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David Antón, ‘El Niño’ que sueña con destronar a Carlsen

El madrileño, de 21 años, apunta muy alto tras lograr un resultado asombroso en el torneo de Gibraltar

Leontxo García

Las matemáticas dicen que si los resultados de David Antón en todos los torneos fueran como el que ha firmado en el abierto Tradewise de Gibraltar, superaría al número uno del mundo, Magnus Carlsen. Tras su hazaña, el español, 64º del mundo a los 21 años, cree posible alcanzar al noruego, pero mantiene los pies en el suelo. Su sencillez de carácter justifica que aún le llamen El Niño.

David Antón, a punto de comenzar una partida durante el reciente torneo de Gibraltar
David Antón, a punto de comenzar una partida durante el reciente torneo de GibraltarSophie Triay

Minutos después de recibir el segundo premio de Gibraltar, el pasado día 2, Antón mantenía la perspectiva: “He tenido una actuación muy buena, que no esperaba. Pero también soy muy consciente de que no voy a jugar siempre así, con un rendimiento de 2.859 puntos Elo, porque entonces sería mejor que Carlsen. Ahora bien, sí creo que puedo jugar así más veces, y seguir progresando, hasta meterme entre los mejores del mundo”, dijo en una entrevista con EL PAÍS.

Sólo una semana después ya había subido el listón: “Carlsen seguirá dominando hasta que llegue yo; al menos, eso espero”, dijo en el programa El Rincón del Ajedrez, de Radio Victoria, donde también subrayó las tres claves principales para lograrlo: “Concentración, nervios fuertes y capacidad de trabajo”.

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El madrileño, nacido en Murcia (se mudó a la capital con un año), ha mostrado esas virtudes en cantidades convincentes durante los últimos años. Aunque su carrera de adolescente no fue tan explosiva como la del menorquín Paco Vallejo, hoy 39º del mundo a los 34 años. Vallejo fue subcampeón del mundo sub 10 a los nueve, ganó varias medallas de plata y bronce en Europeos y Mundiales de los años siguientes, y la de oro en el Mundial sub 18 de 2000. Sin embargo, su trayectoria posterior no fue proporcional, sino inferior a la de coetáneos muy brillantes, como el armenio Levón Aronián o el ruso Alexánder Grischuk. Aun así se ha mantenido casi siempre entre los 50 mejores.

Antón despuntó desde los seis años en el colegio San Viator, de Madrid; a los 13 se integró en el Club Virgen de Atocha, pero no explotó hasta 2014, cuando ganó la medalla de plata en el Europeo Absoluto de Yereván (Armenia) pocos meses después de lograr otra en el Mundial sub 18 de Al Ain (Emiratos Árabes Unidos). El periodo de asentamiento de esos éxitos duró hasta diciembre de 2016, cuando logró el 7º puesto en el durísimo Mundial de la modalidad de partidas rápidas (media hora por jugador) en Doha (Qatar), un mes antes de su hazaña en Gibraltar.

Fidelidad al entrenador

Los jugadores de élite consultados por este periódico destacan el gran talento de Antón y coinciden también en que debe trabajar para ser más consistente. Él se deshace en elogios hacia su entrenador, David Martínez, “uno de los mejores del mundo”, a quien sin duda se debe buena parte de los éxitos de Antón, y rechaza la conveniencia de trabajar además con otros que lo hayan hecho con las grandes estrellas, a pesar de que Martínez sólo tiene 35 años y ninguna experiencia en el más alto nivel de los Campeonatos del Mundo.

Por ejemplo, ni Antón ni Martínez han llamado nunca para hablar sobre ello a Elizbar Ubilava, entrenador, entre muchos otros, de los campeones del mundo Anatoli Kárpov y Viswanathan Anand; ahora trabaja con el indio Baskaran Ádhiban, quien acaba de asombrar con un tercer puesto en el importante torneo de Wijk aan Zee (Holanda). Desde su casa en Collado Mediano (Madrid), Ubilava lo ve así: “Antón demuestra una gran profundidad en la comprensión del juego posicional. Además, es un tipo excelente, y es normal que a su edad crea que le basta con seguir con su entrenador de toda la vida, que además ha hecho un gran trabajo con él. Pero, cuando quieres llegar arriba del todo, el entrenamiento no se limita a los conocimientos técnicos, hay que saber mucho más; por ejemplo, cómo trabajan los grandes campeones”.

Seguidor del Atlético de Madrid, de la NBA y de algunas series de televisión, Antón abandonó hace dos años la carrera universitaria de Matemáticas (en contra de la opinión de su familia) para dedicarse al ajedrez con tanta tenacidad como humildad. Él sostiene que las matemáticas y el ajedrez desarrollan mucho el pensamiento lógico, muy útil en la vida cotidiana. La lógica de sus resultados indica ahora que puede subir muy alto en la dura montaña del deporte mental, siempre que encuentre las vías adecuadas.

De siete a doce horas diarias

L.G.

Es raro el día en el que David Antón no dedica “siete u ocho horas” al entrenamiento, “que pueden convertirse en doce cuando voy a casa de mi entrenador, y se nos pasa el tiempo analizando una posición sin darnos cuenta”. Ya ha superado el periodo en el que casi todo ese tiempo se dedicaba a las aperturas (formas de comenzar las partidas): “Ahora me centro mucho en analizar a fondo las posiciones típicas de medio juego que provienen de esas aperturas; de nada te sirve lograr ventaja sino sabes cuál es el plan para aprovecharla”, explica.

Dado que siempre ha mostrado fortaleza psicológica, su asignatura pendiente no está ahí, sino en otro aspecto de la preparación: “Debo encontrar tiempo para un entrenamiento físico disciplinado; últimamente lo he descuidado un poco”.

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Sobre la firma

Leontxo García
Periodista especializado en ajedrez, en EL PAÍS desde 1985. Ha dado conferencias (y formado a más de 30.000 maestros en ajedrez educativo) en 30 países. Autor de 'Ajedrez y ciencia, pasiones mezcladas'. Consejero de la Federación Internacional de Ajedrez (FIDE) para ajedrez educativo. Medalla al Mérito Deportivo del Gobierno de España (2011).

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