El resurgimiento de Chivas de la mano de Almeyda

Matías Almeyda (Buenos Aires, 1973) tomó un equipo prácticamente en llamas. En 2015 las Chivas, uno de los clubes históricos de México, se enfrentaban al riesgo de caer en segunda división y el entrenador argentino fue el elegido. Su carta fuerte fue devolver a River Plate y a Banfield a primera división en 2012 y 2014, respectivamente. En Guadalajara requerían un revulsivo y Almeyda llegó como un desconocido. En menos de cinco meses logró que sus pupilos ganaran la Copa MX y esta vez la quiere levantar de nuevo.

El primer partido de Chivas dirigido por Almeyda terminó con una victoria 2-1 frente a Querétaro, el equipo con el que compite esta noche (20.00 horas, tiempo local) por la Copa MX. A diferencia de otras ligas como la española o la alemana, en la mexicana se disputan dos torneos de copa por temporada. Los campeones de ambos torneos se enfrentan para definir al súper campeón. Para llegar a la final, el rebaño tuvo que vencer en las semifinales a su principal antagonista, el Club América en la ronda de penales.

A Matías se le ve como un futbolista más en los entrenamientos del equipo rojiblanco. Es de esos entrenadores que no desperdicia el momento para chutar de fuera del área, cobrar un tiro libre o mandar un centro desde el punto de córner. Almeyda se retiró como futbolista el 22 de junio de 2011 con la camiseta de River Plate, justo en el momento en que el equipo platense peleaba por no descender. Cinco días después se convirtió en el entrenador de sus excompañeros. En un año los regresó a primera.

Matías Almeyda se convirtió en el vigésimo estratega contratado por Jorge Vergara. El empresario compró al equipo en 2002 y ha tenido más directores técnicos que títulos: una liga en 2006, la copa en 2015 y la súper copa en 2016. Vergara se ha caracterizado por la poca tolerancia con los entrenadores, pero con el argentino ha desarrollado su paciencia a pesar de que en este torneo sumó cuatro derrotas –dos por marcadores de cuatro goles− en siete partidos.

En la liga, el estratega de 42 años ha logrado que sus pupilos estén en el cuarto lugar con 26 puntos. Lo ha logrado al formar un equipo en el que sólo juegan futbolistas mexicanos con un promedio de edad de 25 años. Almeyda también ha logrado renovar a su plantel tras las partidas de Marco Fabián al Eintracht Frankfurt y de Omar Bravo, el máximo goleador de Chivas, a la segunda división de Estados Unidos. Isaac Brizuela y Ángel Zaldívar se han convertido en sus hombres seguros en el ataque, al sumar nueve goles cada uno. También al brindarle confianza a Michael Pérez, Carlos Cisneros y a Orbelín Pineda, a quien la prensa mexicana lo ha querido colocar en el Oporto y en el Manchester City de Pep Guardiola.

“Me he cansado de leer que jóvenes han sido quemados, acá se trata de que mantengan los pies sobre la tierra”, dijo Matías Almeyda en referencia a los futbolistas mexicanos que los hinchas ven, con cierta premura, como nuevos ídolos. Otro punto clave en la reconstrucción de las Chivas fue el fichaje de Alan Pulido en agosto pasado. Este chico de 25 años hizo las maletas en 2014 para aventurarse al fútbol griego con el Levadiakos y después con el Olympiakos, pero no logró hacerse un lugar. Jorge Vergara logró convencerle y ahora en nueve partidos ha marcado cinco veces.

El balance respalda a Almeyda: 31 victorias, 14 empates y 16 derrotas. Su principal estrategia es agobiar al rival con la posesión y con una lluvia de centros al área, aunque eso propicia que quede mal parado en los contragolpes. El año pasado logró que sus chicos levantaran la copa al doblegar 0-1 al Club León como visitante. En esta ocasión, frente a Querétaro, las Chivas lo quieren repetir, aunque su mira está puesta en la liga, ese título que se les ha negado desde hace 10 años.