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La Juventus niega al Barcelona

Los azulgrana, más combativos que lúcidos, se quedaron sin marcar un solo gol en una eliminatoria dominada por la consistencia y calidad del equipo de Allegri

Alves consuela a Neymar. Vídeo: rueda de prensa de Luis Enrique tras el partido.Vídeo: Shaun Botterill Getty Images / EFE
Ramon Besa

La Vecchia Signora no tiene cosquillas, seguramente ni siquiera estornuda, firme y segura como se la vio, a veces incluso elegante, en su despliegue en el Camp Nou. Tiene tanta autoestima que cuando Messi enfocó a Buffon, que fueron muy pocas veces, sus jugadores soplaron para que el balón no cogiera portería ante el asombro de la hinchada del Barça. A pesar de que se batieron como jabatos para ganar al menos el partido, los barcelonistas no contaron ni cinco, ni cuatro, ni tres ni dos ni siquiera un gol en su dolorosa despedida de la Champions. Los bianconeri negaron a los azulgrana en Barcelona después de afirmarse en Turín. Los italianos tienen un plan a largo plazo hasta Cardiff y los catalanes viven al día, desnaturalizados y hasta cierto punto vulgarizados, como si no tuvieran talento ni magia y Messi no fuera Messi. Así de desfigurados quedaron el 10 y el tridente ante la Juve.

Aunque Luis Enrique apeló a la locura colectiva, el Barça formó con una alineación muy racional, y si se quiere convencional, como si quisiera recuperar el tiempo perdido, escarmentado desde Turín. El 3-4-3 funcionó como solución de emergencia para partidos únicos como el del PSG. La terrible experiencia del Juventus Stadium aconsejaba cambiar de fórmula y recuperar el clásico 4-3-3. Había que volver a jugar con laterales profundos, prescindir de un central y vertebrar al equipo a partir de la columna ya conocida: Piqué-Busquets-Messi. Inestable y perdido en Italia, el Barça quería pintar un partido diferente en el Camp Nou. Y no pudo por la sobriedad y consistencia de la Juventus.

No es fácil recuperar la cordura desde la pizarra, tener un buen control del juego y de la emoción, cuando el equipo anda tan angustiado y la hinchada se muestra excitada en el Camp Nou. La confusión que vive el Barça contrastó con la clarividencia de la Juve, un equipo frío y científico, más fuerte física y tácticamente que el de Luis Enrique. Los bianconeri pueden jugar 10 partidos diferentes con los mismos 11 futbolistas capitaneados por Buffon. Allegri repitió el equipo de Turín y la Vecchia Signora jugó con la misma convicción en el Camp Nou. Apretaba bien, se estiraba mejor y tenía en el punto de mira a Ter Stegen. El dominio escénico italiano fue sobrecogedor para la entusiasta afición del Barcelona.

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La Juve solo se recogió después de protagonizar un despliegue rotundo e intimidador para el Barcelona. Los azulgrana se espantaron por un momento, sometidos y descolocados, sostenidos por sus dos centrales: Piqué y Umtiti. El balón no salió del campo barcelonista hasta pasado el cuarto de hora cuando en una jugada 100 veces repetida Alba no alcanzó el pase cruzado de Messi. Apareció entonces la fortaleza defensiva de la Juve, desquiciante para cualquier rival, también para el Barça, irritado igualmente con el permisivo arbitraje de Kuipers. Al Barça le pudo la sobreexcitación cuando la Juve enfrió el partido y redujo a Messi.

El 10 solo pudo armar un tiro franco antes del descanso, señal de las dificultades azulgrana para llegar hasta Buffon. Al Barcelona le sobraba intensidad y le faltaba lucidez, reducido el tridente a las internadas de Neymar, desafiante ante Alves y expuesto a la expulsión después de azotar a Pjanic. A pesar del ruido que había en el estadio y de un par de llegadas, pasaban muy pocas cosas en el área de Buffon. El fútbol azulgrana era demasiado espasmódico y precipitado, poco armónico y sin línea de pase ni profundidad, fácil de defender por la compacta y solidaria zaga de la Juventus.

Alcanzado el descanso, el encuentro exigía medidas drásticas desde el punto de vista azulgrana y Piqué optó por colocarse de 9 cuando se dolía del tobillo Neymar. No pareció la mejor decisión sino que expresó el desasosiego que vivía el Barcelona. Luis Enrique intervino poco después para reforzar el ataque con Alcácer a costa de Rakitic. Había que ayudar a Messi, cuyos disparos no cogían el arco, y poner la pelota en el punto de penalti en busca del rechazo imposible para Buffon.

Quedó parado un partido para los delanteros del Barça y los defensas de la Juve, una mala señal para los medios de Luis Enrique. Los azulgrana quedaron expulsados al banderín de córner y se rindió el Camp Nou. La afición empezó a aclamar a Messi y a aplaudir la bravura de sus muchachos mientras rompía a llorar Neymar.

No hay manera de que Messi marque un gol en los cuartos de final de la Champions y el Barça se quedó a cero en los dos partidos con la Juve. El 10 y el equipo no se acaban de encontrar ni siquera en el Camp Nou y Luis Enrique dejó de ganar su primer partido en la Champions desde que llegó al Camp Nou. Lucho se irá en junio y el club deberá recomponer el proyecto después de renovar y definir el rol que ocupará Messi. Ahora que ha quedado en fuera de juego en Europa, rebanado por la guadaña de la Juve, le queda por afrontar el clásico si quiere mantener sus opciones en la Liga a la espera de la Copa. No será fácil levantar el ánimo pese al aplauso del Camp Nou ni al consuelo de la Juve. Solo cuando acabó el partido se vio que la Vecchia Signora tiene sentimientos.

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Sobre la firma

Ramon Besa
Redactor jefe de deportes en Barcelona. Licenciado en periodismo, doctor honoris causa por la Universitat de Vic y profesor de Blanquerna. Colaborador de la Cadena Ser y de Catalunya Ràdio. Anteriormente trabajó en El 9 Nou y el diari Avui. Medalla de bronce al mérito deportivo junto con José Sámano en 2013. Premio Vázquez Montalbán.

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