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El Barça suelta lastre a costa de Xavi Pascual

Tomic y los triples hunden a un gris Panathinaikos, desfigurado por la exclusión de Singleton y la peor versión de Bourousis

Robert Álvarez
Rice hace jugada, ante Fotsis.
Rice hace jugada, ante Fotsis.ANDREU DALMAU (EFE)

El Palau estaba para homenajes, pero no para bromas. Y el Barcelona, cuando empezó a jugarse verdaderamente el partido, en el tercer cuarto, actuó con la tensión y el acierto necesarios para quitarse de enmedio a un gris Panathinaikos. El equipo de Bartzokas, el Barcelona, cortó así la racha de tres derrotas que empezaba a comprometer su camino en la Euroliga. La única alegría que se llevó Xavi Pascual fue el reconocimiento de la que fue su afición durante ocho años y los obsequios que le entregaron antes del partido, uno de manos de Navarro, su jugador insignia, ahora lesionado. Pero el entrenador catalán, ahora en el Panathinaikos, tratará de preservar el buen recuerdo de su recibimiento al mismo tiempo que borra el de la flojísima impresión que causó su equipo.

BARCELONA, 72; PANATHINAIKOS, 57

Barcelona Lassa: Rice (10), Oleson (6), Claver (7), Doellman (0), Tomic (16) —cinco inicial—; Holmes (0), Dorsey (4), Vezenkov (12), Koponen (5), Renfroe (6), Perperoglou (6).

Panathinaikos: Calathes (13), Feldeine (13), Nichols (6), Fotsis (0), Singleton (12) —cinco inicial—; Rivers (7), James (2), Pappas (4), Gabriel (0) y Bourousis (0).

Parciales: 19-19, 17-12, 21-9 y 15-17.

Árbitros: Lamonica (Ita.), Jovcic (Ser.) y Hordov (Cro). Eliminaron a Singleton (m. 23).

Palau Blaugrana, 6.296 espectadores. Se guardó un minuto de silencio por el exjugador Segundo Aspiazu, fallecido el miércoles a los 72 años. Se homenajeó al ex entrenador azulgrana Xavi Pascual.

Tomic y los triples fueron las principales armas del Barcelona. El pívot croata estuvo espléndido, con 16 puntos, seis rebotes y dos asistencias, aunque siempre transmite la sensación de que podría incidir todavía más en cada contienda. Los triples fueron otro factor clave. El Barcelona clavó 10, con un 43% de acierto; el Panathinaikos solo coló cuatro, con un 15% de acierto.

El partido salió de la ramplonería y cierto sopor en el tercer cuarto. Frente a la discontinuidad que acentúa en el Barcelona la falta de ritmo de Doellman, recuperándose aún de la inactividad que comportó su lesión, y de la desorientación de Jonathan Holmes, a ratos prometedor, a veces insípido, además de la falta de acoplamiento del también recién incorporado Renfroe, prevalecieron la mejoría de Rice y la determinación de Claver y Vezenkov.

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El Panathinaikos empezó a desmoronarse con la rápida eliminación de uno de sus mejores elementos. Chris Singleton cometió su cuarta falta, cogió un berrinche de mil demonios y los árbitros le castigaron con una técnica. Era justo el momento en que el Barcelona despegaba. La confirmación de que Fotsis y Bourousis, recién recuperado de un trastorno intestinal, no estaban en la onda, acabó de decidir. El Barcelona tomó carrerilla y, con un parcial de 14-1, cogió 17 puntos de diferencia (57-40). Ya no soltó a su presa, resignada e impotente. La visita de la peor versión del Panathinaikos de Pascual al Palau, supuso una bomba de oxígeno para el Barça de Bartzokas.

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Sobre la firma

Robert Álvarez
Licenciado en Periodismo por la Autónoma de Barcelona, se incorporó a EL PAÍS en 1988. Anteriormente trabajó en La Hoja del Lunes, El Noticiero Universal y el diari Avui.

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