Bautista alza Chennai
El español bate a Medvedev (6-3 y 6-4, en 1h 13m) y gana el quinto título de su carrera
Siguiendo la dinámica del curso pasado, cuando estrenó el nuevo año con un título, en Auckland, el español Roberto Bautista Agut arrancó la temporada con un trofeo en Chennai. Allí, en India, apurando los días previos al primer grande de 2017, el Abierto de Australia (a partir del día 16), el castellonense batió en la final al ruso Daniil Medvedev (6-3 y 6-4, en 1h 13m) y elevó el primer premio para el tenis español esta campaña, en la que por su mente no pasa otra idea que la de dar un salto definitivo y asaltar el top-10 del circuito.
Ahora mismo, Bautista ocupa el 14º peldaño del ranking, pero tanto por sus condiciones (jugador multisuperficie) como por edad (28 años), se proyecta sobre él la idea de que a medio plazo se convierta en el primer espada del tenis nacional, dado que a la figuras se les agota progresivamente la mecha y por abajo no emergen jóvenes que garanticen la continuidad de forma inmediata. De momento, celebró el quinto título de su carrera -previamente alzó los de s-Hertogenbosch y Stuttgart, en 2014, y los de Auckland y Sofía, el año pasado- y vino a dejar muy claras sus intenciones.
Ante Medveded, 99 del listado mundial, hizo lo que se presuponía y cerró el círculo. Después de apear en las rondas previas a Rogerio Dutra da Silva, Mikhail Youzhny y Benoit Paire, escollos sin excesivo pedigrí, el español mantuvo la buena línea y no se dejó arrastrar por la ansiedad que produce siempre la cercanía de un título, el favoritismo en la final. Nada de nada. Bautista estuvo templado y firme, jugó sin nervios ni grietas, y venció con autoridad. Se adjudicó un cheque de 660.000 dólares (630.000 euros) y se quitó una vieja espina, pues en Chennai (de categoría 250) disputó (y perdió, contra Janko Tipsarevic) la primera final ATP de su carrera, en 2013.
En esta ocasión, en un buen punto de madurez, el castellonense no falló. Fue el mejor modo de coger filo y arrancar el nuevo curso, en el que pretende mejorar los registros del pasado. En 2016 ofreció actuaciones interesantes y alcanzó su primera final de un Masters 1.000 en Shanghái (cayó ante Novak Djokovic). Ahora, decidido, quiere cumplir la legítima aspiración de filtrarse entre los mejores tenistas del mundo. Cada vez más regular, Bautista Agut -le gusta que se le denomine con los dos apellidos para satisfacer la petición de su madre- está llamado a firmar un buen 2017. El tiempo, siempre juez, lo dirá.
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