Camaleón Umtiti
El central francés se ha adaptado con rapidez a las exigencias tácticas y técnicas de la defensa azulgrana
Durante la Eurocopa, momento en el que debutó con Francia, Samuel Umtiti (Camerún; 22 años) concedió una entrevista a L’Equipe. “Ficho por un club top. Para mí no hay otro más grande. Tendré que adaptarme muy rápido al estilo del Barça. Pero me siento capaz. No tengo miedo”, resolvió. Pasados los primeros meses, nadie duda de que así ha sido, hasta el punto de que pone en entredicho la titularidad de Mascherano, pareja de Piqué desde que las rodillas de Puyol dijeron basta.
“Su adaptación ha sido rápida, quizás demasiado, lo que ha provocado que tuviéramos algún miedo. Y es que cualquier error a nivel defensivo se nota y en la defensa del Barça hay un gran espacio a sus espaldas y el riesgo es grande”, explicó el sábado Robert Fernández, director deportivo azulgrana; “no es fácil empezar en el Barcelona, pero cuando conoces al individuo, ves que es sereno, que tiene muy claro qué debe hacer y que tiene una calidad que le ayuda a soportar la presión”. Lo mismo se creía en la ciudad deportiva del Olympique Lyon —club donde se formó y hasta compitió en la Ligue 1—, por más que hace unos años se siseara que Umtiti era un fenómeno que se perdía en según qué momentos del partido por falta de concentración. “El año pasado ya demostró que no era verdad”, cuenta el medio Sergi Darder, sorprendido por la virtud camaleónica de su excompañero: “Pensé que le podía costar adaptarse porque jugar de central en el Barça no es fácil. Pero aunque no sabía cuándo, tenía claro que iba a rendir”.
No sabía cuándo, pero tenía claro que Sam iba a rendir Sergi Darder, medio del OL
Umtiti empezó el año anterior como cuarto capitán del Lyon y a mitad de la temporada ya le habían ascendido como segundo. “Era el que mandaba”, revela Darder; “un gran competidor y líder que chillaba cuando tocaba, protestaba al árbitro y se preocupaba por todos”. Y sigue haciéndolo porque en el partido de previa de la Champions que les midió ante el Dinamo Zagreb, bajó al vestuario para animarles. También se preocupaba, en cualquier caso, por la estética del juego. “Intentábamos sacar la pelota jugada, pero en caso de apuros, lanzábamos arriba. En esos momentos, Sam —como se le conoce en el OL— era el único que lo intentaba hasta el final”, dice Darder. Más problemas podía tener en su tarea de defender. “Es rápido y tiene físico. Pero aquí hay muchos delanteros de 1,90 metros que pelean los balones por alto. Y eso es lo que más le costaba. Pero en España no se juega así, por lo que seguro que le ha ayudado”, señala Darder.
Umtiti dio ante el Granada 114 pases bien de 120 y robó 12 balones. Números que explican su incidencia en el juego. Ya advirtió en verano que se sentía muy capaz. Y, de momento, cumple.
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