Obradovic contra Spanoulis, pulso de ganadores
El técnico del Fenerbahçe y el capitán de Olympiacos rivalizan en la final de la Euroliga por un título que aumente sus leyendas
Zeljko Obradovic se pasea por el Sinam Erdem de Estambul con porte de catedrático resabiado, tan hastiado como orgulloso de explicar la lección por enésima vez. En su 16ª Final Four, el entrenador del Fenerbahçe, de 57 años, intentará lograr su novena Copa de Europa con el Olympiacos de Spanoulis como último obstáculo (20.00, Movistar+). “Jugamos en casa, estamos en el escenario ideal y en un buen momento como equipo, pero las finales son partidos especiales”, sentenció con enigmática solemnidad ante los periodistas, que intentaban que el druida revelara su fórmula del éxito. Pero Obradovic gestionó las claves con modestia. “Tenemos que estar muy concentrados durante los 40 minutos y ser tan intensos como en la semifinal ante el Real Madrid. No hemos ganado nada todavía y aún no hay nada que celebrar. Yo preparo el duelo con la misma concentración, pero al final son los jugadores los que toman las decisiones sobre la pista y resuelven los partidos”, contó.
En la Euroliga del todos contra todos, los dos primeros equipos de la temporada regular, Real Madrid y CSKA, descabalgaron en semifinales y el título se lo disputarán el tercer y el quinto clasificado de la tabla. Los precedentes anuncian más igualdad en la pista que en la grada. Olympiacos ganó en el Pireo (71-62), y el Fenerbahçe se desquitó en la vuelta (67-64). Las Final Four no se juegan, se descifran. Y nadie lo hace mejor que el Señor de la Euroliga.
Hace 25 años, también en Estambul, comenzó el mito del entrenador más ganador de Europa. Aquel año, en el Abdi Ipekçi, el Partizán de Fuenlabrada rindió al Joventut de Badalona con un tiro de gracia de Djordjevic y Obradovic levantó la primera de sus ocho Euroligas en el año de su debut como entrenador. Desde entonces, 31 títulos en 26 años de carrera. ¿Qué ha cambiado desde aquel primer título en 1992?, le preguntaron a Obradovic en vísperas de su 11ª final. “Si vemos fotos de entonces se ven claramente los cambios”, espetó con sorna. “Pero lo que no ha cambiado es mi ilusión y mi ambición. Tengo buenos recuerdos del pasado, pero solo me importa el duelo de mañana”, remató antes de repasar su ideario. “El baloncesto y la vida son la suma de detalles pequeños. Por eso es bueno ser perfeccionista y no estar nunca contento. Las cosas llegan por insistencia y por repetición. El triple de Djordjevic en 1992 entró porque lo había practicado millones de veces. Siempre he trabajado para llegar al límite con mis equipos. No garantizo los títulos, garantizo la pasión por este deporte. Eso es lo que hace que tus jugadores te crean”.
Tres MVP
Esa lealtad de Obradovic con su tropa se rompió con Spanoulis cuando el genio de Larissa se marchó del Panathinaikos a Olympiacos tras conquistar la Euroliga de 2009. Nunca le perdonó la traición. La distancia entre los dos protagonistas de la final de hoy se escenificó en una comparecencia en la que el técnico del Fenerbahçe no sólo no dedicó ningún elogio al emblema del equipo rival sino que ni siquiera mencionó su nombre y el capitán de Olympiacos no compareció.
Printezis ejerció de portavoz de los griegos mientras el tótem velaba armas en el hotel tras su exhibición ante el CSKA, con 10 puntos en los últimos minutos que resolvieron la semifinal. “No nos rendimos y eso nos llevó al triunfo. La experiencia nos ayudó. La confianza te permite tener las ideas en los finales ajustados y eso es algo que se construye con los años”, afirmó Spanoulis tras rendir al conjunto ruso. También a él le preguntaron por su mística de ganador. “No sé cómo lo hago, no me lo planteo, simplemente trato de ayudar al equipo, de dar lo mejor de mí. Gracias a Dios pudimos vencer. Ahora nada está escrito”, sentenció. “Spanoulis representa la diferencia entre un gran jugador y un líder. Lo difícil en la pista y fuera de ella es encontrar soluciones en los momentos críticos y él lo hace como nadie”, completó Printezis.
Tras ganar la triple corona en 1997, conquistando Liga, Copa y Euroliga (al Barça) con el impulso de David Rivers, Olympiacos pasó 13 años sin abrir sus vitrinas. Desde la llegada de Spanoulis en 2009, los rojiblancos suman tres Ligas, una Intercontinental, dos Copas y dos Euroligas. La de 2012, en Estambul, se la adjudicaron los del Pireo gracias al pulso de Printezis. En la edición de Londres 2013, Vasilis ejerció de gobernador plenipotenciario y logró su tercer MVP de la Final Four de la Euroliga, el que más junto a Toni Kukoc. Ahora busca cincelar su leyenda con otra corona continental. En juego, la Cuarta para Spanoulis o la Novena para Obradovic. El pulso entre dos ganadores indelebles.
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