El Real Madrid se clasifica para la Final Four tras derrotar al Darussafaka
Los de Laso se imponen con solvencia en el cuarto partido de la eliminatoria y pelearan por el título continental por quinta vez en los últimos siete años
Cayó el Darussafaka, mucho menos fiero en casa de lo que pareció en territorio ajeno. El Real Madrid superó la eliminatoria de cuartos (3-1) y disputará su quinta Final Four en los últimos siete años, la cuarta en las seis temporadas de Pablo Laso al frente del equipo. En Estambul pelearán los blancos por la Décima. Entre la salida del histórico Lolo Sáinz del club blanco, en el curso 1988-89, y el fichaje del entrenador vitoriano pasaron 22 campañas en las que el palmarés madridista solo sumó 10 títulos y cuatro presencias en la final a cuatro (1992-93, 1994-95, 1995-96 y 2010-11). Las dos primeras abrazado al gigante Sabonis, la tercera a la estela del título del 95 en el Príncipe Felipe de Zaragoza y la cuarta tras la dimisión de Messina. Ahora es otra historia y la excelencia de este Madrid ha convertido la cita con la élite europea en una obligación anual dentro de una secuencia primorosa. Esta vez, escaparon a tiempo y con solvencia del laberinto de Blatt. Desde la llegada de Laso al banquillo, en el curso 2011-2012, el Real Madrid solo ha sufrido tres descarrilamientos relevantes. En su memorable recorrido competitivo de 13 títulos y 17 finales sobre 23 posibles en seis temporadas, los blancos solo cayeron en el top 16 europeo en 2012, en los cuartos de Copa en 2013, y en el playoff de cuartos de la Euroliga en 2016. En todas las demás ocasiones siempre pelearon los tres grandes títulos (Euroliga, Liga y Copa) hasta el final. No hubo sorpresa y el líder de la Euroliga rindió al octavo clasificado. La voracidad no cesa.
‘Playoffs’ de cuartos de la Euroliga
A. R. Madrid-Darussafaka (3-1)
1er. partido: 83-75
2º partido: 80-84
3er. partido: 81-88
4º partido: 78-89
B. Panathinaikos-Fenerbahçe (0-3)
Clasificado el Fenerbahçe
1er. partido: 58-71
2º partido: 75-80
3er. partido: 79-61
C. CSKA-Baskonia (3-0)
Clasificado el CSKA
1er. partido: 98-90
2º partido: 84-82
3er. partido: 88-90
D. Olympiacos-Efes (2-2)
1er. partido: 87-72
2º partido: 71-73
3er. partido: 64-60
4º partido: 62-74
5º partido: martes 2
Final Four de Estambul
(19 al 21 de mayo)
1ª semifinal.
Real Madrid- Fenerbahçe
2ª semifinal.
CSKA-Vencedor (D)
Rechistó menos que nunca el Darussafaka en el partido decisivo (78-89). Se impuso el conjunto de Laso en otra exhibición coral. El Madrid fue Llull y mucho más, el Darussafaka apenas Wanamaker. Los dos jugadores franquicia de cada equipo dieron el correspondiente paso al frente desde el salto inicial elevando las revoluciones del encuentro. En suerte, el viaje a la Final Four o el desempate. Se presentó de nuevo firme el Madrid con un 5-11 de parcial en apenas tres minutos, pero respondieron los de Blatt ajustando guarismos y sensaciones sin permitir el demarraje visitante (21-22, m. 9). A 10 puntos por barba, Llull y Wanamaker se retaron en un primer cuarto de valor psicológico que anunció otro partido de colmillo retorcido. La diferencia en esos minutos radicó en que, mientras el madridista recibió el vigoroso respaldo de Randolph, en el cuadro turco tardó en aparecer la intendencia. Solo el aterrizaje de Zizic permitió que el Darussafaka se hiciera momentáneamente con los mandos, pero fue un espejismo. Un parcial de 0-10 devolvió al Madrid al carril bueno.
El perímetro no marcaba distancias (apenas un par de triples por equipo al descanso) y había que bucear en la estadística para encontrar puntos de inflexión. El Darussafaka dominaba el rebote gracias a la aportación de Moerman, pero el Madrid circulaba mejor el balón, de nuevo con Doncic al frente, y lucía puntería por dentro (71% de acierto en tiros de dos en los dos primeros cuartos). Las 10 pérdidas de balón del cuadro turco en la primera mitad (cuatro de Wanamaker) completaban el lastre en la persecución local. A todo ello se sumó la vuelta de Llull para dar otra vuelta de tuerca al marcador (38-49, m. 22).
Thompkins tomó el relevo de Hunter en las episódicas aportaciones de recursos mientras que Wilbekin perdió pronto efervescencia, por lo que tuvo que regresar a la carga Wanamaker. Con su toque de corneta, el Darussafaka armó otro parcial providencial (11-3) cuando el Madrid volvía a tantear los márgenes de la escapada. Sin embargo, de la constante sístole y diástole, siempre salía por delante el Madrid; incapaz de sacudirse el aliento enemigo, pero suficientemente sólido como para gestionar su renta. Aplicados, pacientes y con espíritu coral, los de Laso fueron desmoralizando al enemigo en su quiero y no puedo.
Tan lejos y tan cerca, la sensación de dominio madridista casi siempre era mucho más grande en los intangibles que en el marcador. Pero una falta de Harangody sobre un intento de triple de Carroll y una técnica a Blatt por la protesta permitió a los blancos presentarse en la recta de meta con un imponente colchón de 14 puntos (58-72, m. 30). Como marca su correoso libro de estilo, lo intentó el Darussafaka con otra carga postrera que convirtió el 65-82 a falta de cinco minutos en un 76-82. Pero un dos más uno de Llull finiquitó la misión y selló el billete a la Final Four.
En la semifinal de Estambul del 19 de mayo chocarán de nuevo los dos monstruos de la competición. Zeljko Obradovic, arquitecto de la penúltima Copa de Europa del club blanco en 1995, que afronta su 16ª Final Four en 25 años de carrera y acumula ocho títulos; y el Real Madrid, el equipo más laureado de la competición con 9 coronas y ocho subcampeonatos en 60 años de historia continental. El duelo entre el Fenerbahçe y el Madrid reedita la semifinal de la edición de 2015, en la que vencieron los blancos en el Palacio rumbo a la Novena; y la eliminatoria de cuartos del curso pasado, en la que el cuadro turco arrolló a los de Laso (3-0) antes de estrellarse en la final con el CSKA. Los de Obradovic, que en las dos últimas temporadas eliminaron en el playoff al equipo que defendía el título de la Euroliga por 3-0, disputarán su tercera Final Four consecutiva tras derrotar, de nuevo por la vía rápida, al Panathinaikos. En ambiente hostil y ante un rival rocoso, los blancos defenderán su condición de mejor equipo europeo del lustro por regularidad competitiva.
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