y de golpe asomaron otras dos cifras mágicas.

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La primera dice que el 6-0, 6-1 y 6-0 logrado ante el kazajo no solo es el triunfo más abultado de su carrera en Roland Garros, sino también en un Grand Slam, porque el argentino Juan Mónaco le arañó un juego más, dos, en 2012. Y la segunda recoge un porcentaje descomunal y levanta una muralla prácticamente insalvable, porque con su última muesca ganadora dibuja un centenario casi redondo en los compromisos sobre tierra y a cinco sets: 98-2. Únicamente Robin Soderling, en 2009, y Novak Djokovic, en 2015, pudieron derribarle en un pulso de larga distancia sobre arcilla.

Él, sin embargo, intenta quitarle trascendencia a los números. “No me preocupan, aunque es cierto que los que tengo en arcilla son importantes”, expresó ante los periodistas Nadal, en realidad, con una indiferencia disimulada, porque a pesar de que lo gusten las matemáticas es consciente de que la numerología pesa y en el tenis todavía más. “Yo intento hacer mi camino. Sé que si hago las cosas bien, la historia dice que el rival tiene que jugar realmente bien durante mucho tiempo, eso es lo que sé”, afirmó el número cuatro, citado en los octavos con el castellonense Roberto Bautista (6-3, 6-4 y 6-3 a Jiri Vesely).

“Los datos de hoy me dicen que estoy en octavos de final básicamente. Eso es lo único importante ahora mismo. Estoy a un gran nivel y he jugado un partido muy completo, uno de los mejores que he jugado últimamente”, prolongó Nadal, quien hoy cumple 31 años y no hará ningún plan alejado de la rutina, más allá de comer con su familia y a la noche ponerse frente al televisor para ver al Real Madrid. “Solo necesito salud y sobre todo salud para la gente que quiero. Los celebraré como cualquier otro año aquí, en Roland Garros, con la menor distracción posible”, explicó el mallorquín.

El pasado, pasado es: "Estamos en 2017"

Va lanzado Nadal, al que el presidente de la Federación Francesa de Tenis (FFT), Bernard Giudicelli, le gustaría inmortalizar con una estatua en el complejo del Bois de Boulogne. Se atiene a que el español tiene una trayectoria espectacular, con 75 victorias y nueve Copas de los Mosqueteros, y quién sabe si a corto plazo no sea una más. Recuerda estos días el balear al de sus mejores momentos en París, al que logró una ristra de resultados impecable en 2008. “Entonces gané, pero ahora mismo estamos en octavos”, rebajó.

“Hoy [por ayer] he jugado muy bien, ha sido uno de los mejores partidos que he jugado en los últimos años en esta pista, sin ninguna duda. Estoy feliz por ello, porque las sensaciones están siendo buenas a diario y porque estoy en octavos, pero cada día es una historia diferente. El 2008 y todo lo demás es pasado… Lo que cuenta es el 2017 y hasta ahora he jugado bien. Estoy concentrado en seguir haciéndolo y si consigo mantener el nivel estaría muy bien”, se despidió.