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El Real Madrid, a un punto del trono tras derrotar al Celta

Los blancos, con Cristiano desatado, vencen en un partido caliente y se quedan a un empate en Málaga del título de Liga

José Sámano
Cristiano celebra su gol con Modric y Ramos.
Cristiano celebra su gol con Modric y Ramos.Octavio Passos (Getty)

Un solo punto en Málaga separa al Real Madrid de su cuarta Liga en los últimos 10 años. Un título a medio palmo tras resolver en Vigo un partido caliente domesticado por Cristiano, desenfrenado como cazagoles en el trecho clave del curso: 13 emboques desde que el 12 de abril se midiera al Bayern en Múnich. Tremendo.

Zidane, consciente de la trascendencia del choque, pasó de las rotaciones. Envidó con los que para él, ausentes Carvajal y Bale, son el espinazo del equipo. Tampoco se dejó nada el Celta, al que el curso se le ha hecho tan extenuante como le ha resultado frustrante, con esas dos semifinales coperas, la doméstica y la europea, perdidas. Enrollado en otras batallas, hace tiempo que no tiene dictado en la Liga, pero una victoria ante el Real Madrid tiene su gloria. Máxime en una jornada esencial para el desenlace del campeonato. Con dos contendientes nada tacañones, el duelo tuvo chispa.

No hubo minas, así que ambos cuadros tuvieron soltura para llegar a la periferia de cada área. La baja de Radoja, el centurión de los celtiñas en medio campo, dejó a los locales más desamparados. Wass, con auxilios del Tucu Hernández, no acabó por cuajar en el puesto. Lo notaron Kroos y Modric. Y Benzema, que se sumó al perímetro de Wass para enredar aún más al danés. Con superioridad en el eje, los primeros asaltos fueron para el Real Madrid. De ello sacó provecho Cristiano a los 10 minutos. Desatado como está en el tramo crucial de la temporada, el luso cazó la primera. Wass, que no es Radoja, no llegó a un cruce y Benzema, Isco y CR se plantaron al borde frente a solo tres alguaciles celestes. Cristiano, en el balcón del área, arreó un zapatazo con la zurda. La pelota, sacudida con dinamita, se coló entre las piernas de Cabral y encontró tieso a Sergio Álvarez, plantado como una estalactita. Cristiano no solo le ha cogido gusto al puesto de ariete natural con el mazo afilado. Ahora tiene querencia por armar la pierna izquierda. Así reventó al Sevilla el pasado domingo y así fundió al Celta con un segundo gol con la misma bota.

Con el tanto del luso, el Real Madrid cambió de sostén. Poco a poco los muchachos de Berizzo lograron acostarse sobre la frontera de Keylor. El Real perdió gobierno y su adversario, que juega sin grilletes, enfiló hacia la meta visitante. Le costó dar avisos en el sector del meta costarricense hasta que Iago Aspas, su chico bandera, orientó su fútbol hacia el centro. Una falta lanzada por Wass que apuró a Keylor a la media hora dio paso a los mejores momentos del Celta. Con Aspas al frente, el conjunto gallego encadenó sus mejores oportunidades. Entonces emergieron Ramos y Varane, firmes cuando llegaron los apretones. El Madrid catapultado por CR terminó el primer acto enganchado a sus centrales.

CR, máximo goleador de las cinco grandes Ligas

Cristiano Ronaldo se convirtió ayer en el máximo goleador de las cinco grandes Ligas europeas (España, Inglaterra, Alemania, Francia e Italia). Lleva 368 goles (284 en la Liga, 84 en la Premier) y ha superado a Jimmy Greaves, que marcó 366 entre 1957 y 1971, y a Gerd Müller, que anotó 365 entre 1965 y 1979. El cuarto en esa tabla de goleadores es Leo Messi, con 346 dianas.

El portugués se había perdido las últimas cuatro salidas en Liga: Leganés, Gijón, Coruña y Granada. Su último partido a domicilio fue en San Mamés a principios de marzo. En el plan de dosificación de CR, Zidane le ahorró minutos de fútbol y de viajes.

De vuelta del intermedio, las diferentes escalas de Guidetti y Cristiano marcaron el duelo de forma definitiva. Apenas iniciado el segundo tramo, el sueco, futbolista de mucha carrocería pero poco sutil, se demoró un mundo en perfilarse para un remate diáfano. En la continuación de la jugada, Isco arrancó desde su campo, se mantuvo en pie ante el cuerpo a cuerpo que procuró el Tucu Hernández y trazó un pase geométrico para Cristiano. Esta vez, el siete tiró de zurda para ejecutar un disparo más colocado que contundente, pero tan preciso como en la primera diana. Un gol que puso al Madrid por las nubes. Pero quedaban enredos arbitrales.

Sobre la hora, cuando el partido se daba por cerrado, Iago Aspas cayó en el área tras una entrada de Sergio Ramos. El juez interpretó que había fingido una muerte transitoria. Quizá no fuera penalti, pero para nada pareció un desvanecimiento intencionado. El juez creyó que le quisieron engañar y expulsó al celtiña. Aspas ya tenía una tarjeta por protestar en el primer tiempo una mano de Varane que el árbitro pasó por alto. Expulsado Aspas, Guidetti, tras un error de Isco, dio cuartelillo al Celta con un disparo que rebotó en Ramos. El duelo pudo acentuar la intriga si acto seguido el togado hubiera interpretado una caída de CR frente a Jony del mismo modo que la de Aspas. Penalti o no, tampoco hubo simulación de Cristiano, pero una tarjeta hubiera exiliado al luso del reto final de La Rosaleda. Con Balaídos en combustión, Marcelo asistió a Benzema para el tercer gol visitante, remachó Kroos el cuarto y el Real despejó el camino a Málaga, donde tiene el podio a un dedo frente a un Barça que recibe al Eibar y ya solo puede cruzar todos los dedos que pueda.

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Sobre la firma

José Sámano
Licenciado en Periodismo, se incorporó a EL PAÍS en 1990, diario en el que ha trabajado durante 25 años en la sección de Deportes, de la que fue Redactor Jefe entre 2006-2014 y 2018-2022. Ha cubierto seis Eurocopas, cuatro Mundiales y dos Juegos Olímpicos.

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