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Un Celta coral y goleador busca la cuarta final de su historia

El equipo de Berizzo solo se ha quedado sin marcar en 4 de sus 16 desplazamientos. La ida en Balaídos se saldó con 0-0

Un grupo de jugadores del Celta celebran un gol ante el Leganés.
Un grupo de jugadores del Celta celebran un gol ante el Leganés.SERGIO BARRENECHEA (EFE)

“Todavía no hago llover”, bromea Toto Berizzo con el telón de fondo del temporal y la polémica sobre el aplazamiento del último partido contra el Real Madrid. Quizás al entrenador del Celta le hubiese gustado que los focos apuntasen a lo futbolístico, al examen que pasa hoy su equipo en Mendizorroza para tratar de acceder a la final de la Copa, que sería la cuarta en su trayectoria casi centenaria; quizás no le importe tanto, visto como ha sabido blindar y mejorar al colectivo pese a la colección de avatares que le han rodeado en los últimos tiempos. Ahora que el Celta apunta al gol y sabe que debe marcar en Vitoria para cumplir el objetivo de hacer bueno el empate a cero de la ida en Balaídos, cabe mirar hacia su voracidad ofensiva y el carácter coral del equipo. Este nuevo partido contra el Alavés será el número 34 del Celta en lo que va de temporada, 16 de ellos fueron lejos de Vigo y apenas en cuatro de ellos no consiguió marcar, curiosamente a Osasuna, Eibar, Athletic y Real Sociedad, los vecinos de su rival de esta noche. Y ya son 17 los jugadores que han visto puerta. Porteros aparte apenas Cabral, Planas, Señé y los recién llegados Jozabed y Hjulsager, que todavía no ha jugado, no han gritado gol. Iago Aspas lo hizo quince veces.

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Hace dos años y medio que Berizzo llegó al Celta. Desde entonces han dejado su plantel, por una cuestión u otra, piezas como Nolito, Santi Mina, Larrivey, Yoel, Charles, Krohn-Dehli, Augusto, Orellana o el retirado capitán Borja Oubiña. Aún así el Celta no deja de mirar cada vez más arriba. “El equipo está en un momento buenísimo”, apunta Valeri Karpin, que por lo menos hacía diez años que no se dejaba ver por los campos de entrenamiento del equipo. Esta semana estuvo por allí para grabar un documental con una televisión rusa. Él era uno de los emblemas del último Celta que llegó a una final en 2001 tras superar en la semifinal al Barcelona. Berizzo, entonces central del equipo que dirigía Víctor Fernández, marcó en ambos partidos. Sabe de lo que habla. “Queremos tener la mente fresca porque hay una carga emocional muy elevada en estos partidos. La pasión, la ilusión y los sueños son nuestro combustible, pero también hay que jugar muy bien al fútbol y manejar los detalles con un equipo fuerte en los rechaces y las segundas jugadas”, advierte el técnico.

“Será un partido muy parecido al de la semana pasada”, previene Marcelo Díaz. Esa es la sensación generalizada en la caseta celeste, donde más allá del alborozo que causó un sorteo en el que pasaron de largo Atlético y Barcelona ponderan la capacidad del Alavés para entrampar a cualquiera. “Ya en Liga fue el equipo que más me gustó”, refiere el centrocampista chileno. Berizzo percibe bastante igualdad. “Somos dos equipos incómodos, que presionan mucho. El que consiga darle un buen uso a la pelota y tenga paciencia para manejarla hará daño al rival”, estima. Su plan no cambiará. “No nos condiciona el resultado de la ida”, asegura el entrenador. Los precedentes le dan la razón. Por el camino ha perdido a valiosos futbolistas, pero el estilo no ha mudado por más que la plantilla se descapitalizase y hayan llegado sustitutos en forma de apuesta más que de realidad, tipos como Bongonda o Pione Sisto que requieren completar su formación y que ya empiezan a ofrecer rendimiento. Otros como Radoja, Pablo Hernández y Daniel Wass llegaron sin pedigrí y ya son esenciales dentro del grupo.

El Celta ha sabido reiventarse. Comenzó la temporada con tres derrotas, dos empates y un solo gol a favor que le dio un flaco empate en Lieja. Entonces salió Berizzo a la palestra para aclarar que el objetivo no podía ser otro que la permanencia. Pero el equipo encontró herramientas para crecer y sigue una idea que le convierte casi en indesmayable. “La exigencia física que requiere nuestro juego es elevada, pero estamos en un tono muy alto. Estamos preparados para jugar 90, 120 minutos y lo que venga”, avisa el entrenador argentino.

Empieza la reparación de Balaídos mientras se anuncia otra borrasca

Mientras se anuncia que una nueva borrasca de “dimensiones inusuales” atraviesa el Atlántico y se espera que afecte en sus últimos estertores a la costa gallega en las primeras horas de este jueves, los responsables del mantenimiento del estadio de Balaídos tratan de acelerar su puesta a punto. El Celta recibe el día 16 al Shakhtar Donetsk en partido de Europa League y el estado de opinión de ciudad y el celtismo ha dejado atrás la indignación por algunas sospechas y acusaciones que se levantaron desde el exterior en contra de equipo y ayuntamiento para centrarse en una reflexión interna. Berizzo quiso abanderarla horas antes del decisivo partido contra el Alavés. “Me centro en lo mío, pero también digo que necesitamos un estadio seguro y confortable para los espectadores, que son los que sostienen este bendito deporte que nos encanta a todos. El partido del último fin de semana se hubiese aplazado cualquiera que fuese el rival ”, deslizó.

Los primeros trabajos para reparar los destrozos que dejó el último temporal en Balaídos ya están en marcha con la limpieza y retirada de planchas inestables por parte de los bomberos y también ayer se firmó el contrato de reforma de la Grada de Río, la afectada el pasado fin de semana, una rúbrica que estaba pendiente de un recurso finalmente rechazado. La previsión del alcalde Abel Caballero es que la bancada, en la que ya antes del episodio del pasado fin de semana era habitual que los espectadores sufrieran las incomodidades de las goteras, disponga de una nueva cubierta y un acondicionamiento general antes del inicio de la próxima temporada aunque el plazo de ejecución previsto para la obra es de once meses. A continuación se trabajará sobre los dos fondos, que se derruirán para acercar sendos graderíos al terreno de juego. El montante de la reforma total del estadio se situará en torno a los 32 millones de euros, que serán sufragados prácticamente a medias con dinero público, entre el ayuntamiento y la Diputación de Pontevedra. El presidente del Celta, Carlos Mouriño, ha ofrecido pagar la obra a cambio de la propiedad del estadio, propuesta que ha encontrado una sonora negativa por parte de Caballero y ha enfríado las relación entre club y consistorio.

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