Griezmann maquilla los errores de un Atlético incansable en ataque

Había dos datos importantes antes del partido entre el Atlético y el Rostov. Ambas estadísticas se rompieron en la primera noche fría de esta temporada en el Vicente Calderón. El primero era que Antoine Griezmann llevaba 30 días sin marcar un gol; el segundo, que los de Simeone no habían recibido ninguno en esta Champions y que, además, habían mantenido su portería a cero en 13 de los últimos 14 partidos en el estadio del Manzanares. Los rojiblancos han recibido cuatro goles en los últimos tres partidos, más de la mitad de lo que habían encajado en todo el curso.

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Los jugadores talentosos como Griezmann se sienten más cómodos con modelos de juego más ofensivos, con mucha gente desplegada en ataque. Así es como pueden jugar todas sus cartas y mostrar todos sus trucos. Y así es como el francés se ha consolidado como el alma futbolística del equipo del Cholo. El propio entrenador lo remarcó este martes en rueda de prensa: "Antoine en los partidos que no había marcado había sido de los jugadores más peligrosos que teníamos. Siempre con buenas elecciones en los metros finales. No estaba convirtiendo pero estaba teniendo un gran nivel". 

Griezmann está sintiendo el fútbol como nunca. Está viendo cosas que solo se perciben desde la grada, desde la TV o desde un control de Playstation. Lo evidenció con la magnífica asistencia de cabeza a Gameiro frente al Málaga y lo ha vuelto a hacer en la noche del martes cuando cacheteó el balón casi de espaldas a la portería, totalmente consciente de la posición del portero, y lo envió a la escuadra para poner el 1-0 del Atleti.

La defensa sufre, sin embargo, más de la cuenta cuando el bloque del equipo se adelanta y domina desde la posesión en campo contrario. Ya se vió en la derrota contra el Sevilla en el Sánchez Pizjuán, cuando Godín llegó tarde a cortar en terreno rival y N´Zonzi aprovechó el hueco. También se vislumbró ante el Rostov, esta vez, con un error de coordinación entre el central uruguayo y Filipe Luis, algo cansado, que dejó a Savic solo ante tres atacantes del conjunto ruso. De los siete goles que ha encajado en toda la temporada, el equipo colchonero recibió cuatro en los últimos tres partidos (derrota 1-0 ante el Sevilla, victoria 4-2 al Málaga y el 2-1 ante el Rostov). Desde el 4-1 al Milan en los octavos de la temporada 2013/2014, pasaron por el Calderón el Barcelona, la Juventus, el Real Madrid y el Bayern Múnich. El Benfica de Gaitán fue el único equipo que pudo marcar, y ahora, el Rostov.

En ataque, el Atlético incorpora cada vez más variantes. A esta altura de la Liga pasada (10 jornadas), había marcado 15 goles y recibido seis. Este año ha encajado la misma cantidad pero ha anotado 10 dianas más. El conjunto rojiblanco ha demostrado ante el Sporting y ante el Málaga, por ejemplo, que no olvida su espíritu contragolpeador y que puede adoptar distintos estilos a lo largo del partido. Es en esos momentos cuando la defensa queda mal parada. Con el equipo abierto en campo rival, el Atlético intenta recuperar rápido la pelota en lugar de replegarse pasando la línea del balón como solía hacerlo en las pasadas temporadas, pero a veces los defensas quedan lejos de la jugada y llegan tarde a cortar.

Pensando en los cruces de la Champions, el conjunto colchonero no debería tener problemas contra equipos que intentan poseer más el balón como el Arsenal, el Bayern Múnich, el Manchester City o el Barcelona, pero si cae en la trampa del repliegue del Dortmund o del Real Madrid y cede esos espacios en su propio retroceso será complicado. Tendrá entonces que esperar que su conductor Griezmann, o sus flechas, Gameiro y Carrasco, se decidan a hacer más goles que el rival. Eso es algo nuevo para Simeone.