El Real Madrid se apunta el primer asalto ante Unicaja gracias a la pasión de Llull
Los de Laso se adelantan en la serie de semifinales impulsados por los 28 puntos y la exhibición de carácter del menorquín (71-68)
El desenlace de la temporada para el Real Madrid de baloncesto dependerá, fundamentalmente, de lo que le duren las fuerzas a Sergio Llull. En su mejor año como profesional, el icono y líder del conjunto de Laso volvió a decantar otro partido a base de pasión y acierto. En el primer partido de las semifinales de la Liga Endesa sucumbió Unicaja a los 28 puntos (14 en los últimos nueve minutos) y las seis asistencias del base madridista, de nuevo iluminado en los instantes decisivos. El carácter del menorquín y de Andrés Nocioni fue el argumento principal de los blancos para poner el 1-0 ante un rival aplicado y correoso.
Comenzó eléctrica la semifinal con un primer cuarto intenso en el juego, errático en el tiro y fugaz en la sensación. Al ritmo que marcaba Jamar Smith, se presentó Unicaja con un prometedor parcial de 6-12 en cuatro minutos; pero marcó territorio el Madrid inmediatamente con las revoluciones de Llull, el carácter de Nocioni y los puntos de Ayón (20-16, m. 10). Se destemplaron los visitantes en el baile de rotaciones y aprovechó el equipo de Laso para afilar el colmillo. Casi siempre con El Chapu como ariete llegaron los mejores minutos madridistas aprovechando el dominio en el rebote (23-14 al descanso; 39-37 al final) y la iniciativa al contraataque (36-23, m. 16). Esa “identidad” que pedía recuperar Carroll a los suyos en los mensajes que se lanzaron en la víspera. Apenas Llull despejó las dudas. Tardó en encontrarle el pulso al partido Unicaja y solo cuando Alberto Díaz rompió a sudar lograron los de Plaza contener la embestida local y ajustar el marcador (38-34, m. 20).
La victoria en el primer asalto tenía un valor estratégico para el Madrid según evidencia su enciclopedia. En las 16 últimas eliminatorias de playoff los blancos vencieron en el estreno de la serie y se apuntaron el cruce. En el histórico de la era ACB, 27 triunfos y solo tres derrotas madridistas tras ganar el primer partido; y un balance de tres victorias y 14 derrotas en las 17 eliminatorias en las que cayeron en el primer episodio. Nunca faltó el Madrid en la final en los cinco años en el banquillo de Laso. No supera Unicaja una ronda de semifinales desde la temporada 2005-2006, aquella que desembocó en su primer y único título liguero tras ganar 3-0 al TAU en la final.
Era la reedición de un duelo clásico de la Liga con pocos precedentes en eliminatorias. Era un mano a mano entre dos biorritmos alterados por su aventura europea. Los blancos, hastiados por otro viaje en balde a la Final Four; los verdes, catapultados por su heroico triunfo en la Eurocup ante el Valencia. “No somos el típico estudiante que deja todo para última hora”, explicó Laso en la previa al tiempo que recopilaba achaques. “El triunfo en Europa nos ha hecho perder el miedo a cualquier rival a la hora de competir de tú a tú”, ambicionaba Plaza. Diferentes lenguajes corporales para afrontar la misión y distinto cuentakilómetros para los contendientes: 75 partidos en las piernas de los jugadores del Madrid por 58 en los de Unicaja.
Confiado en su resistencia y dispuesto a explorar los márgenes de la fatiga rival, Unicaja se lanzó a por la victoria a la vuelta de la caseta. Subidos a los hombros de Omic y agarrados a la agitación de Eyenga, Brooks y Lafayette, los verdes firmaron un parcial de 2-9 que retrató la irregularidad madridista (40-43, m. 24). Volvieron entonces Llull y Ayón para enderezar a los suyos. Lo consiguieron a medias porque a Unicaja le bastaba con la aplicación colectiva, los rebotes de Dani Díez y algún fogonazo de Nedovic para mantener el marcador en un pañuelo (54-54, m. 31). Sin embargo, ajeno a pizarras e inercias, Llull se volvió a citar con la épica y desató otra de sus tormentas con ocho puntos consecutivos en dos minutos que dejaron tiritando al equipo malagueño (62-54, m. 33). Un tapón monumental de Nocioni a Omic y otra canasta parabólica de Llull terminaron de desatar a los parroquianos del Palacio. El Madrid puso el 1-0 en la semifinal; el viernes, en el mismo escenario y a la misma hora, el segundo asalto.
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